Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 21 de julio de 2019

Madrid-Bayern


Había decidido no ver el Madrid-Bayern por mor del horario. Pues a las dos de la mañana, suelo yo estar 'En brazos de Morfeo'. Pero mi madridismo es tan acendrado que antes de irme a la piltra lo primero que hice es valerme del reloj despertador para no perderme el partido. Semejante decisión me está costando quedarme dormido a cada paso. Soy víctima de ese sueño ligero, al que era tan adicto Napoleón Bonaparte, llamado cabezada, y que me impide leer, ver la televisión o mantener una conversación como Dios manda. Amén de tener que soportar los consiguientes y molestos bostezos.

El partido fue tan mediocre como insulso. Y ganó el menos malo de dos equipos que andan buscando reverdecer sus lauros. En relación con el Madrid, tuve la sensación de que Zinedine Zidane ha decidido no cambiar casi nada para que todo siga igual. O sea, que está practicando lo que bien podría calificarse de lampedusismo al revés. Lo cual demuestra que el técnico francés sigue entregado a dos hombres de su entera confianza -Sergio Ramos y Marcelo- y alrededor de ambos monta el sistema de juego con el cual fracasó durante el tiempo que estuvo la temporada pasada en el banquillo.

Los hay que achacan la derrota a que los jugadores blancos llegaron a la primera cita con una gran carga de trabajo físico. Aunque no creo que los jugadores del Bayern de Múnich hayan estado tumbados a la bartola los días anteriores al encuentro. Excusas tan socorridas no deberían ser ya usadas para encubrir los problemas que el Madrid sigue arrastrando. Tal vez porque se han convertido en crónicos.  Verbigracia: Marcelo, luciendo forma corporal, como si fuera José María Aznar, sigue fallando como una escopeta de feria cuando le toca defender. En cuanto a Sergio Ramos, hermano del representante del brasileño, dio todo un curso de desorientación...  Y qué decirles de Isco Alarcón y Asensio.

Zidane, además, cometió dos errores de principiante. El primero fue cambiar a todos los futbolistas que jugaron en la primera parte. Formando en la segunda un once repleto de jugadores jóvenes con marchamo de suplentes o de ser cedidos. Cuando el partido exigía la continuación de los tenidos por titulares para tratar de empatar o ganar el partido. Y también para que los nuevos fueran participando a favor de corriente. Tampoco conviene echar en saco roto el segundo yerro. Su ataque furibundo a Bale no venía a cuento.

Si hubiera sido José Mourinho quien se hubiese pronunciado así, periodistas como Alfredo Relaño no habrían dudado en ponerlo como chupa de dómine. En cambio, al tratarse del lacónico entrenador francés, el exdirector de As no ha tenido el menor empacho en decirnos, en relación con tan desagradable pronunciamiento, que Zidane lo dice todo educadamente. El refitoleo de tan extraordinario periodista podría catalogarse como arquetipo de cinismo.

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