Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 8 de octubre de 2019

Ha llegado el tiempo de los ofrecimientos


La campaña electoral está anunciada para el primer día de noviembre. Y durará ocho días. Pero todos los partidos, desde que el presidente en funciones comunicó que habría nuevas elecciones, la comenzaron inmediatamente. Por más que la mencionen como precampaña. Y a fe que cuesta lo indecible soportar sus peroratas.

Generan los políticos tal confusión con sus mítines que uno estaría dispuesto a ser hibernado hasta que concluyera el espectáculo de un deplorable hablar a gritos y donde los insultos prevalecen por encima de las ideas y las propuestas. Ha llegado el tiempo de los ofrecimientos. Y los profesionales de la mentira prometen el oro y el moro; aunque suelen hacer como los niños: añaden mentalmente, "si puedo". 

La mayoría, además, airean sus mentiras con expresiones donde las faltas de ortografías salen a borbotones de bocas contraidas por visajes de falsedades. Ni siquiera podemos disfrutar de oradores que al menos nos lleven al huerto deleitosamente. En política, lo verdaderamente importante cabe en la punta de una servilleta (Iñaki Anasagasti).

Tampoco estaba descaminado aquel otro personaje que proclamaba que los políticos aprenden pronto a impedir que las gentes se metan en lo que sí les importa, durante cuatro años. Y ahora, cuando les urge salir a la palestra para procurar por todos los medios seguir en el machito, tratan de contarnos el cuento del alfajor.

Quien escribe, que tiene el voto decidido desde hace ya mucho tiempo, mira con escepticismo todo cuanto viene ocurriendo. Aunque mentiría si no dijera que me resulta risible ver a los políticos aparentando ser moderados, abiertos, pragmáticos. Todos presumen de ser centristas. Excepto Unidas Podemos y VOX.

El pluripartidismo, como decía Emilio Romero, no es otra cosa que la gran corrupción de los políticos en orden a su presencia en el poder, respecto a sus dogmas y sus programas. La gobernabilidad es también más azarosa y sorprendente cuando se reúnen muchos diferentes para gobernar o para distribuirse la tarta. Ojala las urnas decidan un ganador absoluto. Por el bien de España.

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