Gareth Bale y Sergio Ramos

No entraba en mis planes ver País de Gales-Turquía. En principio, como ya he dicho en repetidas ocasiones, porque ver dos partidos seguidos me cansa muchísimo. Así que tenía decidido ser solo espectador del enfrentamiento Italia-Suiza que se jugaba casi a continuación. Pero, llegado el momento, me sedujo la idea de comprobar si Gareth Bale volvía a dar la talla con su selección. Y así fue: el galés destacó sobremanera. Actuó en tándem con Ramsey -magnífico futbolista- y ambos doblegaron a los turcos. 

El galés dio dos pases de gol, no escatimó esfuerzos y hasta malogró un penalti que le hicieron cuando estaba a punto de batir a Ugûrcan Çakir. Y dije para mí: ¿por qué razón Bale no vale para el Madrid?... Aunque cierto es que participó decisivamente en varios de los títulos logrados por el equipo merengue. Los galeses tienen fama de ser muy orgullosos. Y no encajan bien las críticas acerbas. Y GB las recibió a granel. Mentiría si no dijera que se las ganó a pulso. Debido a que no supo contrarrestarlas con su rendimiento. El mismo que exhibe cuando lidera a la selección de su país. 

Recién terminado el partido me preguntó un amigo si Carlo Ancelotti sería capaz de recuperarlo para la causa blanca... Mi respuesta fue: ¡Ps..., qué sé yo! Me parece que esa tarea es muy difícil. Bale seguirá siendo un tipo introvertido y por tanto resultará muy complicado adentrarse en su cabeza. A lo mejor, por decir algo, surtiría efecto adornar el Nuevo Estadio Bernabéu con símbolos galeses. Empezando porque los videomarcadores no cesaran de exhibir ovejas pastando en los campos verdes de Gales. No olvidemos que hay nacionalistas que se estimulan con lo primero que vieron nada más abrir los ojos. 

Las despedidas siempre son tristes. Y la de Ramos se ha producido tras estar 16 años en el Madrid. Que son muchos años y además han estado colmados de éxitos. Pero en el fútbol, como en muchas otras facetas de la vida, la realidad se impone a los deseos. Los del 'Gran Capitán' eran renovar por dos temporadas y subida de sueldo. A lo que se opuso Florentino Pérez desde que comenzaron las negociaciones. Y motivos tenía el presidente para decir nones: Ramos había adquirido tanta preponderancia entre sus compañeros como para debilitar, cuando le convenía, el poder del presidente. Amén de que su rendimiento no cesaba de mermar. Y, por si fuera poco, el camero trató de echarle un pulso al club cuando su carrera está ya rodando por la ladera conducente a la sima.

Sergio Ramos es un defensa diestro que ha actuado muchos años en el lado izquierdo. En esa posición ha conseguido grandes logros. Pero tengo la certeza de que su carrera hubiera sido mejor actuando en su sitio natural. Donde le habría sido posible defender mejor y con menos aparatosidad. En los últimos años se le vio sufrir muchísimo cuando la velocidad de los delanteros y sus ataques por su flanco izquierdo dejaban ver todas sus carencias. Le costaba ya lo indecible anticiparse, acudir a los cruces y aguantar los envites en carreras largas. De ahí que se viera obligado a excederse en las entradas. Sus goles con la testa en momentos cruciales -y en partidos de suma importancia- fueron como la capa que todo lo tapa.