Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 21 de julio de 2021

Los juegos Olímpicos

Hace ya muchos años que se nos dijo que la vieja máxima que relacionaba el deporte con la salud ha resultado ser no del todo cierta. Sobre todo a partir de la aparición de dos fenómenos casi paralelos: la masificación de la práctica del deporte y la aparición de los atletas muy profesionalizados, en cuya perfección técnica hay algo decididamente robótico. Así que ha pasado de la persona "sensible a la persona máquina". 

En la Ilíada de Homero, Aquiles -el de los pies ligeros, es decir, el corredor por excelencia- muestra un punto flaco, precisamente el tendón que lleva su nombre, del cual todos los practicantes de carreras atléticas han padecido alguna vez. Como corredor, Aquiles no tiene el punto débil en sus tendones porque Tetis, su madre, lo sumergiera en el río sagrado agarrándolo por el talón, sino simplemente porque es corredor: el mito transforma la historia en naturaleza, y las lesiones de los atletas no pueden ser explicadas ateniéndose a causas naturales. 

Aquiles es un ser humano: padece, se irrita, desea; es un ser sensible, que usa su cuerpo para la carrera. Y es un ser humano sumamente precario, como todos y cada uno de los seres de esta extraña especie que poblamos la Tierra. Seres cuyas vidas penden de un hilo, que pueden ser víctimas de la enfermedad y del dolor, dependientes de los demás, vinculados con ellos a través de lo que socialmente somos. Aquí se situaría la práctica del deporte. 

Durante mucho tiempo hacer deporte fue -y sigue siendo- una actividad individual o social que conectaba a los seres humanos con el placer de la vida; en este sentido podríamos decir parafraseando a Sigmund Freud, el creador del psicoanálisis, que la práctica deportiva sería una actividad "erótica", porque nos conectaría con el eros, con el instinto de vida; pero, en las últimas décadas, una parte de la práctica deportiva se ha convertido ya, en una actividad netamente peligrosa, en la medida que somete a los seres humanos a unas exigencias físicas y psicológicas que los colocan en situaciones de extrema dificultad, les hace envejecer prematuramente y limita sus capacidades al tiempo que hipertrofia otras. 

El precio de los récords, ese horizonte al que cada vez se llega con más dificultad, se viene pagando cada vez más caro en salud y, por qué no decirlo con toda claridad, también en vidas humanas. Lo escrito es una reflexión hecha por profesionales durante la celebración de los juegos Olímpicos de Barcelona (1992). Lo cuales calificaron los juegos como espectáculo que no era el de unos seres humanos "sensibles" al estilo de Aquiles, sino que vimos auténticas "máquinas humanas", orientadas a ganar medallas o a conseguir récords. Cierto es que la evolución de la técnica deportiva no cesa. Pero...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.