Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 17 de enero de 2021

Carne de cañón

Durante años, de mañana, nos cruzábamos por la Avenida de Martínez Catena. Nos conocíamos de vista y nos dábamos los buenos días al unísono. Evitando esa mala costumbre nuestra de esperar a ver quién saluda primero. Desde marzo del año pasado, le perdí la pista. Desconocía su nombre y no pude preguntar por él. Hoy me he llevado una grata sorpresa al verlo caminar por el mismo lugar. Nos hemos parado, y tras los saludos de rigor y las preguntas relacionadas con la pandemia, me ha dicho como despedida: "No olvide usted, amigo, que somos carne de cañón". 
 
Pocas expresiones pueden ser más crueles y desdeñosas que esta, pues ser carne de cañón implica una ausencia absoluta de valor personal, hasta el punto de ser expuesto a la muerte -o, por extensión, a cualquier otro peligro o situación grave- sin ninguna consideración ni miramiento. Su uso se documenta ya a mediados del siglo XIX y en la siguiente centuria, en la decimoquinta edición de su diccionario, de 1925, la recogió la Real Academia.
 
La metáfora es transparente, pues la carne es la correspondiente a los soldados condenados a morir en la batalla, a ser sacrificados en ella por consideraciones tácticas y servir, por tanto, de alimento a los cañones. La frase (en francés, chair á canon) se atribuye a Napoleón Bonaparte. Y de ello se hace eco Ramón de Campoamor en sus Doloras (1946): "Él (Napoleón), que carne de cañón / pudo a los hombres llamar, / ve a un insecto peligrar / con pena en el corazón". 
 
Con seguridad, la frase la emplea Chateaubriand, uno de los fundadores del Romanticismo literario galo, en De Bonaparte et des Bourbons (1814), precisamente un alegato antinapoleónico. Pero fuera uno u otro quien la acuñara, parece claro que el español la tomó del francés. La imagen, en todo caso, es universal, y ya Shakespeare, en la primera parte de Enrique IV (a. 1597), hace decir a Falstaff, refiriéndose a unos soldados, que son "food for Powder" (literalmente 'comida para pólvora'). Más o menos lo que nosotros estamos siendo para el coronavirus.

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