Durante mi caminata de mañana, me he cruzado con varios madridistas que presumen de serlo desde que tuvieron uso de razón. Y todos me han dicho lo mismo: que apagaron el televisor nada más acabar la primera parte del Sevilla-Madrid. Que fueron incapaces de soportar el desastre de su equipo. Incluso me confesaron que estaban convencidos de que el equipo dirigido por Machín castigaría también severamente al de Lopetegui en la segunda parte. Y, claro, decidieron abstenerse de pasar por ese trance. Mi respuesta fue que 'la virtud se acendra con el sufrimiento'. Y ellos respondieron con el visaje correspondiente a mi cursilería. Eso sí, inmediatamente reconocieron haberme leído la víspera del encuentro que el equipo hispalense atacaría por la banda derecha para aprovecharse de las carencias defensivas de Marcelo y de su colega Ramos. Realidad que flotaba en el ambiente. Así que todavía me sigo preguntando si acaso Lopetegui sabe por dónde se anda.
Marcelo lleva ya muchos años jugando como a él le sale de sus cataplines. Hablando en plata: de sus huevos. Y esa manera de proceder ha sido festejada siempre por quienes nada más que miran en una dirección. Sin pensar que la misión de un defensa es defender y luego atacar. Y no por sistema. Por razones obvias. Y ese proceder del brasileño, anarquía pura y dura, ha merecido tantos elogios como para que tenga la cabeza llena de pájaros. De tal modo que se le ha olvidado el cumplimiento de sus deberes. Eso sí, de higos a brevas brilla en acciones ofensivas. No en vano está en el Madrid. Y sus valedores salen a la palestra cantando sus excelencias. Hay narradores y comentaristas a los que se les hace la boca agua en cuanto Marcelo participa en una acción atacante. Importándoles un bledo y parte del otro ver cómo regresa a su posición tras la pérdida del balón. Es más, intentan por todos los medios tapar sus continuas meteduras de pata. Su desastrosa actuación en el Sánchez Pizjuán merece, cuanto antes, que Lopetegui diga hasta aquí hemos llegado... De no hacerlo, tanto Marcelo como Ramos seguiran imponiendo su ley.
Sergio Ramos hizo un mal partido ayer. De hecho el Sevilla buscó su costado para que Navas, Sarabia y Ben Yedder causaran el mayor daño posible a la defensa merengue. Y lo consiguieron: pues los tres jugadores se dieron un baño de aciertos. El capitán del Madrid, debido a varios goles marcados en acontecimientos importantes y en momentos cruciales, vive convencido de que es el jefe supremo de la plantilla. Lo cual le permite mostrar su caciquismo sin ningún pudor. Ejemplos hay de toda clase y condición. Desde incorporarse más tarde que nadie a las concentraciones de pretemporada hasta decidir quién es el encargado de disparar a puerta en los balones parados. Ayer, verbigracia, le quitó el balón a Bale en una posición magnífica para la pierna izquierda del galés. Luego, cuando su equipo se quedó con diez jugadores, por lesión de Marcelo, allá que decidió irse al ataque buscando un gol innecesario y dejando a Courtois amparado por un único defensa. Y, por si fuera poco, todos vimos como Mariano le pedía permiso para golpear el balón en una falta lejos del área. Hay cosas que no se entienden...
El Barcelona perdió en el Estadio de Butarque. Ni que decir tiene que el Leganés se hizo acreedor a la victoria frente a un gran equipo que no supo rematar la faena en los momentos donde parecía tener el partido dominado, gracias a su juego y al gol marcado por Coutinho. El Leganés, en cambio, fue de menos a más y supo aprovechar sus contragolpes para marcar dos goles. Contragolpes que sirvieron para mostrarnos lo mal que defiende el equipo azulgrana. Y no es la primera vez que opino al respecto. Ayer, una vez más, pude comprobar cómo Sergio Busquets, cuando su equipo pierde el balón, siempre queda fuera de la zona donde por ser escudo de su defensa debería estar. Lo de Busquets es ya un defecto crónico. Aunque habiendo ganado fama de estrella relumbrante por aptitudes muy divulgadas, nadie osa recordarle su escaso poder como mediocentro defensivo, por no decir nulo. Deficiencia que se ha ido acrecentando con el paso de los años. La cual ha ido generando problemas a sus centrales. Ayer en Butarque pudimos ver cómo Busquets recriminaba a Umtiti por los goles del equipo pepinero. Mientras que la televisión nos mostraba que SB, protector de su defensa, se hallaba a muchísimos metros de sus compañeros. O sea, que sigue siendo alérgico a correr hacia atrás.
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