Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 14 de enero de 2019

Desde mi atalaya


La velocidad debe ser el arma principal del Madrid era el título de lo escrito por mí el jueves pasado. En el cual reconocía que Santiago Hernán Solari tenía por delante una tarea ardua, espinosa, complicada. Por mor de las lesiones de muchos jugadores. Cuyos nombres fui enumerando. Y no tuve el menor inconveniente en recordarle la necesidad que tenía de ganarle al Betis y luego al Sevilla en el Bernabéu. Por causas obvias y que fui especificando. Aunque tuviera que imponer un rigor defensivo de equipo menor, amparado en la velocidad del contragolpe. En lo tocante al aspecto defensivo, el Madrid cumplió perfectamente su cometido en la primera parte. Cierto es que le vino como anillo al dedo el gilifútbol exhibido por el equipo verdiblanco. En lo concerniente a buscar con celeridad el marco defendido por Pau López, Solari acertó plenamente al situar a Vinicius como media punta. Liberándole del encorsetamiento que suele causar actuar orillado a una banda. Y el brasileño respondió magníficamente, mientras estuvo jugando Benzema. Cuando dejó de hacerlo el Madrid pasó por momentos muy difíciles.

Reguilón. Debutó en el primer equipo con éxito. Mostrando cualidades necesarias para hacerle ver a Marcelo que su titularidad estaba en peligro. Pronto descubrimos su gran oficio, basado en la sobriedad. La cual le impide, entre otras cosas, atacar por sistema, dejando brechas por su banda y poniendo en apuros a compañeros que han de multiplicarse para corregir semejante anarquía. Tuvo la desgracia de lesionarse. Ayer, en el Villamarín, lo vimos jugando bajo el sistema de tres centrales. Y no estuvo tan acertado como el día que debutó. La explicación es bien sencilla: Reguilón se encuentra más a gusto integrado en una defensa de cuatro y viendo el fútbol desde más atrás. Aun así, en vista de que no cometió desatinos impropios de un lateral, ayudó a que Sergio Ramos mejorara actuaciones pasadas. Con Reguilón tiene el Madrid un lateral solvente. Y además zurdo. Lo cual no es moco de pavo. Puesto que escasean en el mercado futbolístico. Lo que no debe ser es que se fijen nada más que en sus carencias para empequeñecerlo ante Marcelo. Quien, por supuesto, habrá tomado nota de la advertencia de Solari.

Marco Asensio. Año 2017. Mes de mayo. El futbolista balear estaba jugando de manera tan brillante como para ser uno de los más admirados por parte de los aficionados madridistas. Daba gusto verle actuar en cualquier demarcación y sobre todo culminar las jugadas. Era, sin duda alguna, un peligro constante para sus rivales. Y a mí, que no soy muy dado a elogiar porque sí, se me ocurrió decir de él que era un clásico. Y lo expliqué de tal guisa: el adjetivo se lo ha ganado a pulso el jugador nacido en Mallorca. Y lo llamo clásico porque  no creo que su labor de hoy pueda ser mejorada. Por estar convencido de que no se puede jugar mejor ni con más eficiencia. Anduvo Marco Asensio por el césped con esa sencillez de quienes aunan el sosiego con el conocimiento del juego y la suficiente condición física para mostrar unas cualidades con la claridad de los elegidos. Es decir, que actúa con una naturalidad pasmosa. Y asombra, claro que sí; puesto que se hace tirabuzones con las dificultades. Pues bien, Marco Asensio, hace ya la tira de tiempo, principió a dar muestras de una abulia incomprensible. Y si no enmienda yerros, cuando se recupere de la lesión que padece, nos habrá defraudado a cuantos creemos en él. La recuperación del jugador mallorquín es un reto que debe afrontar Solari.








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