Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 30 de junio de 2015

Dejen en paz a López

Los martes suelo yo darme un garbeo por el centro de la ciudad. Y mentiría si no dijera que siempre presto atención a cuanto interesa y de lo que se sigue hablando por doquier. Lo que interesa más -en este martes 30 de junio- es el asunto concerniente a la lista que fue publicada por El Pueblo de Ceuta sobre las adjudicaciones de las viviendas construidas en Loma Colmenar.

Los comentarios en la calle son tantos como coincidentes en achacar la culpa de lo sucedido al gobierno local. Sin embargo, nadie cree que Antonio López, ex viceconsejero de Vivienda, haya actuado por su cuenta y riesgo en un asunto que huele mal. Un asunto que ha sido mal enfocado desde el primer momento tanto por Susana Román -consejera de Fomento- como por Jacob Hachuel -Portavoz del Gobierno-.

Con Antonio López nunca he cruzado yo más de tres palabras seguidas. Porque no se ha encartado. Así que no tengo motivo alguno para convertirme en defensor a ultranza de sus actuaciones como Viceconsejero de Vivienda.. Pero sí es cierto que me cuesta lo indecible aceptar que sea él la cabeza pensante de un entramado que puede acabar como el rosario de la aurora.

Antonio López ha ocupado un  cargo repleto de responsabilidades. Un cargo en el cual resulta casi imposible caerle bien a cuantos arden en deseos de conseguir una vivienda de protección oficial y se quedan sin poder acceder a ella. Máxime cuando acerca de estas concesiones se han venido aireando comentarios poco edificantes. Por ejemplo: yo recuerdo una época en la que las viviendas se entregaban, según decían, una vez pagado el dinero extra.

Ahora bien, lo que a los ciudadanos les parece una auténtica injusticia es que los políticos, con mando en plaza, se hayan conchabado para señalar a Antonio López como el principal hacedor de un hecho que puede ocasionarle al gobierno un daño irreparable. AL no deja de ser una víctima. Ya que él se ha limitado a cumplir órdenes.

Así que lo mejor que podrían hacer quienes nos gobiernan es procurar por todos los medios salir a flote del enorme problema que se les ha presentado con la publicación de una lista con los nombres de los adjudicatarios de las ya reseñadas viviendas de Loma Colmenar. Y para tal menester, de verdad de la buena, lo mejor es dejar en paz a Antonio López. Porque no es conveniente que a éste se le crucen los cables y arme la de Dios es Cristo.

lunes, 29 de junio de 2015

Apellidos locales con S

Sánchez Montoya (Francisco). Miembro numerario del Instituto de Estudios Ceutí, así como de la Sociedad de Historia de la Fotografía y Premio Nacional Manuel Azaña de investigación (2001). Ejemplo de autodidacto. Sus investigaciones sobre la II República, la Guerra Civil y la masonería, fructificaron en libros que han sido muy reconocidos por la crítica. Con Francisco Sánchez he mantenido siempre unas relaciones cordiales. Educado, amable, de trato sencillo, tuve la oportunidad de entrevistarlo dos veces. Así que pude apreciar los muchos sacrificios que ha debido hacer para lograr una tarea de investigación tan reputada.

Sastre (Diego). Empleado municipal. Trabajé con él en El Faro de Ceuta. Fue árbitro de fútbol y yo hice, en su momento, todo lo habido y por haber para que ascendiera de categoría. Pero no era persona del agrado del presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta y se quedó a mitad de camino. Nuestra amistad se malogró un día porque a mí me tocó defender los intereses de El Pueblo de Ceuta. Reconozco, eso sí, que puse demasiado celo en el empeño.  Sólo me queda pedirle las disculpas debidas.

Sevilla (Alejandro). Doctoral de la S.I. Catedral de Ceuta. Sí, ya sé que no fue nacido en Ceuta; pero como si lo fuera. Alejandro me concedió muy pronto manga ancha para hablar con él de todo cuanto a mí se me apeteciera. Aunque debo decir que, en cuanto me veía que yo no estaba dispuesto a pegar la hebra, era él quien trataba de sonsacarme. Le encantaba tantearme, meterme los dedos para saber acerca de la situación política de la ciudad. Y al final acabábamos los dos riéndonos a mandíbula batiente. Varias son las anécdotas que podría contar ocurridas durante los años en los que nos hemos tratado. Y digo tratado, lamentablemente, porque hace un mundo que no nos vemos.

