Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

sábado, 31 de octubre de 2015

Chelsea, Valdano y Madrid

Chelsea-Liverpool. Partido de enorme interés entre dos equipos venidos a menos, sobre todo el Chelsea. Cuyo hundimiento en todos los aspectos le hace a uno creer no sólo en la ley de Murphy sino también en que debe haber un gafe incrustado en el equipo londinense. Ganaba el Chelsea y al árbitro le dio por alargar el tiempo perdido. Y durante los veintitantos segundos de más de recuperación, sin venir a cuento, el Liverpool consiguió empatar por medio de un extraordinario Coutinho. Pero los aficionados locales no dudaron en corear el nombre de Mourinho.

En la segunda parte, cuando aún no se había hecho el Liverpool con el dominio del partido, Lucas Leiva hizo una falta merecedora de tarjeta amarilla y el árbitro montó una escena ridícula para no cumplir con su deber: enseñarle a LL la segunda tarjeta y seguidamente la roja. A partir de ahí todo comenzó a ir de mal en peor para un Chelsea que ahora mismo está desnortado en todos los sentidos.

Tan desnortado como lo está Jorge Valdano. Sus declaraciones en la radio contra Mourinho son muestras palpables de cómo el argentino es el abanderado de los enemigos acérrimos que el portugués dejó en España. Valdano ha esperado su momento para darle rienda suelta a su bilis. Verdad es que lo corriente en el hombre es lo que tiene de común con otras alimañas.

A continuación jugaban Madrid-Las Palmas. Partido que tenía todas las trazas de ser poco exigente para un Madrid cuyo entrenador se puede permitir el lujo de elegir entre muchos y buenos futbolistas. De entre ellos, sin duda alguna, volvió a encandilarme Jesé. Jugador veloz, con un tren inferior potente, de regate -en carrera- mortífero  y capaz de golpear el balón con las dos piernas. Ojalá que el jugador canario no haga caso de cantos de sirena y dedique todo su tiempo a mejorar todo lo mejorable.

Marcelo, a quien a veces le he criticado su anarquía y sus subidas al ataque por sistema, está en un momento estupendo. Cierto es que el lateral se está beneficiando de la ayuda que le presta Casemiro a todos los compañeros. Casemiro, justo es redoblar el tambor, se ha convertido en una pieza de suma importancia en el equipo. Casilla jugó su primer partido oficial y evidenció lo buen portero que es. Nada pudo hacer en el gol que le marcaron. Otro que volvió a poner de manifiesto su valor fue Lucas Vázquez.  La pena es que Cheryshev no sea otro de los elegidos ahora que hay posibilidades de dar oportunidades a los recién llegados.

De la Unión Deportiva Las Palmas cabe decir que bastante hizo con no recibir media docena de goles. El equipo canario está prendido con alfileres y quiere más de lo que puede. Y lo que puede es poco. El equipo amarillo va a tener muy complicado permanecer en la categoría. El Madrid, en cambio, que aspira a ganar todo lo habido y por haber, tendrá muy pronto partidos en los que las exigencias serán máximas. No en vano habrá de enfrentarse al París Sant-Geirman, Sevilla y Barcelona. Prueba de fuego.

viernes, 30 de octubre de 2015

España

Se nos ha dicho hasta la saciedad que fueron los buhoneros fenicios y griegos, llegados al reclamo de nuestras grandes riquezas minerales, quienes consideraron la Península Ibérica como una unidad, a la que llamaron España. Y lo hicieron por encima de la rica variedad de sus paisajes y sus hombres, quienes por cierto despreciaban la vida y amaban la guerra más que  los generales destinados en África.

Los buhoneros fenicios y griegos, aunque vinieron a llevarse las riquezas mineras, tuvieron el buen gusto de bautizar la tierra con el nombre de España; o sea, "país de conejos". Que es la acepción de la raíz span. Pues se dieron cuenta de que sus moradores, pese a la diversidad de costumbres, tenían muchas cosas en común y además se necesitaban para subsistir.

España es un nombre que no se nos debería caer de la boca a los españoles. Desgraciadamente, hace ya muchísimos años que se intenta de todas las maneras posibles no nombrar a España ni a tiros, y corrientemente se le llama este país, sin especificar los tales si se están refiriendo a España o a una república bananera.

El diccionario del español eurogilipuertas, cuyo autor es Luis Díez Jiménez, obra en mi poder desde hace la friolera de 30 años. Y cada dos por tres, dado que está situado en anaquel preferente de mi modesta biblioteca, lo busco para cerciorarme de que a una gran mayoría de españoles le sigue dando vergüenza nombrar a España. Y en el afán de no nombrarla recojo la forma de expresarse de entonces que es la misma que ahora.

Podemos leer u oír el resto del Estado para no decir el resto de España. Otras veces, para variar, nos hablan del territorio nacional, refiriéndose lógicamente a España (¿por qué los franceses son tan bobos de llamar Francia a Francia?) No es nada raro que nos hablen de la capital del Estado para hablar de la capital de España (¿por qué los alemanes serán tan retrasados mentales que a Alemania la llaman Alemania?) Si de viajes se trata, nos endilgan eso de recorren la geografía nacional para decir, por supuesto, que recorren España, y de camino parece que se pasean por el libro de geografía.  No sé qué manía le han tomada a España, tales españoles, quizá la prefieran partida a cachitos.

Y termina el autor -repito su nombre: Luis Díez Jiménez- lamentándose así: "La verdad, yo no he leído que, en ninguna época de nuestra historia -incluido el reinado de Carlos II el Hechizado, que ya fue la monda-, los españoles de entonces se avergonzaran de llamar España a España".

En fin, dejemos a la pobre España y  a su pasada Historia y pasemos a las tristes historias de la actualidad, de octubre de 2015. El paro sigue siendo una tragedia, por más que quienes gobiernan traten de contarnos el cuento del alfajor. La corrupción sigue sin decaer. Pues cada día aparecen más casos de sujetos que se lo han llevado calentito. Los privilegios no cesan. Y, para colmo, una parte de los catalanes se han rebelado contra el orden establecido. Y no ha habido todavía nadie que haya sido capaz de decirle a Arturo Mas, o a quien se atreva a declarar la República Independiente de Cataluña, que irá derecho a la cárcel. Como en su día fue Luis Companys.

jueves, 29 de octubre de 2015

Mirando hacia atrás

Héctor Rial llegó al Madrid en 1954 y allí permaneció siete años para deleite de cuantos tuvimos la suerte de verlo jugar. La precisión de sus pases hacía vibrar a los espectadores. Todavía recuerdo una magistral actuación suya en un Trofeo Carranza. Eso sí, se había ganado fama de ser indolente.

En el verano de 1971 me inscribí en el curso de entrenadores nacionales que se celebraba en la que era entonces Ciudad Deportiva del Real Madrid. Como eran muchos los aspirantes, los dirigentes acordaron hacer una selección de los mejores candidatos, habilitando pocos días de exámenes. Y los aprobados se harían acreedores a pasar al curso siguiente.

Entre los numerosos aspirantes, divididos en equipos de trabajo, a mí me tocaron compañeros como Pachín, Santisteban, Antonio Ruiz, Sanchis, entre otros más. Héctor Rial, luciendo gorra y gafas de sol, era profesor de táctica y dirigía las pruebas recostado en un terraplén de uno de los campos de tierra del recinto deportivo del Madrid.

Cuando me tocó demostrar mis conocimientos, HR me dijo que desarrollara los movimientos de un 4-4-2 en defensa y en ataque. Como yo llevaba ya varios años ejerciendo de entrenador en categoría nacional, porque aún se podía hacer con título regional, la prueba fue coser y cantar para mí, ante la mirada expectante de mis compañeros; grandes futbolistas, muchos de ellos, pero que nunca habían dirigido equipos.

De pronto, la voz de Rial se oyó tan nítida como asombro causó entre mis compañeros que estaban cumpliendo su papel en el ejercicio, y asimismo en el resto de alumnos que atendían a cuanto estaba aconteciendo en el terreno de juego: "De la Torre, se le nota que usted sabe mucho de tácticas. Así que no se extienda más... El ejercicio ha terminado.

Héctor Rial me calificó con un cero. Santisteban, que sabía maneras, procuró calmarme en el preciso momento que yo quedé enterado del atropello que el argentino había cometido conmigo. Sin darme la menor explicación. Ni que decir tiene que el hecho se propaló rápidamente entre todos los participantes en aquel curso selectivo.

Acudí presto a visitar a Luis Élices, tan amigo de Rial como mío, para ver si era posible conocer el motivo por el cual había sido yo suspendido. Y mi amigo me habló con claridad meridiana, tras hacer las gestiones oportunas. "Mira, Manolo, Héctor es muy buena persona, y yo lo conozco muy bien. Pero le puede la comodidad y lo pierde la fe en sus amigos. Amigo de Héctor es don Pedro Escartín. Y éste, después de lo ocurrido contigo en su piso, cuando te subiste a las barbas de él, le pidió que se fijara en ti. Pero no para bien... Hazme caso: olvídate de lo sucedido y el próximo verano te vuelves a  inscribir en el curso. Y verás cómo todo será distinto".

El siguiente verano volví a presentarme al curso de entrenadores nacionales. Y logré muy buenas notas y un puesto destacado entre todos los que lograron el título. Afortunadamente la cosas tuvieron, además, un feliz epílogo. Hector Rial reconoció su error y quiso hacerse perdonar. Y lo hizo cuando yo estaba despidiéndome de otro gran futbolista, entrenador y enorme persona: Héctor Núnez. El cual formaba parte destacada del grupo de profesores. La bondad, según me me dijeron, era una dote de su carácter. Del carácter de Rial.






miércoles, 28 de octubre de 2015

Mourinho lo está pasando mal

De la soledad del entrenador se ha escrito mucho por quienes no tienen ni idea de cómo ha de soportarla la persona que arde en deseos de que su don de mando genere la devoción de los mandados y que ello repercuta en la obtención de buenos resultados. Las victorias sirven para hacer algo más llevadera esa responsabilidad agobiante que el cargo engendra. Pero no le evitan al técnico ser el que menos disfrute del momento del éxito.

Acabado el partido, y tras atender a los periodistas, el entrenador, una vez que ha paladeado el sabor de la victoria, o bebido de las hieles de la derrota, debe ponerse a cavilar por qué ha ganado, empatado o perdido su equipo. De no hacerlo, nunca sabrá si su trabajo es el más conveniente y, por supuesto, si las decisiones que ha tomado en ese partido han sido las mejores. Tampoco podrá evitar que sus pensamientos se centren en las bajas que haya habido por lesión o expulsión y la mejor manera de suplirlas en el próximo encuentro.

Los entrenadores, cuando están en la cresta de la ola, y dado que el fútbol es el deporte rey entre los deportes de masa, deben ser actores. Lo fue Helenio Herrera y a partir de él los ha habido que han seguido sus pasos. Cambiando lo que haya que cambiar por el transcurrir del tiempo y las evoluciones habidas... Para bien, claro está. En la cresta de la ola, según dicen los que saben, hay soledad y vértigo. Porque siempre se está expuesto al capricho de circunstancias que a veces no son predecibles.

José Mourinho es un afamado entrenador a quien los éxitos le han acompañado en su ya dilatada carrera. Hablar de portugués es hacerlo de uno de los más grandes técnicos del fútbol mundial. Obras son amores... Reconocido es su don de mando y la devoción, salvo excepciones, que sienten por él los mandados. Lo cual le ha valido para sentirse un  privilegiado. Pues dirigir una plantilla de futbolistas no es tarea que esté al alcance de cualquiera. Y mucho menos ganarse el respeto de casi todos los componentes de la misma.

Pero ese afecto que sienten por él sus jugadores es, a veces, el peor enemigo del entrenador a la hora de aceptar la necesidad que tiene de hacer cambios en un grupo con el cual ha ganado dos o tres títulos en una temporada. El Chelsea, equipo que vengo viendo casi siempre que juega, dio la temporada pasada, durante muchos partidos, muestras visibles de ser un conjunto parsimonioso y que iba a menos con celeridad. Compuesto por centrales lentos, y laterales estancados, en el tramo final de la Premier League el equipo estuvo sólo encomendado a la velocidad mental de Cesc Fábregas, al juego del prodigioso Hazard y a la intrepidez de Diego Costa. Y, sobre todo, a las intervenciones extraordinarias de Thibaut Courtois.

