Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Como el agua clara

Leer para escribir es primordial. Yo suelo leer a esa hora vaga de mediodía. Hoy he mirado hacia los anaqueles donde reposan ANUARIO DE LOS PROTAGONISTAS y el azar ha querido que cogiese el correspondiente a 1992. En este anuario, como en todos, aparecen los nombres propios que más se significaron a lo largo del año: personajes del mundo de las artes y las letras, la religión, la política, el deporte, la empresa y otras actividades, que conforman un fresco sumamente representativo de nuestra historia más reciente.

He estado hojeando vida y milagros de varios personajes, sin saber que me iba a encontrar con la biografía de JOSÉ MONGE CAMARÓN DE LA ISLA. Cantaor flamenco, mito del cante hondo, cuyas esencias revolucionó con su voz y estilo inimitable. Aun perdura en mí el recuerdo de cuando lo escuché cantar, por casualidad, en un reservado de un bar de Chiclana, porque así lo quiso él, debido a su amistad con el propietario de aquel establecimiento. No pocas veces fui espectador de sus actuaciones. La última fue en Ceuta. 

"Ya vale no cantes más, que lo aprenden los payos", le gritaban los gitanos  que ocupaban las primera filas en sus recitales.  Los payos no aprendieron. Y los gitanos tampoco: su voz, su estilo, mezcla de genialidad y heterodoxia, y ese grito desgarrado eran inigualables". Se entregaba a todo con la misma fuerza y pasión: el hijo de fragüero y de gitana canastera, introvertido, tímido, jugó con su salud en un proceso ininterrumpido de adicciones. 

La leyenda del tiempo, Viviré, Calle Real, Como el agua, Yo vivo enamorado, son algunos títulos de su larga discografía en la que destacan, sobre todos, Flamenco vivo (1987), grabado en directo con la única compañía de su fiel Tomatito; Soy gitano (1989), un elepé que rompió todas las previsiones, pues en una semana vendió 50.000 copias, y el publicado antes de su muerte, Potro de rabia y miel, un elepé en el  que el Principe de los gitanos se reencontró, tras muchos años, con Paco de Lucía. Fue su obra póstuma.

En ocasiones, cuando la nostalgia trata de invadirme por motivos que no vienen al caso contar, no dudo en escuchar a Camarón de la Isla. Y me vengo arriba. Terapia que también me vale cuando decido dar oídos a los cantes por bulerías de José Jiménez Cortés, de sobrenombre Pansequito. Hoy, precisamente, he conectado con los dos. Y he decido contarlo. 
















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