Silva (Joaquín). Propietario de Casa Silva: restaurante que fue, durante muchos años, famoso por su exquisita cocina. En la que Encarna García, su mujer, trataba el marisco de manera que acababa siendo ambrosía. Mi amistad con JS maduró a fuego lento. Entre otras razones porque él no era muy dado a abrirse con cualquiera. Joaquín, además de tener un carácter especial, amaba el fútbol y tenía dos pasiones en el deporte rey: Agrupación Deportiva Ceuta y Real Madrid. Había, pues, que medir las palabras cuando se trataba de analizar las actuaciones de ambos conjuntos. Encarna y Joaquín trabajaron duramente, muchísimos años. Aunque no es menos cierto que le dieron suma importancia al ocio. Empedernidos viajeros, supieron ambos disfrutar de los beneficios que le sacaron a una vida repleta de sacrificios en el tajo.

Sillero (Pepe). Ocupó cargos en la banca de Ceuta. Y además profesaba de caballa a tiempo completo. Pepe y yo tardamos en congeniar. Pero, llegado el momento, fuimos amigos de verdad. Lector de cuanto yo escribía, a veces, porque se lo podía permitir, me recomendaba contención en el decir. Y allá que yo me ponía a darle explicaciones que ni siquiera recibía el editor del medio. El último día que nos vimos, antes de lo suyo, me habló de una manera en la que me di cuenta de que a mi amigo se le había acabado ya la costumbre de vivir.

Souviron (Margarita). Tampoco fue nacida en Ceuta. Si bien participó muchísimo en la vida local entre finales de los años setenta y principio de los ochenta. Era secretaria de la Delegación del Gobierno. Se vestía más o menos como Soledad Becerril. Lucía modelos de colegiala con cuello redondo, lacito y seda a cuadritos. Margarita parecía una bibliotecaria, pero estaba muy buena. Cuando ella hacía ¡Achisssss! los caballeros asiduos a la tertulia de El Rincón del Hotel La Muralla no cesaban de ponerse bien puestos con tal de ganarse una mirada complaciente de la secretaria. De entre los aspirantes, a ganarse su voluntad, observaba yo de qué manera se vigilaban estrechamente los dos que más apostaban en el envite. Uno era corredor de Comercio; otro, comerciante de fortuna. El primero, aparte de sus méritos apolíneos, conseguía ciertas ventajas al viajar junto a ella todos los fines de semana a la Costa del Sol. De ninguna manera descartaba yo, entonces, que en algún momento ambos pretendientes dirimieran la situación a puñetazos. Lo cual llegó a producirse. Y a mí me tocó mediar entre los machos encelados.



domingo, 28 de junio de 2015

Aquel verano de 1998

Raro es el verano en el cual yo no cuento algo relacionado con la llegada del Grupo Independiente Liberal (GIL) a Ceuta, para que nadie olvide un  hecho que puso a esta ciudad al borde del abismo en muchos sentidos. Así que escribiré de Sampietro Casarramona (Antonio). Quien fue alcalde de esta tierra. Por si los más jóvenes no se han enterado todavía.

Antonio Sampietro -catalán afincado en Marbella- llegó a Ceuta cuando estaban en su apogeo las fiestas agosteñas de 1998. Le reservaron mesa muy principal en la caseta de San Urbano. Venía acompañado por Luis Ortiz, pareja de Gunilla Von Bismarck y conocido miembro de Los Choris: Grupo formado en su momento por varios jóvenes apuestos, simpáticos, vividores y atentos a darse la gran vida en una Marbella de los años ochenta donde imperaban las demostraciones lujosas,  despilfarros y frivolidades. Y en la que la indiscreción solía pagarse en bolsa.

Antonio Sampietro arribó a la ciudad para ganarse la confianza de los ceutíes, tras haber logrado que Jesús Gil le permitiera presentarse como candidato a la alcaldía de esta tierra. De su brazo llegó una mujer joven: Aida Piedra; ésta, apenas dos años más tarde, contribuyó a buscarle la ruina política a su admirado Antonio.

