Hace dos años, más o menos, Álvaro Cervera, entrenador del Cádiz, le respondió así a un periodista que le preguntó acerca de las ventajas de la posesión del balón: "No considero la posesión como sinónimo de ganar los partidos. Si hay que tener el balón se tiene, pero tenerlo por tenerlo no me vale de nada en el Cádiz". Y acabó con esta revolera: "Me gusta llegar a la portería contraria cuanto antes. No lo niego".
Llegando a la portería contraria -cuanto antes- el equipo gaditano fue ascendiendo de categoría hasta conseguir el ascenso a La Liga Santander. Con ese estilo de juego de toda la vida, implantado por el técnico guineano, su equipo ha derrotado al Madrid en el Estadio de Alfredo Di Stéfano (0-1) Tanto Obtenido por el Choco Lozano. Resultado engañoso... Dado que los visitantes pudieron marcar cuatro más en los primeros veinte minutos del encuentro. Pero Courtois y los remates fallidos los impidieron.
El fútbol que practica el equipo de la Tacita de Plata es archiconocido; más o menos es así: cuando les toca defender lo hacen todos y con repliegue intenso. Los marcajes son asfixiantes y la solidaridad existente entre sus componentes es absoluta. Apenas dejan resquicios por donde puedan penetrar sus adversarios. Procuran no meter la pata con salidas del balón en corto ni mucho menos tratan de jugar el "tuya, mía y de Manolo García" con su guardameta.
Usan los despejes orientados buscando a los dos delanteros más avanzados. Hoy fueron Negredo y el Choco Lozano los beneficiados. Ambos desquiciaron a los defensas del Madrid. Si acaso Varane se salvó del desaguisado de una defensa que hoy vestía de rosa. Ledesma, cuando su equipo está invadiendo el campo contrario, saca largo y con tino para que se produzcan las segundas jugadas. Y, de paso, para alejar a los delanteros contrarios de su área.
Con ese estilo de juego, de toda la vida, criticado acerbamente por los exquisitos de nuestro fútbol, el Cádiz, recién ascendido, ganó en Huesca y lo hizo en San Mamés, con nueve jugadores -por expulsiones-, frente a un Athlético que lo hacía con once. Zidane ha tenido tiempo más que suficiente para aprenderse de memoria lo que había que hacer para contrarrestar la propuesta del conjunto entrenado por Álvaro Pérez. De ahí que no entienda cómo es posible que su equipo haya hecho el más espantoso ridículo frente a un Cádiz que tiene como lema: "En el fútbol no valen las plamplinas de la Plaza Mina".
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