Pues bien, tras lo dicho, me niego a creer que Mourinho no supiera que su equipo podría pasar por algo parecido a lo que está pasando. Y que, tras sopesar bien el problema, decidiera continuar con los mismos jugadores, una temporada más, como premio a lo logrado, y confiado ciegamente en sus métodos de trabajo. Y se ha encontrado con que no. Que el entrenador no debe pensar nunca con el corazón. Y si a eso se le une la fobia que suscitan los entrenadores exitosos, cuando se quejan abiertamente de los árbitros, aunque a veces lleven  razón, la situación puede ir de mal en peor para él en el Reino Unido.

En tan difícil situación, que es en la que está Mourinho, es cuando más se necesita echar mano del carácter flemático para no dejarse dominar por los nervios. A no ser que Mourinho esté ya deseando dejar al Chelsea, tras los triunfos obtenidos, por ser entrenador que se aburre de estar tres temporadas en un mismo sitio. Suele suceder. Y es que hasta lo bueno cansa.


martes, 27 de octubre de 2015

Mariano Rajoy carece de telegenia

Fue en el Hotel Tryp, y verdad es que no recuerdo ya cuándo, la primera y única vez que yo he visto en persona a Mariano Rajoy. Pronto observé, desde mi atalaya, que era de buen comer. Luego lo vi disfrutando de un habano y así mismo comprobé que, como buen gallego, su risa es afectada. Una risa de conejo. De la que uno nunca sabrá deducir su estado de ánimo.

MR lleva en política toda una vida. Toda una vida ocupando cargos: fue ministro de Administraciones Públicas, luego de Educación y más tarde del Interior -¡chupáte esa!-, que dijo José Antonio Labordeta en su momento. Después fue nombrado vicepresidente primero y asimismo ministro de presidencia.

Alguien que ha desempeñado tantos cargos, y de tanta responsabilidad, yendo de sede en sede, cambiando a los secretarios de Estado, a los subsecretarios y a toda la panda que su antecesor había colocado, no puede ser sino un señor que debe sabérselas todas. Y tal vez sea ese saber más que siete el que le impide ganarse a la gente.

La gente no suele mirar con buenos ojos a los políticos que hablan de la manera que lo hace el presidente del Gobierno. Sobre todo ahora que le ha dado por visitar las televisiones porque es en ellas donde se consiguen los votos. Por ejemplo: cuando Rajoy dice "Si uno tiene que defenderse del vendaval de necedades que surge de todos los cuadrantes, ya me contará usted". Y el personal tampoco digiere bien esta otra salida de tono de quien quiere ganar las próximas elecciones generales: "No pensarán ustedes que me voy a poner a bailar".

Rajoy, decir lo contrario sería mentir, carece del obligado arte de la seducción pública. Y, por tanto, le sientan las cámaras peor que un traje de luces a un tailandés. "Desparrama la vista", me dice alguien de él, para significar lo receloso que es el presidente del Gobierno. Es lo que transmite a través de la pantalla. Por más que sus seguidores digan que el presidente trata de hacer un ejercicio de frialdad y de firmeza. El presidente, además, se ha vuelto palabrero y extremoso. Y sobre todo está pecando de jartible al decirnos, una y otra vez, los males que nos esperan si el Partido Popular es derrotado en diciembre.

Parece ser que Mariano Rajoy aún no se ha dado cuenta de que su Gobierno ha acabado con la clase media española. Que es lo peor que se le puede hacer a un país. Y tampoco considera que la corrupción de los suyos sea cosa de mucho cuidado. No obstante, en algo hay que estar de acuerdo con él: en que la gobernabilidad es también más azarosa y más sorprendente cuando se reúnen muchos diferentes para gobernar o para distribuirse la tarta. O sea, que al pluripartidismo hay que ponerlo en cuarentena.







lunes, 26 de octubre de 2015

Satur Grech

Jugador y entrenador de fútbol, conocido como don Satur o el hombre de la pajarita. Nacido en Alicante, SG vivió mucho tiempo en Barcelona aprendiendo el oficio de entrenar a la vera de Luis Miró: entrenador prestigioso y amigo de Domingo Balmanya; con quien fue propietario de un céntrico hotel en la Ciudad Condal de los años sesenta. Satur Grech fue entrenador del Alicante, Mallorca (varias veces), Tenerife, UD Las Palmas, Sevilla, Hércules de Alicante, Lérida, Atlético Baleares, Racing de Ferrol, Compostela, Constancia de Inca y... vaya usted a saber dónde más no estuvo este hombre.

Al hombre de la pajarita, toque distinguido a su coquetería, le fichó el Sevilla para sustituir, nada más y nada menos, que a don Helenio Herrera. Y, apenas había estampado su firma en el contrato, el Real Madrid se dirigió al club Hispalense para hacerse con los servicios del señor Grech. Pero don Satur dijo que nones. Que los compromisos adquiridos estaban para ser cumplidos. Y se quedó entrenando a un Sevilla que iba a participar por primera vez en la Copa de Europa.

Retirado de la profesión, SG se enclaustró en un pueblo de Mallorca. Aunque en ocasiones se hacía notar en los medios con algunas opiniones futbolísticas. Me constaba, porque así lo supe de buena tinta, que tanto él como Serra Ferrer, que era muy joven entonces, se sentaban en sitio apropiado del graderío del Luis Sitjar, lugar desde el cual podían verlo todo sin ser ellos apenas vistos, para empaparse de mis métodos de trabajo. A veces, Antonio Oviedo, ex jugador y entrenador a la sazón, se unía a ellos.

En cierta ocasión, Jaime Turró, segundo entrenador, me dijo que don Satur Grech deseaba hablar conmigo. Le pregunté si estaba en el campo y me indicó que se encontraba en las oficinas del club, que estaba a pocos metros del terreno de juego, y ni que decir tiene que acudí presto a reunirme con él. Debo decir que don Satur me causó tan buena impresión que no tuve el menor inconveniente en acceder a la petición que me hizo, en un momento determinado de nuestra conversación, tras expresarse así:

"Vamos a ver. De la Torre, yo estoy al tanto de cuanto dice usted en los medios, y me gusta su manera de hablar de cualquier tema que para otros entrenadores resulta complicado. Es más, me recuerda usted, cuando habla, mi estancia en Andalucía. En fin, que le propongo dar conferencias por todos los pueblos de la Isla. De modo que yo me entiendo con los organizadores y usted, con esa manera tan suya de explicarse, se sube al estrado y cuenta todo lo que crea conveniente".

Y le dije que sí. Que aceptaba su propuesta.Y que me ponía a su entera disposición. La satisfacción de aquel hombre, que lo había sido todo en el fútbol, se reflejaba en su rostro. Hicimos varios bolos. Todos ellos salieron más que bien. Pero yo sigo acordándome de la conferencia que dimos en Manacor. Tal vez porque nos regalaron un collar de perlas Majorica.



domingo, 25 de octubre de 2015

Mirando hacia atrás

Fue un director de cine español, cuyo nombre no recuerdo, el que bautizó como "los felices sesenta" a una época que viví yo intensamente donde había que vivirla: en Madrid. Tampoco Barcelona era inferior entonces para quienes salían de provincias buscando hacerse un sitio en cualquier actividad. En el Madrid de los años sesenta, bien es verdad que seguía siendo imposible amarrar los perros con longanizas; pero se disfrutaba, lógicamente, de muchas más oportunidades de trabajo que en los pueblos.

En mi caso, debo decir que pronto tuve la suerte de poder llevar un tren de vida por encima de lo aceptable. De manera que podía permitirme el lujo, entre otros varios, de tomar el aperitivo en la 'Cafetería Bar Recoletos'. Establecimiento con precios prohibitivos para los tiesos que no supieran arrimarse al costillaje de quienes solían manejar una pasta gansa.

En aquel Madrid, donde todavía Di Stéfano mandaba tela marinera -aunque jamás, a pesar de que había asumido bien pronto el casticismo y la pose de los "manolos", se salió de madre-, había periodistas que escribían de dulce, teniendo a lo sumo hecho el bachillerato elemental. Y no todos. Periodistas que desfilaban por el paseo de Recoletos, y se adentraban en la cafetería de moda, con el único fin de aliviarse el gaznate gracias a la invitación de los conocidos pudientes que estuviesen en la barra. De no ser así, tenían la certeza de que el propietario, Luis Elices Cuevas, no les dejaría marchar sin nada que llevarse a la boca.

En la Cafetería Bar Recoletos conocí yo a no pocos profesionales de la prensa que hacían entrevistas a personajes famosos que ni siquiera habían pasado por la sala de tránsito del Aeropuerto Madrid-Barajas. Periodistas que lampaban por ser invitados a cualquier cuchipanda para ahorrarse el gasto del menú de taberna y encima, cuando les era posible, llevarse los canapés sobrantes para la cena.

De aquella época, créanme, los hay que hasta hace poco han sido famosos y bien pagados por los editores y directores de periódicos; quienes, dicho sea de paso, no acostumbran a regalar el dinero. Periodistas que escribían, las más de las veces, ebrios de wisky. Pero como ellos decían, "las ideas y las metáforas no están en la botella, sino en la cabeza, y puede que en el hígado y los testículos".

Lo que hace el wisky, sigo hablando por boca de ganso, es quemar la corteza de convencionalismos, costumbres, usos, rutinas y frases hechas. El wisky quema nuestra ropa vieja y burguesa y quema también la apariencia noble y notarial del idioma, para que alumbre otro idioma más intenso, vivo y sabio. Siempre se ha dicho que el alcohol deslumbra. Había un rico -en mi tierra de nacimiento- que cuando bebía intentaba propasarse con cualquiera que se le pusiera a mano. Y si éste contestaba con celeridad y airadamente, se tenía la lección bien aprendida: "Perdone usted, pero cuando me paso de vino me doy cuenta de que me gustan los hombres".

Hace más de un año, y no porque los alifafes me lo impidieran, que dejé de beber wisky. Sí, créanme que sí; lo cual tiene su explicación. Pues era tomarme dos chupitos de "escocia", y lo primero que se me ocurría era preguntarles a los políticos de turno acerca de las comisiones, mordidas y cosas por el estilo sobre la corrupción... Y dado que muy  pronto me percaté de lo mal que les sentaban mis palabras y de cómo casi todos ellos me dejaban de hablar inmediatamente, decidí cortar por lo sano. Pero siguen sin dirigirme la palabra. Y he llegado a la siguiente conclusión. "Los políticos vapuleados son como boxeadores golpeados: el doble de peligrosos".

sábado, 24 de octubre de 2015

Keylor Navas vale un Potosí

Si un equipo quiere ganarle al Celta en Balaídos, lo primero que tiene que hacer es evitar que Nolito imponga su juego callejero adaptado al fútbol de máximo nivel. Ver jugar al sanluqueño es un deleite. Un espectáculo. Un espectáculo en el cual sus habilidades están puestas al servicio de lo práctico. Durante muchos minutos, pero muchos, Lucas Vázquez, entregado a la causa de estar en misa y repicando, ayudó lo indecible a Danilo para que éste pudiera salir ileso de un marcaje tan complicado.

Fue tan espléndida la tarea realizada por el extremo del Madrid, que hizo posible que el ex jugador del Oporto jugara su mejor partido como atacante. El gol que marcó Danilo fue el premio merecido a su gran labor hasta el minuto 61 del encuentro. A partir de ese momento, Nolito cogió la onda y puso al Madrid entre las cuerdas.

¿Por qué? Porque a Benítez se le ocurrió cambiar a LV -por tener una tarjeta amarilla- por el único jugador que no procedía: Isco. La entrada de éste en el campo desequilibró a su equipo e hizo peligrar el resultado. A pesar de estar diezmado el equipo local. Isco hizo lo de casi siempre: correr hacia arriba pero nunca hacia atrás. Es más, cometió el grave error de abandonar la banda de Nolito para andar errante sobre el césped. Y el Madrid comenzó a pasar el quinario.