Horas antes de aquella noche de feria, me pidió el editor de El Faro que procurara asistir a la cena en la caseta de San Urbano, para que averiguara qué pensaban los gilistas de su periódico en particular y de los medios en general. Así que me di las trazas suficientes para que Juan Carlos Ríos (a la sazón entregado a la causa del GIL y convertido ya en miembro destacado de un partido que prometía construcciones flotantes y una policía calcada a la Real Policía Montada del Canadá, entre otras muchas grandes promesas) me reservara asiento en la cena.

Debo confesar que me sentaron a la mesa en sitio preferente. Muy cerca de Luis Ortiz; el cual traía para mí recuerdos de conocidos comunes. Y, naturalmente, sería imperdonable si no mencionara la simpatía y gracia derrochadas por quien había sido personaje principalísimo de Los Choris marbellíes, ya reseñados. Concluida la cena, y antes de comenzar la conferencia de prensa acordada con los periodistas, Sampietro me pidió que me quedara más tiempo con ellos. Porque quería hablar conmigo.

Y, llegado el  momento, me dijo lo siguiente: "Mira, Manolo, yo tengo conocimiento de cómo eres y por qué has venido a la cena. De modo que si te pregunta el editor del periódico -donde escribes-, el señor Montero, no tengas el menor reparo en decirle que el GIL se portará muy bien con pocas personas para que así podamos caber a más... Y que si no lo entiende, le vamos a meter su panfleto por retambufa".

Hallé al editor de El Faro paseando por el recinto ferial, acompañado por mi siempre estimado Emilio Lamorena y otras personas allegadas a él, y lo puse al tanto de las palabras de Sampietro. Transcurridos tres días, recibí el correspondiente mensaje del editor: "Tenemos que ponernos de parte del GIL, ya que estos tíos van a ganar de calle las elecciones y nos pueden hacer mucho daño".

Ni que decir tiene que me negué en redondo a participar en la campaña favorable a los gilistas. Es más, recuerdo que me propuso hacer un programa en una televisión compartida, entonces, por tres empresarios que están distanciados actualmente. Y allí estuve entrevistando a personajes locales y procurando no darle ni agua al GIL. Y acerté. Aunque no he dejado de pagar el consiguiente peaje desde entonces. Con cierta satisfacción. La verdad sea dicha.



sábado, 27 de junio de 2015

Denuncia improcedente

Aunque los fines de semana la gente suele olvidarse de lo ocurrido en días anteriores, todavía colea -y lo que te rondaré, morena- el asunto de la publicación de una lista con los nombres de los adjudicatarios de las viviendas construidas en Loma Colmenar. Hasta el punto de que lo sucedido se ha convertido en piedra de escándalo.

No se habla de otra cosa. Todas las conversaciones giran en torno a un hecho que ha causado más que sorpresa indignación a raudales entre los ciudadanos. Menos mal, me decía un conocido esta mañana -mientras nos adentrábamos en las aguas de El Chorrillo, precavidos por causa de las aguas vivas-, que la lista de marras no fue publicada antes de las elecciones. Pues de haber sido así, seguramente el Partido Popular no habría podido formar gobierno sin tener que someterse a pactos.

La gente está escandalizada, claro que sí; y murmura y murmura y murmura, naturalmente; y quien diga lo contrario es que trata de enmascarar un feo asunto que estaba abocado a salir a la palestra en cualquier momento. Y ha salido porque ha fallado el sistema de relaciones interesadas dentro de una cadena formada por algunas personas excesivamente preocupadas por vivir muy bien. Materialismo puro y duro.

En casos así (esto es, cuando uno de los eslabones de la cadena hacedora de posibles hechos fraudulentos cree haber sido sometido a un castigo innecesario, perdiendo, por tanto, su mejor modo de vivir), surge, casi siempre la delación en forma de anunciar a bombo y platillo cualquier mala acción capaz de poner entre la espada y la pared a ciertos compañeros y tal vez presuntos cómplices de hechos punibles.

Cualquier acto desleal lleva el estigma de la traición. Se suele catalogar de traidor a quien suele descubrir algo que se pretende mantener oculto. Por razones que interesan a cuantos comparten el deseo de que  no se sepa las más que posibles irregularidades cometidas en cualquier decisión que debe regirse por la más absoluta legalidad y sentido de la justicia.

