Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 30 de diciembre de 2021

Sabernos temporales es siempre vivir "poco"

Según cuenta Baltasar Gracián en El criticón, cierto rey se disponía a construir un gran palacio pero antes de comenzar quiso saber cuánto iba a vivir, para estar seguro de que la inversión merecía la pena. Sus astrólogos le dijeron que viviría mil años y entonces el rey renunció a su proyecto, diciendo que para tan corto plazo cualquier choza le podía bastar. 

Ser temporales (sabernos temporales) es siempre vivir "poco" -dice Fernando Savater En las preguntas de la vida-, pero también proporciona un sabor fuerte, intenso, a la brevedad vital que paladeamos. Y remata la faena de esta guisa: "La vida nunca puede dejarnos indiferentes porque siempre se está acabando: y el acecho de la muerte vuelve desgarradoramente interesante el más insípido de los momentos".

En cuanto "producto" material, llevamos la fecha de caducidad inscrita en nuestros genes. Así nos lo aseguran los expertos. Estamos "programados" para envejecer y morir. Sometidos a los achaques del cuerpo, constantemente sentimos también miedo. Sobre todo a medida que vamos cumpliendo años. Ese miedo es el eco de la conciencia temporal de nuestro destino de seres arrastrado hacia su fin, como explica muy bien Marcel Conche en su obra Tiempo y destino. El miedo siempre está ahí. Un dolor en un costado, por nimio que sea, nos preocupa hasta hacernos pensar en lo peor. 

Quien escribe le ha visto la cara a la muerte en varias ocasiones. Todas, bien por accidentes o por problemas de salud, me han servido para recordarme, por si lo había olvidado, que soy finito. Y qué decir de la enfermedad infecciosa que estamos soportando y que tantas desgracias está causando... Acudir a los hospitales -por necesidad- supone tentar a la suerte. Amén de ver escenas que nos dan escalofríos. A pesar de todo, vivir es un placer... Máxime cuando se tiene a quien querer sin límites. 

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