Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 13 de abril de 2022

El Madrid nunca se rinde

Sí, lleva usted razón al decirme que el título es un topicazo. Pero no me negará que semejante opinión es la que mejor casa con el equipo blanco. Porque su historia está repleta de gestas deportivas que se van contando de padres a hijos. Y ello hace posible que el número de madridistas aumente sin cesar. La victoria de ayer frente al Chelsea fue una prueba de que la fe mueve montañas. Y ella hizo posible, una vez más, que el Madrid eliminara a un equipo que lo superó de cabo a rabo en el primer tiempo y durante el primer tercio del segundo.

Conviene insistir que es en el centro del campo donde se ganan y se pierden los partidos. Y el equipo inglés se hizo dueño de esa zona desde que comenzó el balón a rodar. Kanté corría, robaba balones y además los entregaba con pulcritud. Kovacic daba un curso de cómo hay que actuar en esa zona vital del terreno de juego. Y, por si fuera poco, los delanteros Havertz y Verner se retrasaban para enlazar con ellos y asi amargarles la existencia a Nacho y Alaba. Ambos sumidos en la duda de si seguirlos en sus evoluciones o esperarlos atrás. Tampoco supo responder el Madrid a los movimientos de Rüdiger; siempre dispuesto a salir de su zona para apoyar a sus mediocentros. 

El Madrid naufragaba y a los jugadores ingleses se les negaba el gol. Pero llegaron en la segunda parte por medio de Rüdiger, Marcos Alonso y Werner. Cuando parecía que la eliminación del Madrid era más que posible, Ancelotti recurrió a los cambios. Y acertó plenamente al prescindir de Casemiro. Pues el brasileño fue una rémora para su equipo durante el tiempo que estuvo en el césped. Camavinga aportó facilidad de movimiento, robó balones, los pasó al compañero mejor situado y redujo la vitalidad de los centrocampistas rivales. Y así llegó el gol de Rodrygo tras rematar un pase perfecto de Modric. 

El premio a semejante recuperación fue jugar la prórroga. En la que el Madrid contaba ya con los vientos alisios a su favor. Ese aire en movimiento que casi siempre le permite recuperar el segundo aliento cuando los adversarios no comprenden qué han hecho mal para sentirse superados en un amén. Y, como ya es habitual en los momentos trascendentales, surgió Benzema para marcar el segundo tanto. Tanto de valor incalculable. Que vale para disputar unas semifinales de la UEFA Champions League... Y tal vez para ganarla. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta mis escritos ,pero desde el respeto.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.