Antonio López -ex viceconsejero de Vivienda- ha sido acusado de ser quien ha hecho posible que sea publicada la lista de los adjudicatarios de las viviendas construidas en Loma Colmenar. Lista que sus compañeros han catalogado de no "oficial". O sea, que han reconocido la existencia de tal lista. Y tanto la consejera de Fomento -Susana Román- como el portavoz del Gobierno -Jacob Hachuel- han aireado la deslealtad de AL. Pero no le han llamado ni mentiroso, ni fabulador, ni embustero por haber puesto de manifiesto algo oculto y por lo común reprochable. Así que no entiendo a qué viene propalar que lo ocurrido será denunciado el lunes en el Juzgado.


viernes, 26 de junio de 2015

Malos principios

Hay un dicho tradicional, que yo vengo oyendo desde mi niñez, en el cual se asegura que los gitanos no quieren que sus hijos tengan buenos principios, ya que eso supone que su final será desastroso. Lo que no deja de ser, simple y llanamente, un augurio al que siguen acogiéndose las personas supersticiosas, que las hay de toda clase, raza y condición.

Los principios del Gobierno presidido por Juan Vivas han sido de los peores. Tan malos, que sin ánimo alguno de ser derrotista, me veo obligado a reconocer que el comienzo ha sido desgraciado. Debido a la publicación de una lista con los nombres de las personas a las que se les han adjudicado las viviendas de Loma Colmenar. Lista que ha causado el consiguiente revuelo entre los ciudadanos. Me imagino que entre los miembros del Gobierno los habrá que hayan visto en lo ocurrido una señal evidente de que a partir de ahora todo irá sobre ruedas. Quienes no se consuelan...

La noticia ha suscitado muchos comentarios y ha generado descontento entre la gente. Y, claro está, no he tenido más remedio que dar oídos. Que es la mejor manera de enterarse de las cuestiones relacionadas con un asunto que huele a lo que huelen... desde hace la tira de tiempo muchas de las adjudicaciones de las viviendas de protección oficial (VPO).

Sangrantes son, por ejemplo, varios casos archiconocidos. Y de entre ellos destaca sobremanera el del Fulano que ha sido premiado con viviendas en El Monte Hacho por sus servicios prestados. Y lo peor es que el Fulano anduvo haciendo caja con las viviendas mediante la complacencia de quienes estaban obligados a intervenir inmediatamente. Ni siquiera los partidos de la oposición mostraron el menor interés en denunciar los hechos en su día. Y si alguno lo hizo fue para cumplir con el expediente.

En esta ocasión, sin embargo, los partidos de la oposición se han manifestado al respecto. Y han puesto el grito en el cielo por la ya reseñada publicación de una lista de adjudicatarios de las viviendas de Loma Colmenar que ha alterado los nervios de Susana Román, consejera de Fomento. A quien aconsejo que se tranquilice. Que eche mano de la templanza con la que suelen competir las grandes deportistas, y ella lo es, para resolver un caso que le puede estallar en las manos.

Le puede estallar en las manos si se empeña en acorralar a Antonio López: cuyas actuaciones como ex viceconsejero de Vivienda le han permitido saber lo indecible acerca de cómo han venido funcionando las adjudicaciones de las VPO. Se lo digo, señora consejera de Fomento, porque usted es persona de gran crédito y no merece, bajo ningún concepto, perder los estribos por un asunto que tiene muy mala pinta. Pero que muy mala.

(Nota: he tenido la oportunidad, antes de publicar este escrito, de leer las declaraciones de Jacob Hachuel, portavoz del Gobierno, relacionadas con la lista de marras,  y ha dicho textualmente: "Se puede errar en el nombramiento de una persona que puede resultar desleal...".  Llamando desleal a Antonio López, señor Hachuel, puede estar usted dándole validez a la lista publicada. Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice).



jueves, 25 de junio de 2015

Escenificación obligada del candidato

Juan Vivas, durante la última campaña electoral, se nos mostró, pese al desgaste de tantos años en el poder, abierto, locuaz, expresivo, con ganas de entusiasmar y conmover a la gente. Se le veía relajado,  irónico,  cáustico, y hasta más incisivo que nunca antes. En las elecciones todo resulta grandioso.

Dio gusto verlo acudir a los mercados y saludar a los pescaderos, sin hacer el menor remilgo a mancharse e impregnarse del olor reinante; besar a los niños para expresar una ternura emocionante. Y así sucesivamente. Lo que no se le ocurrió al candidato fue montarse en un  triciclo para probar su inocencia con pedales. Y es que el buen político democrático es un cómico, o un actor, en el sentido más noble de esta identidad.