Vayamos al principio: el Madrid jugó una primera media hora sensacional. Con Casemiro hecho un coloso, Kroos y Modric poniendo orden y Vázquez y Jesé luchando denodadamemente por todos los balones y, sobre todo, ayudando a sus laterales. Aun así, cada vez que el Celta robaba el balón, por méritos propios o tras fallar los visitantes, mostraba la calidad que sus futbolistas atesoran. De hecho, en partido dominado por el Madrid, Keylor Navas acabó siendo el mejor de todos. El caso de KN es la mejor respuesta a quienes todavía se están preguntando los motivos por los que Florentino Pérez prescindió de Carlo Ancelotti.

La plantilla del Madrid es tan amplia y tan buena como para que Rafa Benítez pueda cambiar el curso de un partido acertando en los cambios -valga la redundancia- que exija el mismo. Pues menuda suerte es tener, al margen de las estrellas, a futbolistas como Casemiro, Cheryshev, Vázquez, Jesé y otros más. Cheryshev necesitó escasos minutos para ponerle un balón de gol a Marcelo. Es rápido, fuerte, alto, y tiene un cañón en su pierna izquierda. Si se le juega al espacio libre es mortal para sus rivales. Todos ellos, además, son disciplinados y en estos momentos siempre harán lo que les ordene el técnico. Lo cual es muy importante en los equipos grandes.

Todo lo contrario a lo que hace Cristiano Ronaldo. El mejor jugador del mundo para los madridistas, claro que sí; pero que ha de entender cuanto antes que no debe jugar andando y exigiendo el balón al pie. Salvo el gol marcado por el portugués, poco más se puede decir de él que no sea la jindama que pueda cundir su presencia entre sus marcadores.

Resumiendo: El Madrid, repleto de bajas por lesiones, salió indemne de Francia, frente al París Sant Germain, y hoy ha ganado a un magnífico equipo en Balaídos. ¿Que será pues, cuando se recuperen los futbolistas lesionados? Y todo ello, que no es moco de pavo, contando con el estado de forma de Keylor Navas. Magnífico en todos los sentidos.


viernes, 23 de octubre de 2015

A Francisco Márquez le tienen tirria los suyos

He hablado tres veces con el diputado del Partido Popular. Por lo que puedo acordarme de los motivos que me llevaron a dialogar con él en esas ocasiones. La primera fue cuando era consejero de Hacienda y portavoz del Gobierno. Habíamos acordado una entrevista y el consejero no acudió a la cita. Francisco Márquez alegó que se le había ido el santo al cielo. Y lo hizo con tanta compunción y buenas maneras, que estuve a punto de hacer los mismos pucheros que él.

La segunda vez que tuve ocasión de charlar con Márquez, de quien conviene decir cuanto antes que es un magnífico interlocutor, estaba él compartiendo mesa y mantel con el infortunado Francisco Antonio González en un restaurante de la ciudad. Y tuvo a bien anticiparme el nombramiento de Pacoantonio como Delegado del Gobierno. Y no dudó, además, en ponerme al tanto de algo que yo deseaba saber.

En la tercera ocasión, recuerdo que el diputado estaba sentado en una terraza céntrica -con Antonio López- y estuvimos pegando la hebra durante no pocos minutos. Y a mí se me ocurrió contarle lo que yo pensaba en aquel momento de ciertos comportamientos de compañeros suyos contra El Pueblo de Ceuta. Le dije, entre otras cosas, que el periódico estaba siendo perseguido con saña inmerecida.

No sé, la verdad sea dicha, si Paco Márquez  hizo de correo de mis palabras y, mucho menos, si las tergiversó. Tuve mis dudas, claro que sí; pero éstas se disiparon nada más caer en la cuenta de que FM, nombre de torero y presencia juncal, goza fama de ser más inteligente que el que más lo sea en el Partido Popular de Ceuta. En realidad, lo ideal sería que lo fuese a escala nacional. Esto es, que sus valedores lo midieran con lo más granado que pueda haber en la calle Génova. Donde tampoco están, dicho sea de paso, para tirar cohetes en ese sentido.

Francisco Márquez es hombre ambicioso. Lo ha sido siempre. Deseo apasionado de poder que más que perjudicarle le está ayudando a ser de los primeros de la clase en cualquier actividad que decida emprender. Conque no hace falta ser un lince para percatarse de que el diputado es muy apreciado en la cúpula de su partido, tras  haber dado muestras evidentes de saber lo que quiere y por supuesto de su valía.

Paco Márquez está viviendo un gran momento político. No en vano forma parte de los pocos cargos elegidos por los populares para dar la cara en las televisiones, que es donde se ganan las elecciones. Acude como contertulio a los platós, sabiéndose fuerte como argumentador; tarea que no es fácil. Semejante misión, sin embargo, ha hecho posible que aumenten sus enemigos en el PP de Ceuta. Enemigos corroídos por la envidia de ver la fama que ha alcanzado como diputado.

jueves, 22 de octubre de 2015

Corrupción en el fútbol

De sobornos en el fútbol se ha hablado siempre. Era yo un niño cuando ya oía que el Cádiz, por ejemplo, no había ascendido en el viejo Mirandilla frente al equipo A porque el jugador X se había vendido al club que, precisamente, lo contrató a la temporada siguiente. Lo mismo se contaba en Jerez, en Córdoba, Albacete, Ceuta  y... hasta en "la Conchinchina". Pero nunca se cogió a ningún jugador con la tela en la mano y, por tanto, todo quedaba en habladurías.

El primer intento de soborno que se descubrió en Europa, según publicó el diario As en junio de 1976, fue en un partido Mallorca-Mestalla. Si se quedó en intento fue porque todos los profesionales del equipo bermellón no sólo se negaron a coger el medio millón de pesetas que se les ofrecía, sino que, además, denunciaron el hecho a la Federación Balear y ésta, por medio de su presidente Sebastián Alzamora, lo comunicó inmediatamente a don Pablo Porta, presidente de la FEF.

Tras tenderles una celada a los sobornadores, y ser éstos detenidos por la policía, Pablo Porta hizo unas declaraciones en las que destacaba la honradez de todos los componentes de la plantilla del Real Mallorca, con su entrenador al frente; máxime cuando llevaban varios meses sin cobrar. En fin, que Porta nos puso en los cuernos de la luna y, naturalmente, todos los medios destacaron tanta admiración y estima por parte del presidente de la FEF.

Pocas horas después de su mensaje público, sonó el teléfono del club y se me requirió para que me pusiera al aparato: era don Pablo Porta. Quiencon su voz de mando de centuria, me puso verde. No se cortó lo más mínimo en decirme que lo mejor hubiera sido que el asunto no hubiera salido a la luz pública y todos tan contentos... Y dada mi respuesta, que fue la que merecía él, me amenazó con ira: "No creo que tú, De la Torre, vayas a entrenar mucho a partir de ahora". Entrenar sí que entrené. Pero jamás en la categoría que yo anhelaba.

Saco a colación un hecho que fue un escándalo en su momento, debido a que estamos viendo cómo el Comité de Ética de la FIFA está dispuesto a que la corrupción, que ha existido casi siempre en las altas esferas futbolística, reciba su merecido. De ahí que Ángel María Villar y Beckenbauer también estén siendo investigados. Ambos han seguido los pasos de Blatter y Platini. Si bien éstos llevan ya varios días cumpliendo la condena de 90 días de suspensión.

Castigo que les ha impuesto el Comité de disciplina. Tiempo que se han dado los miembros del ya reseñado Comité para averiguar todo lo concerniente a una posible corrupción. Y aunque el léxico relacionado con la corrupción se expresa con muchos términos, en este caso se habla del término soborno. Cuya definición es corromper a alguien con dádivas para conseguir de él una cosa.

Y por si fuera poco el oprobio que está sufriendo el fútbol por las sospechas que El Comité de Ética de la FIFA tiene de los máximos dirigentes del Fútbol Mundial, lo que nos faltaba es que un asistente de árbitro haya denunciado que José Ángel Jiménez Muñoz de Morales, actual vocal y portavoz arbitral, recomienda que en el partido Madrid-Barcelona se ayude a los locales.

Así que esta anécdota creo que viene aquí como el anillo al dedo. Jiménez Muñoz de Morales, conocido en su día  como 'el árbitro falangista', siempre sale a relucir en las conversaciones de los directivos de la Agrupación Deportiva Ceuta -en la temporada 79-80-, por su arbitraje frente al Sevilla Atlético en el Sánchez Pizjuán. De su comportamiento aquel día, créanme, me lo sé todo. Porque ellos, es decir, los directivos, no se cansan de airearlo a la menor ocasión. Y lo hacen con una jactancia improcedente. Por razones obvias.







miércoles, 21 de octubre de 2015

'El caso Loma Colmenar'

El 25 de junio de 2015 se ha ganado con creces el derecho de pasar a la historia de esta ciudad como una fecha en la cual se produjo un escándalo mayúsculo. Escándalo causado porque El Pueblo de Ceuta decidió, como no podía ser de otra manera, publicar la lista oficial de adjudicatarios de las 317 viviendas de la última promoción pública de Loma Colmenar, por haber tenido acceso exclusivo a un documento que tardó nada y menos en sacar de quicio a los gobernantes locales.

Decir que se armó la marimorena entre todas las partes interesadas en el asunto es, sin duda, la hipérbole o deformación del significado por defecto (disminución). Pues más que bronca se armó la de Dios es Cristo. Y lo primero que se le ocurrió a nuestro alcalde fue hacerse con todas llaves de los pisos de la discordia, para "guardarlas bajo siete llaves" en su despacho. Y en sitio tan seguro me imagino que permanecerán. Lo que no ha permanecido, gracias les conviene dar por ello a los gobernantes, es la batahola que asunto tan feo generaba todos los días.

Cierto es que los políticos tienen más que asumido que las malas noticias duran lo que duran. Es decir, nada y menos. Y saben que la obligación de ellos es echar balones fuera hasta que baje la marea de las protestas iracundas de los ciudadanos afectados. Aunque pocos políticos se encaran con las horas adversas con la dignidad correspondiente.

Ante un caso de presunta corrupción, la función del partido, desgraciadamente, no es esclarecer lo que ha ocurrido sino hacer todo lo necesario para que la Justicia no lo esclarezca. Todo ciudadano -un responsable político también- tiene derecho individualmente a luchar para ser absuelto por los tribunales, independientemente de que sea justo o no. Pero un partido que aspira a gobernar -en este caso gobierna- tiene que poner por delante los hechos. Y no puede ni debe esconderse detrás de la Justicia. Amparándose en las tretas judiciales.

En el caso que nos ocupa, hay unas viviendas que esperan ser entregadas y cuyo deterioro a medida que siguen vacías ira aumentando. Al menos es lo que yo he sabido por boca de quienes son expertos en la materia. Y por lo que se vislumbra, mucho me temo que el 'caso Loma Colmenar' puede ir para largo. Ojalá que me equivoque.

En principio, la jueza declaró ya secretas las diligencias del sumario. Y también habrá que esperar lo que resuelva al respecto la Sala VI de la Audiencia Provincial de Cádiz. Que no será cosa de melón y tajada en mano. Máxime cuando diciembre está a la vuelta de la esquina y así mismo se celebrarán unas elecciones generales en las que el Partido Popular se juega el ser o no ser... Ah, la comisión de investigación no vale para nada. No deja de ser un instrumento desacreditado desde que vio la luz. Y, por tanto, lo mejor es evitar que propicie algún espectáculo nada edificante.

martes, 20 de octubre de 2015

Cuando Jesús Gil desembarcó en Ceuta

Nunca logro librarme de mi resfriado otoñal. Así que llevo varios días sin pisar la calle. Miento: hoy he caminado durante una hora por sentirme mejor. Aunque luego me he enclaustrado para evitar una recaída. Y como es martes, día en que suelo acudir a tomar el aperitivo con los conocidos de costumbre, uno de ellos me ha echado de menos y no ha dudado en llamarme por teléfono. Y nos hemos pasado un rato dándole a la sinhueso. Y, claro, tanta cháchara me tenía que valer de algo. Y ese algo se debe a que mi conocido -tengo la certeza de que se enfadará por no llamarle amigo- se le ocurrió, vaya usted a saber el porqué, contarme no sé qué cuestión relacionada con el GIL (Grupo Independiente Liberal). Y he dicho para mí: ya me ha ha facilitado el tema del día.

