La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no meramente la ausencia de molestias o enfermedad. Así lo expresa la Organización Mundial de la Salud. Frase que viene en Un Siglo de Citas: título del libro que obra en mi poder desde 1996. Confieso que lo he ojeado muchas veces. Pero nunca antes le había prestado atención a lo dicho por la OMS. Lo cual considero que le viene como anillo al dedo a los tiempos que corren.
La enfermedad epidémica que el mundo está viviendo desde marzo del año pasado -la cual no sólo mata sino que arruina negocios y genera parados por doquier- está desquiciando a millones y millones de personas que se levantan con el corazón encogido por los problemas que les acucian. Es la crisis. La gran crisis que no cesa y de la que otra vez hay que ponerlo todo en tela de juicio. Si bien es cierto que los sanitarios han dado -y la siguen dando- la talla.
Tengo asumido por mi edad, y por haber vivido intensamente épocas difíciles, que esta tragedia aumentará la riqueza de los que ya son muy ricos y propiciará el nacimiento de otras fortunas. Sucedió durante la Segunda Guerra Mundial y asimismo en nuestra Guerra Civil. No hace nada vivimos el esperpéntico problema de las mascarillas. Lo que se nos decía un día no valía al siguiente. Y así estuvimos sometidos a unos criterios que nos causaban desconfianza y nos alteraban los nervios.
Semejante situación nos sacaba de quicio... Y había que morderse los labios para no discutir con familiares y allegados. A mí se me quitaron hasta las ganas de hablar por teléfono. Y qué decir de la televisión y sus noticias causantes de depresiones a granel. Pero la televisión, como decía un amigo de mucho fiar, es como el tabaco: se dice que es malo, pero no se puede pasar sin él.
Por la televisión me enteré, hace nada, de lo que decía una señora licenciada en no sé qué: "Las crisis forman parte de la vida, ya que éste es un proceso rico en situaciones y circunstancias cambiantes". Y dije para mí: esta señora lleva razón. Con las vacunas ha llegado la segunda parte del trincar de muchos especuladores. Y volvemos a la misma cantinela de cuando las mascarillas. Lo que hoy se anuncia mañana no tiene valor. Y lo único que le queda a uno es echar mano del estoicismo para no perder la salud mental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.