Cuando a mí me hablaban mal de la forma de actuar de Vivas, como candidato, quienes no comulgan con él en ningún sentido -que ahora son más que antes-, yo respondía lo siguiente: lo que hace el candidato del PP a la alcaldía es exigible, porque la soberanía está en las manos del pueblo, y entonces el pueblo es como el público en un teatro; hay que procurar -desde el escenario- su adhesión. Luego, cuando acabe la farsa, todo será distinto.

Juan Vivas volvió a ganar las elecciones. Si bien con menos fuerza que nunca. Pero sí con la suficiente para obrar con entera libertad a la hora de formar su equipo de gobierno y nombrar directores generales, asesores y demás cargos que ha creído convenientes. Y, naturalmente, los comentarios se han disparado. Porque muchísima gente esperaba otra manera muy distinta de actuar de nuestro alcalde.

Las peores críticas siguen procediendo del seno del PP. Muchos militantes siguen preguntándose, por ejemplo, a cuento de qué Jacob Hachuel ha sido premiado a lo grande. Y sacan a relucir su pasado como furibundo enemigo de todo cuanto hacían y deshacían los gobernantes populares. Y a mí, cuando se me ha preguntado al respecto, lo primero que se me ha ocurrido decir es que a nadie se le debe juzgar por los pareceres que haya emitido en un momento determinado. Lo que yo espero y deseo, por el bien de todos, es que JH cumpla bien con sus cometidos.

Ahora bien, lo que sí me parece normal es el descontento y malestar existentes por mor de los muchos cargos ya anunciados. Tantos directores generales. Tantos asesores. Tantos asesores de asesores... Y así podría estar mencionando nombramientos que me parecen excesivos. Máxime cuando se ha insistido hasta la saciedad, debido a la crisis económica, sobre la necesidad de reducir el gasto público. En estos momentos, sin embargo, me acuerdo de lo que un día, de hace ya bastantes años, me dijo Vivas:

 -Quienes se portan bien en Ceuta pueden acceder a la Casa Grande". La Casa Grande es el Ayuntamiento. La empresa más importante de esta ciudad.

miércoles, 24 de junio de 2015

Bernabéu, Ramos y Florentino

Cuando los jugadores del Madrid se olvidaban de que pertenecían a un club donde los comportamientos eran mirados con lupa y los triunfos eran tan necesarios como el respirar, don Santiago Bernabéu echaba mano de la santiaguina. Reprimenda a los futbolistas que se quedaban petrificados ante la claridad contundente con que se pronunciaba un presidente que luego sabía compensar más que bien los esfuerzos de los suyos.

Don Santiago Bernabéu estaba al tanto de cómo el hincha madridista, durante toda la semana, lamentaba su triste sino de productor, que le obligaba a trabajar diariamente, impidiéndole dormir la siesta después de comer o reposar tranquilamente la digestión sentado en los divanes de cualquier café. Eran tiempos grises y difíciles de una España en la que, sin embargo, el fútbol de los domingos hacía de bálsamo de Fierabrás.

Los hinchas madridistas, como los de otros muchos equipos, acudían al campo lloviendo, nevando, venteando o haciendo un frío estepario. Muchos de ellos vestidos con ropas poco adecuadas para combatir las inclemencias del tiempo y soportando, además, las inconveniencias de un graderío en el cual había que permanecer de pie. Pero ver ganar a su equipo significaba para el hincha estar toda la semana sacando pecho en el tajo.De ahí que las derrotas acongojaran tanto.

Don Santiago Bernabéu era muy dado a dar tales consejos a sus jugadores: "Procure casarse con esa novia del barrio en que usted nació...". "No hagan ostentaciones innecesarias...". "Circulen por Madrid con un coche que no llame la atención". "No alardeen de nada". Y así fue sembrando la semilla que germinó en un Madrid imperial. Sí, ya sé que los tiempos han cambiado, y para bien, y que hablar de cómo entendía su cargo aquel presidente del Madrid es poner de manifiesto el Ordeno y mando. Pero tampoco es menos cierto que esa autoridad es la que está exigiendo el comportamiento de Iker Casillas y Sergio Ramos. Ambos futbolistas, con Bernabéu, no estarían ya en el Madrid desde hace varias primaveras.

