Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 24 de octubre de 2021

Vinicius exhibe su juego en el Camp Nou

Creo que Mingueza, además de no conciliar el sueño esta noche, no olvidará nunca que el 24 de octubre del año 2021, en un partido frente al Madrid en el Camp Nou, Vinicius lo llevó por la calle de la amargura. Hacía mucho tiempo que yo no veía a un extremo eludir el marcaje de un defensor con tanta facilidad y sobre todo siendo un peligro constante para la portería defendida, en este caso, por Ter Stegen. Y todo ello ante la mirada de un entrenador que fue incapaz de cortar de raíz la vía de agua por la cual se estaba hundiendo su equipo. La inacción de Ronald Koemann, curtido en mil batallas futbolísticas, me pareció de mucho descrédito para el técnico holandés.

Vinicius Júnior, hasta hace nada, era considerado como un futbolista demasiado vivo e inquieto y que hacía las cosas atropellada y desordenadamente. Hasta el punto de que lo calificaban de torbellino. Hubo momentos en los que fue criticado acerbamente. Pareceres amargos que el joven brasileño soportó estoicamente. Que es la única manera de sobrevivir al miedo escénico del Bernabéu y a las exigencias de una afición acostumbrada a ganar, ganar y ganar. A la chita callando, sin decir ni pío, Vinicius se ha convertido en una pieza clave de su equipo. 

A mí me recuerda el internacional brasileño, a pesar de su juventud, a Gento; cambiando lo que haya que cambiar. Cuyos principios en el Madrid fueron tortuosos. Pero, dada su velocidad, tuvo el apoyo constante de Alfredo Di Stéfano. Y, claro es, gozó de todas las oportunidades habidas y por haber y acabó deslumbrando a tirios y troyanos. El extremo brasileño, afincado en Madrid desde que era juvenil, ha logrado desquiciar hoy al Barcelona. Su actuación ha roto a los azulgrana por el lado derecho de su defensa. Lo cual ha sembrado el desconcierto generalizado de todo el equipo. 

El Madrid, a pesar de que Rodrygo no acaba todavía de rendir como se espera de él, aprovechó el gran  momento de Vinicius, buen socio de Benzema, para imponerse a su rival. El gol de Alaba (31') fue justo premio a la superioridad mostrada hasta entonces. Verdad es que el Barcelona tuvo una ocasión en los pies de Dest y otra en la cabeza de Piqué. En la segunda parte, al Madrid le hizo daño la salida de Coutinho y sobre todo la posición de éste en el terreno de juego. El brasileño merodeó por la zona de Casemiro a sabiendas de que podía ganarle la partida. Y así fue; de hecho el Barcelona se apoderó del centro del campo y puso en apuros a Courtois.

El gol de Lucas Vázquez, cuando el partido estaba dando las boqueadas y el Madrid ya se empleaba nada más que al contrataque, aseguró la victoria de los blancos. El tanto de Agüero nunca se recordará. Pues llegó demasiado tarde.  





 


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