Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 16 de octubre de 2020

Pinceladas sobre la Segunda República

El 28 de enero de 1930, don Miguel Primo de Rivera se presentó ante Alfonso XIII para entregarle su dimisión. Días después emprendió viaje a París y el 16 de marzo su hijo Miguel lo encontró exánime en la cama de su hotel de PontRoyal.  Cuando llegó el médico el general había fallecido. Un denso capital de la Monarquía acababa de concluir. La caída de la Dictadura produjo júbilo popular. El general Berenguer fue el encargado de formar nuevo gobierno. Los catedráticos Unamuno, Ortega y Gasset y otros fueron reintegrados a sus puestos de trabajo en la Universidad, y se levantó la censura de Prensa.

Unamuno, al regreso del destierro, habló en Irún a la muchedumbre que le aclamaba: "Agitad el árbol porque la fruta está madura y a punto de caer". El 28 de septiembre se celebró en Madrid un gran mitin republicano. Hablaron Azaña, Lerroux, Alcalá Zamora, Marcelino Domingo, y otros destacados líderes antimonárquicos. Los periódicos y revistas de la época se hacían eco del sentir popular. La gran tradición española de dibujantes humorísticos, de caricaturistas, vivió uno de sus momentos más brillantes y fecundos. reflejando el pulso político del país, la inminente caída de la Monarquía. 

El Rey se dio cuenta de la soledad que lo rodeaba. Menudearon los contactos con los viejos colaboradores traicionados, las peticiones de consejos para "buscar una salida a la situación". Dada que la naturaleza transitoria del gobierno Berenguer era evidente, la inestabilidad era el factor común en todos los órdenes de la vida nacional. Pero antes de que cayera la Monarquía, la naciente República había de dar algunas pruebas más de su empuje. 

Los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, anticipándose al advenimiento de la República, acaudillaron la sublevación de Jaca, siendo juzgados y fusilados en medio del estupor y la indignación del país entero. La República, sin haber nacido oficialmente, ya tenía sus mártires. Fue declarado el estado de guerra y se restableció la censura previa en toda España. Pero no había tregua en la lucha contra la Monarquía.

Los resultados de las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 sorprendieron por su contundencia a los propios republicanos. Triunfaban en el conjunto del país las candidaturas monárquicas, pero vencían los republicanos en casi todas las capitales de provincia, cuyo voto se consideraba más auténtico. Nada más saberse el resultado ondearon banderas republicanas por todo el país y en algunas localidades (Barcelona, Eibar) se proclamó aquel día la República. En Palacio, el Rey, aparentemente tranquilo, desoía las propuestas de Cierva de intentar una defensa armada del régimen. 

Parece ser que la deserción de Sanjurjo, jefe de la Guardia Civil, fue factor determinante para que el Monarca no intentara una defensa armada de su corona. La noche siguiente marchó al exilio, que vivió en tono menor, siguiendo la tónica de declive de la idea monárquica. Carlos IV y María Luisa vivieron su exilio romano en el inmenso palacio de Borghese. Isabel II mantuvo todavía aires de corte en el palacio Castilla de París. Alfonso XIII se limitó a ocupar una suite en un hotel de Roma. Desde allí siguió los avatares de la política española, aunque pronto se convenció de que Franco nunca le devolvería el trono.

 

 



 


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