Ramos es un buen futbolista jugando con misión concreta y, naturalmente, no haciéndolo de central por la izquierda. Demarcación en la que estuvo atinado mientras supo aceptar sus defectos y procuró ocultarlos de la mejor manera posible. Desgraciadamente, las adulaciones le han sentado muy mal. Y se ha empeñado en actuar como si estuviera sobrado. Y, como su pierna izquierda no ha evolucionado nada, se ha obsesionado con sacar jugado el balón con la derecha mediante cambios de orientación -por sistema- que a nada conducen. Luego, cuando ha de girarse para correr detrás de su rival, lo hace hacia la línea de cal, como suele hacer cualquier jugador infantil que, siendo derecho, sea situado en la banda izquierda. Conclusión: comete desatinos impropios de un jugador en cualquier categoría.

Sergio Ramos lleva ya mucho tiempo rindiendo por debajo de sus posibilidades. Y además no cesa de meterse en camisa de once varas.  Y, por si fuera poco, está exigiendo que le renueven su contrato por diez millones de euros. Una auténtica burrada. Pues es consciente de que su defensa acérrima de Casillas y su oposición a Mourinho, amén de lo atento que es su hermano -y representante- con la prensa, le ha puesto en inmejorables condiciones para ser defendido por Relaño y otros de esa laya. Florentino Pérez parece que está dispuesto a ceder ante tamaño chantaje. De hacerlo habría que incluirlo inmediatamente en el club de los maricomplejines. Palabro que le tomo prestado a Federico Jiménez Losantos.

martes, 23 de junio de 2015

Singladura

Escribir y carecer de lectores debe de ser insufrible. Un atentado contra la vanidad. La que todos tenemos en mayor o menor medida. Yo debo dar gracias a  quien corresponda por ser leído. Lo cual me obliga a tener que oír con suma atención a quienes, por acceder al Blog Aires de Ceuta, no dudan en preguntarme lo que creen oportuno. Y, claro es, no pocas veces me ponen en un brete.

De ese apuro o compromiso, como ustedes deseen nombrarlo, cuesta lo indecible salir airoso. Por ejemplo: la toma de posesión del delegado del Gobierno fue muy seguida y, por tanto, se me viene echando en cara que yo no haya dicho nada al respecto. Y, cuando pregunto qué desentonó en ese acto institucional, la contestación es la siguiente: "Alguien licenciado en Derecho y Ciencias Económicas, además de llevar veintitantos años dedicado a la actividad pública, a veces con responsabilidades Administrativas y otras veces políticas, no debe pecar de despistado.

Así que no me cabe más que ser oidor. Con el fin de poder contar lo que piensan muchos de mis lectores. Verbigracia: ellos dicen que les parece muy bien que Nicolás Fernández Cucurull siga confiando en el personal que ha estado a las órdenes del anterior delegado del Gobierno. Porque no es conveniente hacer cambios cuando las elecciones generales están a la vuelta de la esquina y todo apunta a que puede gobernar España un frente popular.

Otros me dicen que ese lapsus cometido por Fernández Cucurull a la hora de jurar el cargo fue una distracción injustificable en alguien que ha sido testigo no pocas veces de semejante acto. Un error imperdonable. Yo opino, sin embargo, que olvidarse de las palabras que tenía que pronunciar le puede pasar al más pintado. Porque los nervios suelen jugar malas pasadas en tales momentos. Lo cual no deja de ser una circunstancia de interés puramente anecdótico.

Mis lectores no ceden. Y llegan a tacharme de ser muy benevolente con el recién nombrado delegado del Gobierno. Hasta el punto de decirme que, de un tiempo a esta parte, todo lo que hacen los dirigentes del Partido Popular me parece estupendo. Y que bien haría en endurecer mis opiniones. En fin, que mis lectores han decidido sacarme los colores. Y yo, que siempre tomo buena nota de lo que ellos me dicen, porque son el único capital que tengo, no dudo en salir del trance como buenamente puedo, alegando lo siguiente...

Lo peor que hizo Nicolás Fernández Cucurull en su toma de posesión, según mi parecer, fue aludir a eso de la singladura. Emplear ese término marinero para decirles a los miembros de su equipo que espera sea larga y fecunda. Sin caer en la cuenta, y aquí sí que se le debe reprochar su dejadez, que singladura es la distancia recorrida por una nave en veinticuatro horas, que, generalmente, empiezan a contarse desde las doce del día. O intervalo de veinticuatro horas que empiezan, igualmente, a contar desde mediodía.