Aquel verano de 1999, cuando Jesús Gil desembarcó en Ceuta, la gente lo aclamó como si fuera el hombre más grande que hubiera dado España en un siglo que estaba ya casi en su tramo final. Enfervorizada, la multitud gritaba lemas que aún resuenan en mis oídos. No faltaron intentos de pasear a don Jesús a hombros por toda la ciudad. La cual era un hervidero de pasión política. ¡Don Jesús es nuestro hombre!... Se oía una y otra vez. Los gritos salían de gargantas de todas las edades, clase y condición social.

Y a mí, por recomendar calma en mis escritos para no equivocarse en las urnas, me cabe recordar cómo paseando por la calle me topé con varios militantes gilistas que me juraron odio eterno y venganza laboral. Todavía me parece estar oyendo las palabras que me dedicaron, con los caretos desencajados, a la altura de la Cafetería La Campana. "¡Te vamos a echar de Ceuta!".

Y me dio por reírme con esa risa cachonda que me suelen producir las amenazas de insensatos dispuestos siempre a meter la mano en... cuanto se descuida cualquier cajero. Cierto es que pronto se les fastidió el invento y empezaron los gilistas a perder fuelle. Y algunos acabaron siendo más desgraciados que el postiguillo de San Rafael de Córdoba. Unos, sin embargo, se arrimaron al Partido Popular y consiguieron salvar el empleo a cambio de quedar retratados... Otros hicieron carrera política con los populares. Y éstos no se cortan lo más mínimo, cuando procede, en airear que ellos son del PP de toda la vida. Menudos jetas...

Cuando yo accedía a nuestro alcalde, se me ocurrió preguntarle un día por las razones que tenía para darles cobijo a tantas personas procedentes del GIL, y nuestro alcalde fue tan claro como rotundo: "Yo no tengo ningún problema en atraerme a los mejores" -me respondió-. Lo que no me dijo es que los mejores eran muchos. Muchísimos. No hace falta nada más que mirar en los sitios en los que hay que mirar.

Debo decir, cuanto antes, que yo no pertenezco a ningún partido organizado, ni defiendo apasionadamente ninguna idea política. Eso sí, por el hecho de ser demócrata me permito el lujo de no votar por alguien, sino que siempre voto en contra. Aquel verano de 1999, cuando las urnas se iban llenando de votos de los gilistas, el mío se lo di a Jesús Fortes. O sea, que voté al Partido Popular. Ese partido, cuyos dirigentes locales, inclusive los ex gilistas, dieron un día en la manía de motejarme de anarquista. Ilusos. Lo cual no quita que uno nunca haya tenido idolatría por el Estado. Por tanto, los que no somos ni de izquierdas ni de derechas, estamos ya un poco hartos.





lunes, 19 de octubre de 2015

Mirando hacia atrás

Urquía (Jorge). Futbolista hondureño, conocido por 'El Indio' Urquía. Participó en tres Campeonatos Mundiales con su país. A Urquía lo tuve yo como jugador en el Real Mallorca, la temporada 75-76. Era un jugador magnífico: rápido, hábil, valiente y con capacidad para marcar goles. De él, al margen de su buen comportamiento, hay una anécdota que les voy a contar.

Jugábamos frente al Valladolid en el viejo Zorrilla. Partido en el que ambos equipos necesitábamos los puntos para eludir el descenso. Y yo confiaba ciegamente en el poder de tres delanteros a los que había logrado estimular nada más hacerme cargo del mallorqueta. Los delanteros eran Nebot, Mansilla y Urquía. Yo notaba que el jugador hondureño estaba más excitado que de costumbre. Pero se lo achaqué a la responsabilidad que todos teníamos entonces.

Estando ya en el túnel que desembocaba en el terreno de juego, con los árbitros revisando las botas, me di cuenta de que 'El Indio' Urquía se había dado trazas suficientes, una vez cumplido el trámite, para adentrarse en los vestuarios. Efectivamente, allí estaba cambiándose sus botas de tacos por otras de atletismo, repletas de clavos.

Así que entre Juan Daniel Pascual, delegado del equipo, y servidor corregimos la situación. Pues la idea de Urquía era lesionar a Docal, jugador de armas tomar; debido a que éste lo había herido de cierta gravedad en el partido jugado en el Luis Sitjar, en la primera vuelta. Una vez calmado el futbolista hondureño, jugó un partido sensacional. Partido que terminó con empate a dos.

Nada más comenzar la temporada siguiente, me llamó José María Zárraga, secretario técnico del Deportivo Alavés, para que le informara sobre el jugador que estaba teniendo actuaciones extraordinarias, y le dije que podía ficharlo sin la menor duda. Así que Urquía jugó en Vitoria con Jorge Valdano. En 2009 corrió la noticia de que había fallecido el gran jugador hondureño. Pero, afortunadamente, no fue así. Aunque tengo entendido que su situación podía ser mejor.

A propósito: aprovecho la ocasión para referirme brevemente a quien era entonces entrenador del Real Valladolid, tras haber destituido su directiva a los dos técnicos anteriores. Se trataba del sin par Rudolf Gutendorf, más conocido como Rudi Gutendorf; entrenador alemán reconocido por ser quien más clubes y selecciones ha dirigido en la historia con un total de 38, y como tal está registrado en el libro Guinness de los recórds. Todavía recuerdo lo que me dijo Gutendorf al final de aquel partido competido y de buen juego, chapurreando nuestra lengua, pero no creo que sea oportuno contarlo en estos momentos.

domingo, 18 de octubre de 2015

Mirando hacia atrás

Ben Ali (Jugador de Fútbol). En la temporada 1957-1958 jugó en el CD Badajoz -en el Vivero- frente al Real Betis de Isidro, Valderas, Espejín, Castaño, Vila, Del Sol... Ganaron los pacenses por 2-0, y Ben Ali anuló a Del Sol; siendo ya éste una figura indiscutible del fútbol español. Para celebrar la victoria, conseguida ante un rival encopetado, los jugadores decidieron montarse una fiesta. Y en ella se reveló Ben Ali como un gran cantaor de flamenco. Y hasta se atrevió a cantar por Porrina de Badajoz. Artista singular, figura de la época, por tener una voz que sonaba distinta a la de los demás artistas del género.

Enterado Porrina de Badajoz del hecho, dicen que tardó nada y menos en ponerse en contacto con el jugador marroquí para que éste le cantara. Y, por lo que me dijeron, el cantaor extremeño quedó admirado de cómo decía el cante. Desde ese preciso momento, Ben Ali comenzó a distraerse con sus comparecencias en saraos y su rendimiento futbolístico fue decreciendo. Así que el Badajoz decidió prescindir de sus servicios.

En la temporada 60-61, Ben Ali yo nos encontramos en el Béjar Industrial (Salamanca), y además compartíamos habitación donde estábamos alojados. Habitación con balcón a la calle. Y en la que casi todos los vecinos estaban empleados en empresas textiles y solían levantarse muy de mañana. Tras haber empinado el codo en la barra del Hotel Colón, un lunes por la noche,  llegamos más que alegres al hostal. Y mi compañero se asomó al balcón, y tras discursear varios minutos sobre lo que le dio la gana, empezó a cantar rompiendo el silencio de la medianoche.

Las ventanas de las casas, casi todas de dos plantas, se fueron abriendo y sus moradores se pusieron a escuchar atentamente el cante de Ben Ali. Lo bordó. Al día siguiente, no se hablaba de otra cosa en Béjar. Era la comidilla del pueblo. Y le llovían las invitaciones para que actuara en fiestas de todo tipo. Ni que decir tiene que logró cautivar a mujeres de todas las edades, clase y condición. Armó BA, como se suele decir en el mundo taurino, un auténtico lío.

Ben Ali, tez morena, cabellera negra, reluciente y enroscada. Delgado, buena planta. Presumido y pretencioso. Parlanchín. Simpático. Cantaba con una voz prodigiosa, a la que sabía sacarle partido. No era extraño, pues, que Porrina de Badajoz se viera reflejado, para bien, en el cante del jugador marroquí. Quien no dejaba de ser, eso sí, un futbolista de medio pelo.

Muchas han sido las veces que me he interesado por él. Y me han dicho que está emparentado con la Familia Real de Marruecos. Pero es algo que no sé. Lo que sí sé es que siempre se distinguió como buen compañero.




sábado, 17 de octubre de 2015

Casemiro: gregario de lujo

No me cansaré de decir que la plantilla del Real Madrid es tan buena como amplia. Lo cual le permite a su entrenador contar con grandes jugadores a pesar de que varios de ellos estén lesionados. Casos de James, Modric, Benzema, Pepe, Ramos, Carvajal... Y, por si fuera poco, Keylor Navas está en un momento sensacional. Lo que está redundando en beneficio de sus compañeros. Esperemos que no lo santifiquen. Sobre todo aquellos que antes hacían mofa de él para realzar la categoría de ese otro portero que tanto nos "había dado a los madridistas". El guardameta costarricense podría decir a boca llena: "Yo no hago milagros, pero trabajo duramente para no desmerecer".

Marcelo. Está en un momento extraordinario. Lo cual no quiere decir que en alguna que otra ocasión no se desnorte. Lo lamentable es que un jugador tan ofensivo, con su calidad y velocidad con y sin balón, deba soportar por su banda la indolencia y la nula condición defensiva de Isco. Yo no sé de qué juega el malagueño. Ni comprendo cuáles son sus méritos para ocupar plaza de titular. Ni ataca, ni defiende, ni marca goles. Sólo intenta desbordar a los contrarios mediante fintas, regates, caños y arabescos variados, más en consonancia con las habilidades que mostraban los malabaristas del circo de antaño.

Casemiro. Ya era un magnífico futbolista antes de ser cedido al Oporto. El brasileño es capaz de hacerse dueño de la parcela central del campo y, no conforme con ello, siempre acude presuroso en auxilio de todas las líneas. Se ha convertido en gregario de lujo. Algo nada fácil en uno de los equipos más grande del mundo. Su labor tiene el valor y la estimación de una tarea que es más importante que lo que los aficionados piensan. Casemiro es un soplo de aire fresco para sus compañeros durante todo el partido. Realiza una labor descomunal y la hace a la chita callando.

El medio campo del Madrid estuvo bien sin deslumbrar. Kroos jugó más adelantado que otras veces. Flanqueado por Casemiro y Kovacic trató de ordenar los ataques de su equipo en campo contrario. Kroos anda pidiendo a gritos una situación en el césped acorde con sus cualidades y que le permiten gozar de una extraordinaria condición cual futbolista. La temporada pasada se le exigió que estuviera en misa y repicando. Misión muy distinta a la que tuvo con la selección alemana en el Mundial de Brasil.

Jesé jugó unos minutos de ensueño.Y a mí me recordó a aquel Jesé que yo vi en el Carranza con el Castilla frente al Cádiz, en partido correspondiente a la fase de ascenso. Partido en el cual también destacaron Carvajal y Morata. Tampoco Lucas Vázquez desentonó cuando Benítez le dio la oportunidad. LV no se amilana cuando juega en el Bernabeú. Actitud que no todos los jugadores son capaces de mostrar.

El Levante estuvo bien situado en el campo. Como suele suceder con todos los equipos entrenados por Lucas Alcaraz (Por cierto, el entrenador levantino es hijo de un famoso político comunista y excelente poeta. Magnífico orador, muy incisivo, de quien dicen que en el hemiciclo siempre atacaba de frente). De frente fue el Levante mientras pudo. Pero eso no basta para ganarle al Madrid en su campo. Y mucho menos ahora que tiene un portero que los balones que van fuera no los mete dentro de la portería. Como solía Di Stéfano recomendarles a sus cancerberos.

viernes, 16 de octubre de 2015

La pobreza severa sigue aumentando

Hace ya un tiempo decidí no escribir más de una realidad que permanece entre nosotros como una epidemia que se ha llevado por delante a una clase media que es la que siempre ha servido de colchón muelle entre ricos y pobres. Hasta Franco, que renegaba de la política a cada paso, hablaba de la necesidad de contar con una clase media fuerte y consciente de su importancia. Tan importante como para que sus miembros supieran que un hombre sin trabajo es un cero a la izquierda. Pero, dado que todo sigue igual -o peor- mientras los políticos no cesan de mentir, sabedores de que nadie escucha, he decidido, una vez más, gritar en el desierto.

