El malhumor de Mabel Deu

A la chita callando, es decir, con mucha cautela, Mabel Deu lleva ya muchos años mandando tela marinera en los gobiernos presididos por Juan Vivas. Pero ha llegado un momento en el cual desde la UGT no han dudado en calificarla, fechas atrás, como la "todopoderosa" vicepresidenta. Debido a que no cesa de nombrar cargos a dedo con una ligereza impropia en cualquier política con un mínimo de entendimiento. 

Con Mabel Deu coincidí yo en unas Fiestas Colombinas que estaban dedicadas a la Comunidad Autónoma de Ceuta, porque así lo quiso Pedro Rodríguez -alcalde del PP de Huelva-. El hecho se produjo en 2003. Y, aunque el tango dice que veinte años no es nada..., yo tengo la certeza de que ella está convencida de que dieciséis son muchos. Tiempo transcurrido desde que la señora Deu entusiasmó a los onubenses con su discurso de agradecimiento, desde el cangilón de una grúa suspendido en el aire de los terrenos del recinto ferial.

Aquella tarde de Julio, Juan Vivas delegó en ella como representante de nuestra ciudad, por obligaciones suyas ineludibles en Madrid, y acertó plenamente. Puesto que la consejera estuvo a la altura de las circunstancias de una muchedumbre que estuvo mirando hacia arriba durante todo el discurso. Y piropeando a la mujer caballa con la delicadeza que merecía un ambiente inmejorable. De aquella MD queda ya muy poco.  Pero muy poco...

La política activa es opio. Y a ella se hacen adictos tanto hombres como mujeres. Los políticos, cuanto más arriba, se consideran también inefables, llamados por la providencia a trabajar por sus conciudadanos, y a su disposición y asistencia. Aunque esos ciudadanos estén de ellos hasta las misma naríces. Mabel Deu ha pasado de ser una señora accesible a dar una imagen de malhumorada a tiempo completo. Algo imperdonable en quien sabe sobradamente que sus responsabilidades son mayores aún que la de los funcionarios.

A medida que Juan Vivas aireaba su creencia en las cualidades políticas de MD, halagándola sin reparos, ésta fue sacando a relucir su mal talante. Convencida de que su pigmalión la necesitaba arrebatada. Con genio y descaro suficientes para combatir a quienes le llevaran la contraria al presidente. Y, claro es, a partir de ahora será ella la que pague los vidrios rotos de todos los errores que vaya cometiendo un gobierno que está cogido con alfileres.

Frase

"Mala educación: en un político es el enamoramiento del poder por el poder"