Resumiendo, quienes quieran mantener tiesa y firme la comparación de una aventura humana con la del navío, según nos dejó dicho don Fernando Lázaro Carreter, no le exijamos la misma precisión que a un almirante, pero sí más que a un barquero.


lunes, 22 de junio de 2015

Arenas y Vivas se entienden perfectamente

Fue un 8 de febrero de 2001 cuando Javier Arenas, Paco Olivencia, Francisco Antonio González y Enrique Giménez Reyna -secretario de Estado de Hacienda- llegaron a la Cafetería California y se sentaron  en una mesa contigua a la mía. En el establecimiento, por estar todavía la mañana desperezándose, no había  nadie más que los ya mencionados.

La presencia de Javier Arenas se debía a que Juan Vivas iba a ser, tras un voto de censura al GIL, investido como alcalde. Pronto comenzó el político nacido en Sevilla, aunque su infancia transcurrió en Olvera, a mostrarse desparpajado y dominador de la situación. Así que tardó nada y menos en dirigirse a su pariente Olivencia para preguntarle si estaba seguro de la apuesta que había hecho por Vivas.

-Sí, Javier; Juan es un buen muchacho, muy preparado, y honrado a carta cabal -respondió el inquirido.

Javier Arenas, que llegó a la política cuando aún vestía pantalones cortos, había ya ganado fama de decirle hermano al primero que le presentaran. Los saludos de Arenas, según el maestro Antonio Burgos, son casi siempre como si fuera de su familia. También se dice que, siendo miembro de un partido nada dado a saludar, siempre tiene el detalle de pararse con cualquiera y, sonriente, le pregunta con el único fin de relacionarse con la gente.

Javier Arenas, cuando José María Aznar gobernaba, durante ese tiempo comprendido entre 1996 y 2004,  fue de todo: ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Administraciones Públicas y Presidencia. Y algunas cosas más que me dejo en el tintero. Pero los cargos no hicieron mella en su ya reconocida afabilidad y dominio de las distancias cortas. Terrenos en los cuales se desenvuelve, como buen taurino que es, con suma facilidad.

Con suma facilidad supo JA ganarse la confianza de Mariano Rajoy, apostando por él en los momentos difíciles. Y esa apuesta le está permitiendo, aunque sea como vicesecretario general de las Políticas Autonómicas del PP, seguir atesorando gran poder en su partido. Poder que ha hecho posible que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, haya asistido a la investidura de Vivas como alcalde.

Alcalde que en 2001 apenas conocía a Javier Arenas. Pero fue tratarse ambos y surgir el flechazo de la amistad. La que han seguido alimentando desde entonces. Hace la friolera de catorce años. Hasta el punto de que Vivas ha sido el gobernante del PP que más lealtad ha mostrado siempre a Mariano Rajoy. Y sé de lo que hablo. Ahora, cuando MR no se cansa de pedir fidelidad a los suyos, en momentos tan complicados, nuestro alcalde hace bien en seguir apostando por Arenas y Rajoy. Pues un posible triunfo de su partido en las próximas elecciones generales sería lo mejor para Ceuta y, naturalmente, para él.




domingo, 21 de junio de 2015

Dos hombres nacidos en Ceuta

Entre las mejores experiencias de mis años como participante en las tertulias de El rincón del Muralla, debo recordar, una vez más, a Eduardo Hernández Lobillo. Tu nombre, querido Eduardo, sólo es ya conocido por quienes te queríamos como eras, que somos bien pocos; porque otros del mismo parecer han ido siguiendo tus pasos. Desenlace que a todos nos espera.

Pero hoy, en el día que antecede a dos actos muy importantes que se van a celebrar en la ciudad -investidura como alcalde de Juan Vivas Lara, y toma de posesión, como delegado del Gobierno, de Nicolás Fernández Cucurull-, creo que te mereces, sobradamente, que tu nombre esté presente en este espacio y en fecha tan señalada.

