El 'mal bajío' del Estadio Nuevo Mirandilla

José María González, 'Kichi' de sobrenombre, me cayó la mar de bien durante la campaña que hizo como candidato a la alcaldía de Cádiz. A pesar de que los políticos populistas, debido a que hacen uso y abuso de la demagogia, no me inspiran confianza. Del señor González hablan bien los gaditanos de su cuerda, y también ha conseguido que sus adversarios no levanten mucho la voz en su contra. Incluso, según he venido leyendo y oyendo, ha salido indemne de la huelga del Metal. Lo cual evidencia que es un político que sabe lo que trae entre manos. 

El alcalde, tal vez confiado en su tirón popular, se dijo un día: "Voy a ser tan duro como decidido que voy a hacer que el Estadio Ramón de Carranza pase a denominarse Estadio Nuevo Mirandilla. Y puso tanto empeño en la defensa de su propuesta que ésta fue aceptada por una mayoría. Y muy celebrada por cuantos desean iniciar una actividad cualquiera ignorando los logros anteriores en la materia. Un adanismo manifiesto que va creciendo sin cesar. Y lo que te rondaré, morena. 

Del Ramón de Carranza guardo yo un recuerdo imborrable: participé en una carrera celebrada en su pista de atletismo, siendo juvenil, y aún conservo el Trofeo recibido como ganador. Corrían los años cincuenta. También jugué en ese recinto, y me senté en su banquillo teniendo al Cádiz como adversario de los equipos dirigidos por mí. Y, por si fuera poco, he disfrutado de lo lindo en los Trofeos de Carranza. Espectáculos que aún perduran en la memoria de cuantos tuvimos la suerte de verlos y disfrutar de su ambiente.

Pues bien, desde que el Estadio luce el rótulo de 'El Nuevo Mirandilla', el Cádiz lleva nueve partidos sin ganar. ¿Casualidad?... En el mundo del arte, en todas sus facetas, como también en los espectáculos deportivos, las supersticiones son frecuentes. Podría enumerar muchísimas... Un amigo, tras terminar ayer el Cádiz-Sevilla, alterado por la derrota de su equipo, me decía por teléfono: "El cambio de nombre ha metido el 'mal bajío' en el Estadio. Nuestro 'mal fario' es palpable". Y como mi amigo, créanme, hay muchos aficionados que opinan igual. O sea.