Un hombre sin trabajo se vuelve susceptible y pobre de él si tiene la mala suerte de encontrarse con una mujer que no trate de levantarle el ánimo, ya de por sí alicaído ante el calvario que supone salir todos los días a la búsqueda de un empleo y regresar al domicilio sin obtenerlo. Se ha descrito con frecuencia el desasosiego psicológico del parado. Porque más allá de la inquietud material del hombre privado de trabajo, éste entra en una fase de miedo irracional. Una angustia que puede convertirlo -yo he sido un parado- en un ser rencoroso contra todo lo que le rodea. La acritud de una persona que desea trabajar, que necesita trabajar y no encuentra acomodo, se ve a la legua. Mira a los demás como si tuvieran culpa de su desgracia.

La desgracia de quienes tienen cada día que obrar milagros para subsistir sin caer en la desesperanza. Que es un estado aun peor que la desesperación. Esa exasperación capaz de cambiar el destino de las cosas horribles e injustas. De lo contrario, a la ya reconocida pobreza severa, de la que nos llevan ya muchos días diciéndonos que reina en toda España, habrá que sumarle la tremenda desazón de los jóvenes que están perdiendo el entusiasmo por abrirse camino en una tierra que parece hecha a la medida de quienes ya ni siquiera luchan por mantenerse de pie.

Y, claro, como uno ha tenido la buena costumbre de leer a Keynes, aunque sea por encima, se acuerda de su influencia. La inmensa prosperidad europea es hija de él. Esto lo entiende cualquier criatura. Ejemplo: "Si usted tiene una fábrica de pañuelos y sus propios obreros no tienen facilidad para comprar, tarde o temprano tendrá que cerrar la fábrica, pero si va subiendo los jornales usted seguirá fabricando pañuelos indefinidamente".

El pueblo desea que los restaurantes estén abiertos para poder acceder a ellos; que los servicios vitales funcionen; que haya sitio en los autobuses y que las amas de casa no tengan que guardar cola para comprar el pan. Todo tiene un límite. Esto de que el hombre posee una resistencia ilimitada, y que se le atribuye a Plutarco, es totalmente falso y estúpido.

El nivel medio político del mundo es cada vez más bajo, pero uno cree que todavía habrá cierto sentido común, lo cual hará posible que permanezca un cierto instinto de no molestar más a los ciudadanos y de no ocasionarles más sufrimientos del que ya tienen.  Este debe ser el objetivo personal de la política mundial. De lo contrario, el mundo, con todos mis respetos, terminará yéndose a los chirlos mirlos. O sea, al carajo.




jueves, 15 de octubre de 2015

Distinción más que merecida

Es una señora agradable. Educadísima, un encanto de mujer, muy cariñosa, a la que suelo ver de vez en vez y a la que siempre le gusta comentarme mis escritos, tanto cuando está de acuerdo conmigo como cuando disiente de mí. Y lo hace, la verdad sea dicha, amparándose en argumentos dictados por el sentido común y porque es muy observadora.

Fue el pasado miércoles cuando me crucé con ella y tardó nada y menos en decirme que estaba echando de menos unas líneas en mi blog acerca de Juan Antonio García Ponferrada, tras haber sido distinguido éste con la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo, por su brillante trayectoria profesional.

Así que le dije inmediatamente: estimada señora, me parece muy bien que usted me recuerde algo que yo no he olvidado: escribir sobre el reconocimiento más que merecido de alguien a quien, además, conozco desde hace la friolera de 33 años. Pero debo informarla que yo no suelo, en tales casos, ser el primero en echar mano de las congratulaciones.

En principio, porque esperaba encontrarme con Juan Antonio donde siempre nos vemos para charlar con él al respecto. Lo cual no pudo ser por resultarme imposible acudir a esa cita de cada martes en la que suelo intercambiar impresiones con él y con los amigos que le acompañan. Y decidí que tampoco era "puñalada de pícaro" destacar los merecimientos que ha acumulado García Ponferrada a lo largo de su trayectoria como licenciado en Educación Física, como funcionario de carrera grupo A-1, como asimismo su valía en los diferentes cargos que ha ostentado. Y, por encima de todo eso, por su calidad personal.

Y le diré aún más, señora: García Ponferrada se ganó mi aprecio recién comenzado los años ochenta, porque cuando hasta los que habían sido furibundos defensores del régimen franquista se daban pote de demócratas, él no dudaba en airear su pasado falangista. Y tampoco se cortaba lo más mínimo en propalar que se había criado con el Movimiento Nacional. Y se expresaba con dos pares.

Juan Antonio García Ponferrada, señora, caballero alto, enjuto, de rostro alargado, barba y pelo bermejo, agradable, moderado en su decir, y amigo de sus amigos, es un tipo excelente y merece que personas como usted se preocupen de él. Y que nos alegremos de sus distinciones. Y de cuantas cosas buenas le sucedan. Aunque sea a toro pasado.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Juan Ramón Martín

Llevo muchos años viviendo en esta ciudad. Y nunca se me ocurrió mantener relaciones fluidas con ningún entrenador del primer equipo local. He procurado, cuando me los han presentado, ser lo más agradable posible con ellos, e incluso me he permitido algún que otro consejo aun sabiendo que caerían en saco roto. Pero nunca traté de enmendarles la plana. Por una razón muy sencilla: yo he ido muy pocas veces al Alfonso Murube desde que me retiré del fútbol.

Es verdad que algunos técnicos hicieron todo lo posible por acercarse a mí y hasta compartí con ellos charlas de sobremesa. Pero pronto me percaté de que estaban convencidos de que sabían lo suficiente como para prestarle atención a nadie. Aunque ese nadie hubiera estado diecinueve temporadas seguidas dirigiendo equipos. Y pensé que lo mejor era olvidarme de que existían tales profesionales.

Pero hete aquí que esta temporada, cuando estaba en sus comienzos, me fue presentado Juan Ramón Martín; jugador que fue de largo recorrido y entrenador que busca abrirse camino en una profesión complicada. El técnico de la Agrupación Deportiva Ceuta es un tipo que cae bien a primera vista y que entra superior a medida que se le va conociendo.

Con Juan Ramón he tenido la oportunidad de compartir mesa y mantel en dos ocasiones. Por pura casualidad. Por haber coincidido en sitio céntrico y ponernos a charlar de fútbol. De fútbol en general y sobre todo del Écija Balompié. Pues Juan Ramón es astigitano y sabe muy bien que yo fui entrenador del equipo de su tierra en dos ocasiones. Y sale a relucir el nombre de Pepe Herrera y de otros dirigentes extraordinarios del club sevillano.

 Ni que decir tiene que en ambas ocasiones le he contado a Juan Ramón, entre otras muchas cosas, anécdotas de mi estancia en El Hotel Ciudad del Sol-Pirula. Cuyo propietario me demostró siempre una amistad a prueba de bomba. Juan Ramón me dice si obra en mi poder el libro editado por José Luis Gómez Asencio sobre la Historia del Fútbol de Écija, y le digo que sí. Y que tiene sitio preferente en los anaqueles de mi modesta biblioteca.

En suma: Juan Ramón Martín, que ya demostró su profesionalidad como jugador, durante tres temporadas, en la desaparecida Asociación Deportiva Ceuta, es el técnico de una Agrupación que está en las mejores condiciones para lograr una clasificación que le permita participar en las correspondientes eliminatorias de ascenso de categoría. Que así sea...




martes, 13 de octubre de 2015

De Gea eludió una emboscada

Ayer por la noche me fue imposible opinar del Ucrania-España, partido de clasificación correspondiente a la Copa de Europa de selecciones nacionales, porque por encima de la atención a un espectáculo estaba la despedida que le debía a un amigo. Es la respuesta que le he dado hoy a quienes me han preguntado al respecto. Así que he decidido, debido a que el partido dio de sí más de lo esperado, desarrollar los apuntes que fui tomando durante el encuentro.

José Mourinho fue la atracción de las cámaras de televisión antes y durante el partido. De él dijo el narrador de la 1 de Televisión Española que iba de espía. Espiar, según el diccionario, es "observar algo o alguien con atención, con continuidad y con disimulo, con algún interés". Mourinho, que es entrenador con dotes de artista, más que esconderse lo que hizo es llamar la atención en el NSK Olimpiyskyi de Kiev, luciendo una capucha de personaje de serie de televisión premiada. A partir de ahora verán ustedes como semejante aditamento hará furor entre el personal. El entrenador del Chelsea, además, fue testigo de cómo Yarmolenko, extremo zurdo, jugando en el lado derecho, le hizo la picha un lío a Azpilicueta. Conviene decir en descargo del jugador navarro, porque es de justicia, que por ese lado no defendía nadie.

Juan Carlos Rivero y Manolo Sanchís, narrador y glosador del partido en la 1 de TVE, pecan de arbitrariedad en sus comentarios. Opinan con una parcialidad causante de grima entre quienes chanelamos algo de fútbol. Y, por si fuera poco, uno se sigue preguntando cómo es posible que Sanchís, tan buen jugador en su momento, exclame a voz en cuello como algo maravilloso un caño de Isco. Eso sí, luego mantenía un silencio sepulcral cuando el malagueño se perdía en regates estériles o conducía el balón sin ton ni son. Lo cual propiciaba pérdidas del esférico que se convertían en peligrosos contraataques de los ucranianos.

Si la selección ucraniana chutó a puerta veintitantas veces, fue, sin duda alguna, porque la española perdió el medio campo durante mucho tiempo. Lo cual no podía sorprender a nadie teniendo a Isco, Thiago y Nolito en esa parcela fundamental. A pesar de que el jugador del Celta es un buen futbolista, aunque necesitado de que le cubran las espaldas. El sanluqueño es veloz, física y mentalmente y además es capaz, por su dominio del balón, de hacer pasar a éste por el ojo de una aguja. Con Nolito se puede y se debe contar en las grandes batallas... Ah, tampoco conviene olvidar la endeblez defensiva por lo ya apuntado.

Poner a Casillas de titular en la selección a sabiendas de que el portero del Manchester United lleva mucho tiempo siendo infinitamente mejor que el ex madridista, debe ser tenido por prevaricación del seleccionador. Vicente del Bosque lleva ya la tira de tiempo siendo injusto con De Gea. Ayer lo dejó solo ante el peligro de los jugadores ucranianos. Parecía que estaba deseando que pegara un petardo. El petardo de su vida. Pero al marqués le salió el tiro por la culata. Pues De Gea estuvo inconmensurable.

De Gea dio todo un curso de agilidad, reflejos, velocidad de reacción y se mostró invulnerable en el área chica. A todo lo cual se le deben unir sus saques largos y orientados con los pies. Del Bosque, con maneras de sepulcro blanqueado, no podrá contarnos más el cuento del alfajor en un asunto que huele a podrido. Aunque mucho me temo que no dará su brazo a torcer en el "caso Casillas". No en vano hay muchos intereses económicos... ¿Sabrá algo Segurola?

lunes, 12 de octubre de 2015

Adiós a un amigo

Hoy, Día de la Fiesta Nacional, un grupo de familiares y amigos dijimos adiós por última vez a Antonio Atencia Fernández. En rigor, Antonio llevaba ya su tiempo luchando contra una cruel enfermedad. Sin embargo, hasta hoy, cuando se le ha enterrado, no nos dimos cuenta algunos de sus amigos, que estábamos enterrando con él muchos lustros de nuestras vidas.

Antonio y yo nos conocimos en el verano de 1982. Creo recordar que fue en el José Benoliel y que nos presentó Antonio Tirado Antonati. Otro grande hombre del fútbol local. Yo acababa de llegar a la ciudad como entrenador de la Agrupación Deportiva Ceuta y tenía mucho interés en ir conociendo a cuantas personas se encargaban de mantener entre los jóvenes un entusiasmo desmedido por el deporte rey. Los años ochenta no fueron fáciles para los chavales y tanto Tirado como Atencia hacían una labor digna de encomio.

De Antonio Atencia, a quien yo nunca vi jugar, me dijeron que manejaba el balón como le daba la gana y, por tanto, tenía mucha calidad. Luego, en su faceta de entrenador, se le ha reconocido siempre que sus equipos exhibían la personalidad que él les imprimía. Era un hombre de fútbol, convencido de que cuanto sabía debía enseñarlo en su tierra. Puesto que en ella había hallado su medio de vida.

