Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 2 de octubre de 2020

Estrés positivo

Declaraciones de un escritor renombrado: "Escribir un artículo todos los días es una tarea que no envidio. Yo lo hice durante tres meses y me invadió el agotamiento. Así que renuncié al compromiso adquirido". Lo referido por el hombre de letras lo padecí yo cuando opinaba en periódicos. Había días en los que la ansiedad, el dolor de cabeza, las molestias estomacales e incluso el insomnio eran sensaciones negativas achacables a una labor en la que lo principal era elegir un tema; evitar las repeticiones y exponerlo con un estilo correcto y agradable. Procurando además esquivar la censura.

Tantos años manteniendo ese ritmo de trabajo en una ciudad pequeña, en la cual todo se hiperboliza, me aceleró hasta el punto de que el estrés no solo me cambió el carácter sino que estuvo a punto de mandarme a ese lugar del cual nunca se vuelve. Tras lo referido, alguien se preguntará cómo es posible que servidor haya vuelto a las andadas; es decir, a escribir sin solución de continuidad, si tan mal lo pasé en la época descrita. La respuesta es fácil.

Cuando la tensión síquica queda reducida al mínimo, el individuo pierde la alegría de vivir, se aburre y se deprime, volviéndose apático o irritable, porque aburrimiento y depresión son fuentes de tensión negativa. Es algo que yo he comprobado durante varios pasajes de mi existencia. Como también supe por profesionales de la medicina que una cierta entrada de adrenalina en la corriente sanguínea, provocada por situaciones de estrés (trabajo, deporte adecuado, etc.) es positiva porque sirve para incrementar las defensas fisiológicas contra las enfermedades. 

Dicho de otra forma, las ganas de luchar y la tensión para desarrollar un determinado trabajo contribuyen a una mejora en todos los sentidos. Ese estrés positivo ya reseñado, y que va bien, es conocido como eustrés, y se afirma de él que es muy necesario. En mi caso, el escribir cada día va acompañado de una caminata matutina al ritmo que me impongo por ser octogenario. Aunque yo nunca hago nada que no consulte antes con los médicos. 


 

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