Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 19 de agosto de 2020

Premio Limón

Paso la mañana leyendo Imágenes y Recuerdos de 1950-1960. Y en La Pantalla se Ilumina, título de las páginas dedicas a las características del cine en los años cincuenta, aparece Sara Montiel en todo su esplendor. La sensualidad de Sara en El último cuplé, recitando más que cantando "El fumando espero, al hombre que más quiero...", despertó pasiones entre hombres y mujeres. Y también los celos de Lilian de Celis y de todas las cupletistas de la época. 

En 1974 arribé yo a Mallorca y tuve la suerte de relacionarme con Pepe Tous: promotor teatral, coleccionista de arte, empresario taurino, editor de "Ultima Hora", diario vespertino, etcétera. Y, por si fuera poco, el señor Tous era una persona excelente. Amén de ser un tipo inteligente que conquistó a Sara Montiel escuchándola atentamente desde el momento en el cual se conocieron. Sara era, además, una señora con una sencillez que le salía de dentro a fuera.  

Sucedió que un día me llamó Martín Mora (que había sido portero del Mallorca en Primera División, muy apreciado en Palma y que estaba casado con Maruja García Nicolau, Miss España y Miss Europa 1962) para decirme que Sara Montiel había sido mencionada para ganar el Premio Naranja del año y yo para el Limón. Y me preguntó si tenía algún motivo para rechazar ese premio. Y respondí a media vuelta de manivela: "¿Acaso se puede rechazar compartir una gala como premiado con doña Sara Montiel?". 

En aquel momento, mi vida en Palma, a pesar de la ruina económica del mallorqueta, transcurría sometida solamente a los problemas futbolísticos. Y el galardón demostraba que el jurado que lo otorgaba deseaba premiar mis sacrificios en un club donde cobrar era misión casi imposible. Prueba de ello es que el Limón se concedía a quien no había facilitado la tarea de los periodistas. Y no era mi caso.

La entrega de los premios fue un éxito rotundo. Y Sara Montiel se deshizo en elogios hacia mí. Y qué decir de mi siempre recordado Pepe Tous. Lejos estaba yo de pensar aquella noche, en un escenario tan atractivo como abarrotado, que el enemigo estaba al acecho para poner a prueba mi condición de profesional incapaz de aceptar ningún tipo de soborno. De aquel tiempo me he acordado nada más ver -hoy- una fotografía de Sara Montiel interpretando "Fumando espero, al hombre que más quiero".

 


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