Debo confesar que no era Antonio Atencia, cuando yo lo traté, nada dado a dorarle la píldora al entrenador del primer equipo de la tierra; es más, puedo aseverar que más bien argumentaba con ideas claras sus opiniones contrarias acerca del juego del conjunto ceutí. Y, por consiguiente, se hacía oír. También recuerdo, cómo no, las muchas noches que lo tuve como cliente en el Pub Tokio, cuando yo lo regentaba. Iba en todo momento acompañado por un grupo de amigos. Con algunos de ellos sigo yo alternando -los martes- en los bares de la calle Jaudenes.

La última vez que hablé con Antonio Atencia fue para decirle que su sobrino, Rafael Atencia Acosta, fisioterapeuta, me había tratado dolencias en una rodilla con enorme acierto. Y allá que nos pusimos a pegar la hebra hasta que nos cansamos. A pesar de que ya se le notaban las secuelas de lo suyo. Pero Antonio seguía conservando esa facilidad de comunicación que tanto le distinguía. Amabilidad y cordialidad, sustentadas en una buena educación.

Así se lo he transmitido a Mailo Gil -su mujer- y a Rafael Atencia -su hermano-, mientras les expresaba mis sinceras condolencias. Antonio se nos ha muerto. Pero yo quiero ver en esta fecha tan señalada de su muerte un signo confortador; un símbolo de gran persona que siempre alimentó. Descanse en paz.



domingo, 11 de octubre de 2015

Antonio Arrebola

Hoy se cumplen 20 años de los disturbios que se produjeron en el Ángulo. Y he decidido transcribir literalmente una de las columnas que tuve a bien dedicarle a un suceso que dio la vuelta al mundo y que a mí me tocó vivir tan de cerca que no tuve más remedio que implicarme en lo ocurrido, aun sabiendo que estaba pisando arenas movedizas.

Daniel Oliva, periodista entonces de la Cope Ceuta, lloraba mientras cubría la intervención de la Policía Nacional para sofocar los disturbios del Ángulo. Muy entrada la noche, allá a las dos de la mañana, Gema Arrebola, una niña con cuerpo de mujer, no cesaba de acordarse de su padre mientras derramaba un río de lágrimas y sus lamentos resonaban por los pasillos del Hospital Militar. Son las dos imágenes que me hacen no olvidar, por muchos años que hayan pasado, los lamentables hechos ocurridos el 11 de octubre de 1995, cuando los inmigrantes alojados en los bajos de las Murallas Reales se revolvieron contra su indigna situación.

Cada vez que se aproxima el aniversario de tan trágico suceso siento el deseo de escribir de él para meterle la linterna a ciertos puntos, sumamente importantes, que aún están flotando en la más absoluta oscuridad. Pero luego, tras poner a reposar el magín en la almohada, prefiero no decir ni pío de un asunto que empezó a oler muy mal antes y después de recibir el tiro Antonio Arrebola.

Así que me limitaré a recordar que las lágrimas de Daniel Oliva eran causadas por la sensación de dolor que le producía ver a los inmigrantes acorralados y, desde luego, aterrados por el ambiente que los circundaba. No creo que Oliva se moleste porque yo exponga de qué manera sus nobles sentimientos le obligaron a echar mano del pañuelo para ocultar las muestras palpables de su pesadumbre por lo que nunca debió ocurrir. Sin embargo, lejos estaba yo de pensar, aquella fatídica mañana de un octubre templado, que la escena del periodista radiofónico se iba a quedar en pañales frente a la que me esperaba presenciar en los pasillos del Hospital Militar.

Isabel Abarcas, esposa del policía herido por una bala de la que jamás se supo, lleva dos años contando que ella y su hija permanecieron solas en un pasillo del hospital, cuando su marido se debatía entre la vida y la muerte. Y dice verdad Isabel: solas estaban en el preciso momento que yo decidí unirme a ellas para, sinceridad obliga, poder informar a mis lectores de cuanto acontecía. Estaban solas y ateridas las carnes por el miedo.

Durantes horas y horas, Isabel y Gema sólo pudieron hablar conmigo. Fue la única compañía que tuvieron. Así que pude enterarme de los deseos de ambas y de la vida que llevaban y, por supuesto, de lo mucho que amaban a la persona que trataba de salir adelante en la UCI. Era una familia unida y cuyo mayor deseo consistía en tener piso propio. Dado que en esa época estaban viviendo con la madre de Isabel o la de Antonio, que es algo que se ha ido desdibujando en la alacena de la memoria. Lo que sí recuerdo -pues incluso recibí la regañina, lógica y merecida, de Salvador Fossati; cirujano que intervino al policía herido- es mi entrada en la UCI, haciéndome pasar por familiar del herido, gracias a que así lo quiso Isabel Abarcas.

Antonio Arrebola estaba sereno y lúcido, dentro de la gravedad, y dispuesto a mantener la boca cerrada para no complicarle la vida a nadie. Se había atiborrado de corporativismo, pensando como buen compañero y, por qué no, creyendo que sus superiores no lo dejarían abandonado a su suerte. Hay mucho más sobre este asunto. Pero carezco de espacio en esta columna para seguir ahondando en algo que viví muy de cerca. Antes y después del 11-O

sábado, 10 de octubre de 2015

El conocimiento vale si se usa

Leyendo en Ceuta Actualidad una nueva información sobre el manido "caso de Loma Colmenar", que trata de las presuntas irregularidades que se han producido en el proceso de adjudicación de las 317 viviendas de VPO, he recordado un episodio de mi vida en el cual hube de apostar fuerte para poder lograr lo que me pertenecía.

Ocurrió que un  presidente de un club de fútbol andaluz, con gran reputación profesional, amén de ser alcalde de la ciudad, se negaba a pagarme un dinero extra acordado por salvar al equipo del descenso. Y el hecho se supo muy pronto entre los ciudadanos. Dado que yo me había ganado el aprecio de muchos aficionados y sobre todo el del dueño del restaurante del cual yo era cliente, éste no tuvo el menor inconveniente en ponerme al tanto de algo que me sirvió para cobrar inmediatamente.

A partir de ese momento, comprendí que no había más que una ley para tratar con animales políticos: sólo existes si tienes algún poder; si careces de todo poder ya te puedes dar por... lo que todos sabemos. Felizmente, pude hacer valer mi existencia lo suficiente, gracias a lo que me contó el dueño del restaurante, y conseguí cobrar el dinero que me había ganado en buena lid. Incluso pude presenciar cómo el político de marras me rogaba tan encarecida como lastimeramente que no divulgara lo que yo sabía de él.

Válgame tan largo introito para hablar de Antonio López una vez más. Éste cuenta con todo el poder que le otorga el conocimiento que atesora de cómo se han venido haciendo las cosas en Emvicesa desde tiempo ha. El conocimiento es poder, poder omnímodo a veces; eso sí, siempre y cuando se sepa hacer uso de él. Y no creo que  López -de quien vuelvo a decir que tampoco es un bendito de Dios, porque de serlo no habría durado ni un día como viceconsejero de la cosa- se deje avasallar sin antes llevarse por delante a unos pocos.  Y es que todos sabemos que en ocasiones basta una frase corta para derribar un poder.

Poder que ha estado jugando con fuego mucho antes de que la lista de marras saliera a la luz pública. Es más, me voy a permitir decir lo siguiente: el mismo día en el cual se publicó la famosa lista, me topé yo con una señora del Partido Popular -de las de toda la vida y que tiene hilo directo con nuestro alcalde- y tuve a bien informarla de que sus compañeros estaban haciendo unas declaraciones acerca del hecho que eran como tirarse piedras contra su propio tejado. Y ella se expresó así:

 -¿Por qué no llamas tú a Juan Vivas y se lo dices?

Y a mí se me ocurrió responder así: Napoleón Bonaparte nunca admitió más indicaciones que las de Josefina.

Lo que no me atrevo a decir es si ella, la señora del PP, de las de toda la vida y con hilo directo con nuestro alcalde, entendió el mensaje.



viernes, 9 de octubre de 2015

Mirando hacia atrás

Alejandro Sevilla. Nuestra amistad data de hace muchos años, y no es la primera vez que lo refiero. Y también debo decir que me concedió muy pronto manga ancha para hablar con él de todo cuanto a mí se me apeteciera. En ocasiones, cuando yo no estaba dispuesto a decir ni mu, era él quien trataba de sonsacarme con su más que probada habilidad de cura. Le encantaba tantearme, meterme los dedos para saber acerca de la situación política de la Ciudad, y al final acabábamos los dos riéndonos a mandíbula batiente.

AS tuvo desde que nos conocimos plena libertad para ponerse en contacto conmigo a cualquier hora. De ahí que hace ya un montón de años recibí una llamada suya a deshoras, para pedirme que entrevistara al presidente del Tribunal de la Rota -en Sevilla-, que había venido a dar una conferencia en la UNED. Acepté su petición. Pero tuve que hacer verdaderos malabares para cumplir con el compromiso;  ya que la cita era al día siguiente, muy da mañana, y sin cuestionario adecuado para preguntarle al juez eclesiástico sobre su oficio. Afronté el reto para complacer a mi amigo.

El presidente del Tribunal de la Rota, que en esos momentos estaba gestionando la anulación del matrimonio entre Rocío Jurado y Pedro Carrasco, apareció en la sala de estar del Hotel La Muralla cuando los relojes daban la última campanada de las ocho de la mañana. Se me presentó con cara de haber pasado una noche toledana y dispuesto a cumplir el trámite de la entrevista con celeridad. Como buen sevillano, el cura tenía en mente hacer una faena de aliño. No en vano me anticipó, tras mirar su reloj, que debía coger el barco de las nueve. Como yo no sabía ni papa de cuestiones relacionadas con su cargo ni tampoco había tenido tiempo de documentarme al respecto, decidí preguntarle a ver si lo sorprendía:

-¿Es la Iglesia sabia?

Su respuesta no se hizo esperar:

-¡Claro que sí! Y lo es ¡por alcahueta, por alcahueta, por alcahueta!

A partir de ese momento, aquel hombre me abrió de par en par las puertas del almacén de sus simpatías. Y yo deduje, por el rumbo que había tomado la entrevista, que el presidente del Tribunal de la Rota estaba convencido de que yo sabía tela marinera de los asuntos eclesiásticos. Así que la entrevista fue tomando cuerpo hasta el punto de que el entrevistado estuvo en un tris de perder el barco de las nueve de la mañana, porque ardía en deseos de seguir contándome cosas.

(Nota: aprovecho la ocasión para interesarme por Alejandro Sevilla. A quien no veo hace ya mucho tiempo, ni tampoco sé de él).

jueves, 8 de octubre de 2015

Los entrenadores han de imponer su autoridad

Los entrenadores de fútbol, sobre todo los que permanecen siempre en grandes clubes y son ya ricos como Creso, deben mostrar propensión a ser la espada que ejecuta, la cabeza que planifica y aún más: implantar la disciplina más apropiada para que se sepa quién manda en el equipo. Sí, ya sé que usted me está acusando de ser partidario de que los entrenadores impongan su voluntad por encima de la de los futbolistas. Pues sí, claro que sí lo soy; siempre y cuando el entrenador haya dado muestras evidentes de ser merecedor de que se le reconozcan sus grandes conocimientos, avalados por éxitos indiscutibles, mediante la aplicación rigurosa de sus métodos.

Si un entrenador no sabe asumir el papel de ordeno y mando, cuando las circunstancias lo exijan, no me cabe la menor duda de que estará permanentemente a merced de las decisiones del presidente y de la camarilla de jugadores que hayan sabido ganarse la voluntad del máximo dirigente del club. El último caso fue el de Carlo Ancelotti en el Madrid: ganó la Champions League "in artículo mortis". Y luego dilapidó semejante fortuna por alinear a Iker Casillas. Lo cual no dejaba de ser una prevaricación en toda regla; por prescindir de Keylor Navas a sabiendas de que era, en ese momento, mejor portero que el muchacho que está protegiendo Lopetegui en el Oporto.

En el fútbol de élite hay entrenadores que pueden ejercer de tiranos en según qué momentos. Haciendo y deshaciendo conforme a sus criterios y haciendo caso omiso a otras orientaciones que no sean las de sus ayudantes. Máxime cuando hace ya mucho tiempo que los técnicos encumbrados gozan del asesoramiento de tres o cuatro profesionales leales a sus comportamientos y que son los encargados de cubrirles las espaldas.

José Mourinho, verbigracia, prefiere pecar de autoritario -ante jugadores convencidos de que son ellos quienes han de imponer sus normas por encima de todo- para mantener una disciplina espartana entre los componentes de la plantilla. Pero nadie está libre de error;  éste quizá achacable a la euforia de haber ganado la temporada pasada la Premier League. Hizo el Chelsea una primera vuelta sensacional, dejando a mucha distancia en la clasificación a sus más encopetados rivales. Aunque en el tramo final del Campeonato el equipo londinense dio muestras visibles de ser un equipo lento en todas sus líneas, sustentado solamente por la velocidad mental de Cesc, por el talento de Hazard y los aciertos de un Diego Costa que sorprendió a sus rivales. Y, cómo no, por las extraordinarias actuaciones de Courtois.

A Mourinho, tras ganar la Premier League, le pudo el corázon más que el dictado de la razón. Y no tomó lás medidas oportunas. Y, como ya escribí hace mes y medio, ahora se encuentra con que tiene que afrontar el reto deportivo más importante de su vida. Volver a obtener buenos resultados con un conjunto que juega andando, defiende andando, y ataca a ritmo de carreta. Y, por si fuera poco,  nota la ausencia del portero belga y ademas carece de buena suerte. Semejante relajamiento le ha jugado una mala pasada al entrenador portugués.

A propósito: quien no debe relajarse más es Rafa Benítez, por mucho camino que haya recorrido como entrenador en España y países extranjeros. Me explico: tras la salida de tono de Sergio Ramos, tan propalada por la prensa, le corresponde ya a Benítez sacar a relucir su autoridad si no quiere que los componentes de la plantilla, especialmente los cabecillas de la misma, lo tomen como el pito del sereno. Las desabridas declaraciones del central madridista, después de un comentario de su entrenador, son improcedentes. Y un mal ejemplo que, sin duda alguna, será imitado por cualquier otro miembro del equipo en cualquier momento. Y Benítez no tendrá, entonces, fuerza moral suficiente para llamarle la atención.

Mucho me temo que si Benítez no se hace rápidamente con las riendas del equipo, y los jugadores preferidos por Florentino Pérez se lo proponen, éste decida un día, no muy lejano, que el hombre ideal para sustituirlo ya está en la Casa: Víctor Fernández; recién fichado como nuevo director técnico de la cantera del Madrid. Y, como no podía ser de otra manera, técnico muy del agrado del presidente en todos los sentidos. Es decir, que dirá de él, cuando se tercie, que reúne esencia, presencia y la autoridad exigible para hacerse respetar por los jugadores. En suma: fachada.


miércoles, 7 de octubre de 2015

El cante de Pansequito me sosiega

Mi hija me llama todos los días. Y hoy me ha dicho que ha percibido a través del teléfono cierto nerviosismo en mí. Y le digo que lleva razón. Y le explico que he estado hablando con alguien que ha logrado alterarme y que aún me dura la irritación. Mi hija, inmediatamente, me ha recordado la medicina recomendada por Montesquieu, para tales ocasiones: "No habiendo tenido nunca un disgusto que una hora de lectura no me haya quitado".

Le respondo que esa terapia no me vale en momentos así. Que lo que mejor me sienta, cuando me lleva el demonio, es, sin duda alguna, oír cantar por bulerías a José Cortés Jiménez, conocido artísticamente por el sobrenombre de Pansequito.

A José Cortés lo nacieron en La Linea de la Concepción en 1946, pero vivió desde niño en El Puerto de Santa María. Por tal motivo es conocido como Pansequito de El Puerto. Es hijo adoptivo de la ciudad portuense por acuerdo de la Corporación Municipal en 2001. Ha ganado un sinfín de premios por la singularidad de su cante y la forma de interpretarlo. Está considerado, desde hace ya mucho tiempo, uno de los tres grandes del cante de todos los tiempos, junto a Camarón y Morente.

Avanzado los años setenta, Pansequito lo pasó muy mal. Conocidas eran sus diferencias con José Luis Pulpón: descubridor de artistas flamencos y personaje que daba y quitaba contratos. José Cortés Jiménez Pansequito no se doblegó ante el ordeno y mando del agente artístico y, por ello, sufrió persecución. Pero Panseco no se amilanó en ningún momento. Pues confiaba en la grandeza de su cante. Fueron años muy difíciles para el genial artista. Me consta su complicada situación de entonces, porque raro era el día en el cual no coincidíamos en establecimientos donde nos gustaba alternar en El Puerto de Santa María. José y yo nos llevamos siempre la mar de bien.

En la década de los ochenta, José Cortés vino a cantar en un festival organizado por la Tertulia Flamenca de Ceuta, siendo el Patio del Cuartel del Revellín el escenario elegido. Acompañado de José Merced, que era muy joven, presencié como acordaban que éste cerraría el espectáculo y Pansequito haría de telonero. Así que nos dio tiempo a beber el correspondiente güisqui. Y hasta me hicieron un regalo grande: Merced, sentados los tres en un banco de una solitaria y embellecida plaza de los Reyes, cantó superior por bulerías, ante el regocijo de Panseco y el mío.

José Cortés Jiménez, cada dos por tres, le pregunta por mí a un amigo común, que viene y va  de Sevilla a Ceuta. Y yo le digo que le cuente que, en cuanto siento nostalgia de la Ribera del Marisco, o tengo un día chungo, me alivio oyéndole su cante grande, de voz gorda, barroco, y en el que el compás siempre perdura. No me extraña, pues, que Camarón, antes de morir, le dijera a Ángel Álvarez Caballero, flamencólogo, que el cante de Pansequito era lo único que le interesaba entonces.

martes, 6 de octubre de 2015

Ramón Cutillas García

Empresario. Escritor de periódicos. En junio pasado, y en la sección de apellidos locales, decía yo lo siguiente de él: Es una pena que hubiera dejado tan pronto de participar en la política activa. Porque está muy preparado y es, además, un excelente dialéctico. En ocasiones, le he oído calificarse de primario; esto es, que se atribuye el obrar por impulsos afectivos, sin proceder a la reflexión. A mí me parece que tampoco es totalmente así. Pues Ramón sabe más que Lepe. Lo que no es obstáculo alguno para que sea un tipo tenido por fiable en todos los sentidos. Lo cual no es poco de pavo.

Conversar con Ramón Cutillas es un placer. Cada vez que nos vemos, que son muchas menos veces de las que quisiéramos, disfrutamos de lo lindo intercambiando impresiones. Pues bien: el lunes, vamos antier, cuando paseaba yo por el centro de la ciudad, hallé a Ramón y decidimos tomar café en la terraza que teníamos más a mano. Y allí hubiésemos estado todo el tiempo del mundo de no ser porque ambos teníamos cosas que hacer. Lector exigente, pues no en vano él ha sido articulista temible en su momento, nunca se ha cansado de decir, y me consta, que me lee cada día.

Y no sólo es lector de cuanto escribo, sino que en ocasiones ha dado pruebas evidentes de apreciarme lo suficiente como para pararles los pies a esos crudos que han tratado de cambiarle sus ideas con respecto a mi modo y manera de ser. Y, como comprenderán ustedes, mi agradecimiento a RC sigue siendo muchísimo. Y,desde luego, mi afecto es de los que merecen el abrazo chillado, que decimos los andaluces. Ese que se da lanzando al mismo tiempo un ¡ay! prolongado.

Ramón Cutillas tenía muchas ganas de verme para preguntarme qué tal me va con Aires de Ceuta... Y le digo que bien. Que en este blog me permito escribir de todo cuanto me apetece. Y, como no podía ser de otra manera, sale a relucir la censura. Y a mí se me ocurre responder esto: En relación a la censura, querido Ramón, tú mejor que nadie sabes que las hay de varias clases; una puede proceder del poder; otra nace de las características políticas de la propia empresa periodística, en la que el empresario o el director imponen sus criterios y ejercen la censura... En mi caso, yo siempre he respetado las normas de los periódicos en los que he escrito, dejándome llevar por su editorial.

Ramón, tras carraspear lo justo, intervino para expresarse con su habitual maestría: "Mira, Manolo, la censura, o la prohibición, no solamente tienen lugar en el mundo periodístico, sino también mediante prohibiciones o proscripciones en el mundo artístico, o administrativo, o de la enseñanza. En España los gremios de los inquisidores son muy numerosos, y aparecen en todas las ideologías. Lo que ocurre es que lo más infame, o bochornoso, es cuando nacen los gremios de inquisidores en los sistemas políticos de las libertades o de la democracia. Entonces, a estos comportamientos hay que calificarlos como merecen, porque ya se sabe que las dictaduras políticas llevan en su propia naturaleza y en sus mecanismos, la prohibición de algo".

Tengo que confesarte, le dije a Ramón Cutillas, que yo en bastantes ocasiones he sentido necesidad de callar, porque me ha parecido que escribir no puede ser solamente un desahogo, sino tener la conciencia -por muchas razones- de lo que puede decirse y de lo que uno debe callarse.Y sigo pensando lo mismo.


lunes, 5 de octubre de 2015

Mirando hacia atrás

Era el año de España, sin duda, por la cantidad de acontecimientos que en ella se iban celebrando. Estábamos de moda en el mundo y los gobernantes españoles querían que se supiera que el país se desarrollaba sin descanso y de qué manera había surtido efecto la modernización. La etapa cumbre, de esa década prodigiosa de los noventa, fue la de 1992.

Brillaba con luz propia la Exposición Universal de Sevilla, la popular Expo; Barcelona, con la ayuda de todos los españoles, sacaba pecho por haber sido sede de los mejores Juegos Olímpicos celebrados hasta entonces; el AVE hacía su primer viaje, y el Barcelona ganaba la Copa de Europa: ocurría en Londres y teniendo como rival al Sampdoria de Vujadin Boscov.

En Ceuta, sin embargo, las cosas eran bien distintas. Gobernaban los socialistas en la plaza de los Reyes, por medio de Pedro González Márquez; mientras en la otra plaza, en la de África, lo hacía Francisco Fráiz Armada. El primero se hizo bien pronto con las riendas de El Periódico de Ceuta. En el cual figuraba Félix Muñoz Yepes como testaferro. Éste comía pasteles de manera tan compulsiva como bebía Coca-Cola. Era un espectáculo verlo papear. No hace falta decir que estaba tan sobrado de kilos como para romper una bascula.

Un día, por cortesía y mientras despachaban, Félix Muñoz invitó a Luis Aznar, quien se turnaba en la dirección del medio con José Luis López Franco, y Aznar se zampó la caja de dulces de la pastelería El Vicentino, ante el gesto de estupor y la faz desencajada del gran heliogábalo que era FMY. Quien indignado, porque el director se había tomado la licencia de quitarle la pitanza de mediodía, decidió en un amén que el nuevo director debía ser López Franco.  Y los componentes de la redacción celebramos el hecho con el jolgorio consiguiente, e hicimos rechifla de larga duración.

Entretanto, es decir, mientras sucedían anécdotas tan hilarantes, Francisco Fráiz -alcalde atrabiliario y tonante, enfrentado a muerte con el Delegado del Gobierno, González Márquez- trataba por todos los medios de cerrarnos El Periódico de Ceuta, conchabado con un empresario local. Alegando que la tendencia socialista que mostraba Luis Aznar en sus escritos no le gustaba al equipo de gobierno local. En realidad, nunca antes había pensado yo que un miembro de la familia Aznar pudiera ser izquierdista furibundo.

De pronto apareció en las instalaciones del periódico un señor que decía haber sido nombrado consejero delegado y que escribía diez faltas de ortografías descomunales, en un simple párrafo. Llegó con aires de ejecutivo del momento y explicándonos historias con las que nos asegurábamos las risas por meses. Claro que él se llevaba la pasta gansa y encima  entraba y salía del despacho del Delegado del Gobierno con las consignas correspondientes y que luego negociaba, a espaldas nuestras, con Fráiz y gobernantes coligados.

El final de El Periódico de Ceuta fue el esperado: una tarde se presentó Ángel Gómez, rodeado de policías locales, y precintó la nave. Cerraron la nave a cal y canto. Y los hubo que trincaron una pasta gansa. Pero ese asunto puede esperar unos días.

domingo, 4 de octubre de 2015

Rafa Benítez está en Babia

Atlético de Madrid. No se parece en nada al equipo de anteriores temporadas. Pero no se le puede negar que sus jugadores siguen siendo disciplinados y luchan denodadamente de principio a fin. Y, desde luego, si el rival les perdona la vida cuando los tienen a su merced, sucede que no son tan lerdos como para no aprovecharse de las circunstancias. En esta ocasión, además, y por muy mal que hayan estado los rojiblanco durante muchos minutos, bien podrían presumir de que Keylor Navas ha salvado a su equipo de la derrota. Y así ha sido.

Sergio Ramos. El atlético volvió a cargar el juego por la banda del jugador nacido en Camas. No en vano Simeone, como cualquier hombre de fútbol, sabe que el lado de ciego de Ramos es vulnerable. Pues su pierna izquierda le sirve de bastón y mucho es. Y, sin embargo, Ramos, en vez de tratar por todos los medios de ocultar tan grande defecto, se empecina en demostrar que sigue siendo el Beckenbauer español. Dos errores seguidos, rematados con penalti, debieran ser suficientes para que Rafa Benítez le lea la cartilla. Menos mal que Torres, quien siempre abusa del central madridista, anduvo torpe y errante en esta ocasión.

Torpe, pero torpe, ha estado también el entrenador del Madrid por mantener  a Isco setenta minutos en el terreno de juego. Y si a ello se le suma el deplorable partido de Cristiano Ronaldo, merecedor de ser sustituido, sólo queda decir esto: Benítez ha sido el mejor jugador del Atlético de Madrid. A Benzema se le piden goles y, cómo no, que deje de lucir esa abulia que a veces se apodera de él. Pues bien: cuando el francés está respondiendo con goles y poniendo de relieve que está dispuesto a correr como el que más, resulta que es sustituido por sistema en cada partido. ¿Por que no se atreve Benítez a cambiar a CR?

Sistema táctico del Madrid. Cuatro defensas, con Casemiro haciendo de escudo de sus compañeros de zaga, y Kroos, Modric e Isco por delante y apoyando a Cristiano y Benzema. Los mejores fueron Casemiro y Benzema; éstemientras estuvo en el campo. El atlético, en cambio, con su medio campo formado por Tiago y Gabi, Oliver y Griezman, Correas y Torres más avanzados, era un equipo vulgar, que, a pesar de serlo, pudo muy bien salvar los muebles con el empate.

Carvajal. Su lesión fue funesta para su equipo. Estaba jugando bien por su banda y ocasionando peligro con sus centros. Arbeloa. amén de no sumarse al ataque en los momentos decisivos, falló lamentablemente en la jugada que propició el gol de los locales. Su entrada en el campo perjudicó a su equipo. Incluso sacó de su letargo a la afición del Manzanares. Son detalles que deben ser tenidos en cuenta por los entrenadores.

Mal el Madrid. Por más que ahora salgan algunos diciendo que controló el partido durante muchos minutos. Mal, rematadamente mal, porque debió aprovecharse de las debilidades de un atlético que anda buscando mejorar su juego sin perder sus señas de identidad. Las que dicta Simeone. Mal Undiano Mallenco. Cualquier gacetillero de otrora le tacharía de casero. Y mal Robinson, Maldini y Martínez. Glosadores del partido y narrador de Canal +. Los tres estuvieron a tono con un derbi gris marengo.










sábado, 3 de octubre de 2015

Derrota del Barcelona en Sevilla

Tengo asumido que aprenderse de memoria la alineación del Sevilla es tanto o más difícil que el equipo hispalense gane la Champions League. De entre todos los nombres raros de los futbolistas pertenecientes al conjunto de Nervión, Krohn-Dheli es el más fácil de pronunciar. Será por eso que a mí me pareció el mejor jugador del Sevilla, superado solamente por Gameiro y seguido por Iborra.

Kevin Gameiro fue en todo momento un quebradero de cabeza para el Fútbol Club Barcelona. El jugador francés dejó en evidencia a todos los defensores azulgrana. Los llevó por la calle de la amargura. Ora desmarcándose hacia las bandas, ora yéndose hacia atrás para enlazar con Iborra, ora para acercarse a Krohn-Dheli y crear jugada. Lo cual no fue suficiente para que los sevillistas obtuvieran renta alguna. Es más, pudieron ser los visitantes los que se adelantaran en el marcador. Pero el balón se paseó por la línea de gol haciéndole, incluso, una cuchufleta a Gerardo Piqué. Quien sigue estando malquisto en casi todos los estadios españoles.

Todo cambió en la segunda parte.  Los sevillistas presionaron más arriba e hicieron un cuarto de hora sensacional. Marcaron dos goles y creyeron que el partido estaba sentenciado. Y lo estaba. Pero el entrenador del Sevilla se empeñó en que no fuera así. Y a punto estuvo de sucederle a su equipo lo mismo que le ocurrió al Bayer Leverkusen, fechas atrás.

Unai Emery cometió el mismo error que el técnico alemán Roger Schmidt. Éste sustituyó a Chicharito, que estaba sacando de sus casillas  a los centrales del Barcelona, por un tal Stefan Kiebling. Tan corpulento él como lento. Y a partir de ese momento los jugadores del Barcelona vieron el cielo abierto. Pues a partir de entonces se vieron libres de obligaciones defensivas y pudieron darle un segundo aliento a todas las líneas. Y lograron la victoria.

Llorente hizo de Stefan Kiebling. Su salida al terreno de juego dio alas a los hombres de Luis Enrique. Y éstos pasaron de dominados a dominadores y a punto estuvieron de cambiar el resultado. Lo impidieron los palos y un Sergio Rico inspirado. Llorente no está para jugar en un equipo donde contraatacar sea una medida imprescindible. Su lentitud es de las que causan bochorno. Está en el ocaso de su carrera. Y no para ser el delantero centro que necesita un equipo como el Sevilla.

Fútbol Club Barcelona. Cabe decir cuanto antes que sin Leo Messi no es ese equipo que mete miedo. Por más que Neymar se esfuerce para que no se eche de menos al argentino. Cierto es que el brasileño, y decir lo contrario sería injusto, jugó un magnífico partido. Pero no hace milagros. Y lo peor es que el Barça perdió frente a un rival que dio muchas facilidades. En principio, porque  no está en su mejor momento de juego. Y luego, claro está, por lo dicho más arriba: fue salir Llorente al campo y hundirse el Sevilla. Llorente es un cuerpo extraño en el Sánchez Pizjuán.

viernes, 2 de octubre de 2015

Mirando hacia atrás

Santiago Orgaz Fernández, más conocido por el sobrenombre de Verde, defendió, a mediados del siglo pasado, la camiseta del Atlético de Madrid. Verde -defensa  más duro que el pedernal y que, durante su etapa como jugador colchonero, coincidió con leyendas como Joaquín Peiró y Enrique Collar- era un tipo encantador, y amigo de sus amigos. De él se decía, también, que caía superior entre las mujeres.

Verde, por ser ocurrente sin estridencias, resultaba ser la compañía perfecta para compartir una sobremesa. Era un artículo de lujo disfrutarlo. A mí me lo presentó, en los años setenta, Pepe Jiménez Bigote, en Casa Lucio. Y luego, cuando Santiago Orgaz,  Luis Aragonés y Cobo decidieron veranear en El Puerto de Santa María, tuve ocasión de conocerlo más y mejor. Y, naturalmente, me reí de lo lindo con sus
anécdotas.

Una de ellas, de entre las muchas que le oí contar, es esta: El Atlético de Madrid fue contratado para participar en uno de los primeros Teresa Herrera: Trofeo que alcanzó gran relieve. La participación del equipo madrileño se produjo porque a los organizadores les había fallado otro equipo de alto copete. Y el Atlético que -en aquel tiempo- tenía la caja de caudales huérfana hasta de papeles, dejó el orgullo a un lado y dijo que sí aceptaba el ofrecimiento.

Y lo hizo, es decir, se presentó en La Coruña, aun teniendo a muchos de sus futbolistas de vacaciones. Así que el club hubo de echar mano de jugadores del Rayo Vallecano, filial del conjunto rojiblanco, en esa época, y tampoco tuvo el menor inconveniente en requerir la presencia de Santiago Orgaz Fernández, Verde, aprovechando que éste se había quedado en Madrid.

El rival del Atlético de Madrid era el Shalke 04. El partido destacó por su dureza y en quehacer semejante se distinguió el capitán del equipo español: Verde. El Caudillo, que estaba veraneando en el Pazo de Meirás, presidió el encuentro. Y, llegado el momento de entregarle el trofeo a Verde, le recordó a éste la dureza con la que se había empleado contra los alemanes. Y esta fue la respuesta del futbolista: "Excelencia, ¿acaso usted ganó la guerra tirando peladillas?".

El desparpajo de Verde, ante la mirada atónita del marqués de Casa Fuertes de Villavicencio, Jefe de la Casa Civil de Franco, y atlético hasta la médula, le hizo mucha gracia  a Francisco Franco Bahamonde. De ahí que atendiera luego todas las peticiones que el defensa le hiciera al Gobierno, demandando licencias de Camiones Pegaso, que él aportaba a la sociedad que mantenía con un constructor.










jueves, 1 de octubre de 2015

El cuento del arrepentido

Han tenido que transcurrir muchos años, pero muchos, para que Juan Luis Aróstegui reconozca por escrito que "en Ceuta todo está corrupto". Afirmación, que, según él, se ha convertido prácticamente en axioma (verdad que no necesita demostración) Y remata el párrafo de esta guisa: "La ciudadanía tiene la convicción de que en nuestra Ciudad no es posible hacer nada sin contar con el correspondiente enchufe".

Aróstegui no se corta lo más mínimo en enumerar una serie de oportunidades que sólo están al alcance de las personas que puedan acceder al personaje capaz de emplear la dedocracia con fines clientelistas. He aquí ellas: "Desde la provisión de trabajo, pasando por la matriculación en un centro docente, hasta la gestión de cualquier trámite menor, siempre es necesaria una ayuda extraordinaria e ilegal, de lo contrario no hay nada que hacer".

Aróstegui, en un alarde de valor temerario, va y nos dice que en esta ciudad no hay nadie exento de responsabilidad en este asunto. O sea, en el de la corrupción. Y confiesa que todos hemos contribuido de algún modo a este desastre. Unos por acción, otros por omisión. Inmediatamente, claro está, se agarra, como no podía ser de otra manera en él, a tan socorrido atenuante: "Los grados de responsabilidad no son, evidentemente, iguales".

Mediante una excusa tan burda, nuestro arrepentido va al grano: "El horripilante caso del cobro de comisiones por la adjudicación de las viviendas de protección oficial debería ser un aldabonazo definitivo en la conciencia individual y colectiva". Y se queda tan pancho. Como si los mayores del lugar no supiéramos lo que sabemos. Y remata la faena con tal cursilería: "Se ha visualizado el límite".

A mí me parece más que bien que Juan Luis Aróstegui -valido de Juan Vivas- haya salido a la palestra pidiendo un "Pacto por la honradez". Más vale tarde que nunca. Pero conviene que sepa que la figura del arrepentido carece de buen cartel en todas las esferas de la sociedad. Vaya usted a saber los motivos. Hasta el punto de que podrían contestarle que precisamente el que dice que la política -siendo político activo- es corrupta y sucia efectivamente la convierte en corrupción generalizada.

Y vayamos con el turno de preguntas: ¿Puede decirnos el señor Aróstegui si alguna vez, o muchas veces, él colocó a dedo a empleados en el Ayuntamiento, mediante faxes?. ¿Sería capaz nuestro político arrepentido de asegurarnos que jamás hizo valer su autoridad municipal, sindical o la de director de un Centro de Educación Secundaria, para ejercer su parte alicuota de nepotismo? ¿Sería capaz  el principal dirigente de Caballas de jurarnos que jamás atentó contra nadie, por el mero hecho de que no le bailara el agua, haciendo posible que ese nadie perdiera su empleo?

En fin, el señor Aróstegui, con su grito desgarrado de arrepentido, que nunca viene mal, dicho sea de paso, nos pone a huevo el cierre de este escrito: Si los políticos honrados se quitan de en medio cuando cae sobre ellos la más mínima sospecha, cómo es posible que los haya aferrados a sus cargos por el mero hecho de contarnos el cuento del alfajor...