Aunque no será, querido Eduardo, para gritar a los cuatro vientos que ejerciste siempre de caballa fetén; es decir, de español, nacido en Ceuta. Sentimientos que nunca te hicieron dar la nota como chauvinista. Hecho merecedor de ser destacado aun con redoble de tambor. Tampoco creo que sea necesario transcribir literalmente tus palabras anunciando, con años de antelación, y cuando España parecía una fiesta sin fin, la decadencia que se avecinaba. Vaticinio que servía a tus enemigos para calificarte de agorero cuando tú no estabas presente.

Lo que sí voy a propagar, una vez más, es lo que le auguraste a Juan Vivas. Un día, cuando a éste sólo lo conocían en su casa y Ricardo Muñoz, alcalde a la sazón, te dio por hacer de Mago Karag: y dijiste que en el Ayuntamiento había un muchacho, llamado JV, con todas las capacidades para hacer una gran carrera política. Y aún me parece, querido Eduardo, estar viendo las caras descreídas de quienes te dieron la razón que se les suele dar a los que desvarían sin solución de continuidad.

Querido Eduardo, aquel muchacho, hijo de Juan Vivas, empleado municipal y pluriempleado en  una época donde era necesario trabajar a destajo para sacar adelante a la familia, será mañana investido alcalde. Y lo será por cuarta vez. Tras haberlo sido dos años sin pasar por las urnas. Ahí es nada... Y, claro, inmediatamente me he acordado de ti. Sí, ya sé que tu facultad para intuir era evidente. Al menos para mí y, naturalmente, para Villar Padín. Y qué decir de Alejandro: aquel jefe de barra que te admiraba. Pero no es menos cierto que es muy difícil ser intuitivo sin tener una buena formación.

Querido Eduardo, me creo obligado a decirte que mañana arribará a Ceuta, o tal vez lo haya hecho ya hoy por la noche, Soraya Saénz de Santamaría: vicepresidenta del Gobierno de España, perteneciente al PP -y que a mí me cae la mar de bien-, para darle realce a los dos acontecimientos que se van a producir: investidura del alcalde y toma de posesión del delegado del Gobierno. Dos hombres nacidos en Ceuta. Sí, ya sé que tú dirás, como era habitual en ti, que a mí me caen bien todas las mujeres. Bueno, una vez más te daré la razón. Aunque ésta, créeme, podría argumentarla si tuviera espacio.


sábado, 20 de junio de 2015

Patochada

La atención de este fin de semana está centrada en Nicolás Fernández Cucurull. Por haber sido designado delegado del Gobierno de esta ciudad. Nombramiento del cual tuvimos conocimiento el viernes por la noche. Su elección, según nos han dicho quienes están encargados de airear cuanto hace, dice y piensa nuestro alcalde, ha sido posible gracias a los buenos oficios ejercidos por éste ante el Gobierno de la nación.

El que nuestro alcalde haya sido valedor de Fernández Cucurull me parece muy bien. No en vano la persona beneficiada posee unas cualidades que le otorgan la mejor condición para desempeñar un cargo que exige mucha preparación y probidad. Como así lo escribí el jueves pasado. Pero lo que me parece improcedente es que se haya aireado esa intervención de nuestro alcalde ante los encargados de tomar decisión tan importante. Y, naturalmente, no deja de ser  una patochada destacar que el aval ha sido porque Juan Vivas estaba en deuda con su amigo Nicolás.

Lo ocurrido, pues, me permite redoblar el tambor sobre la necesidad que tiene la primera autoridad de la ciudad en contar con los mejores asesores. Asesores bien preparados y que puedan ejercer de psicólogos aficionados, por ser conocedores de la forma de ser del alcalde, sus debilidades y sus virtudes. Las cosas que le gustan y a las que pone límites. Así se evitarían comentarios tan desacertados como grotescos. Verbigracia: decirnos que Nicolás Fernández Cucurull es delegado del Gobierno gracias a que así lo ha querido su amigo Vivas. Y, por encima de todo, que tales asesores sean capaces de llevarle la contraria a nuestro alcalde si se empeña en errar.

Conociendo a Juan Vivas, como creo conocerlo, me permito asegurar que sus defectos de humano, como todos tenemos, nunca le han impedido reconocer que el amor propio y el sacar pecho siempre están por debajo del bien general. Y el bien general exigía en esta ocasión no dar pábulo a la maledicencia. Y mucho menos cuando España está viviendo un momento que si bien no se puede tildar de convulso tampoco son los mejores de nuestra cada vez más denostada democracia.

Por consiguiente, a qué venía propalar que Nicolás Fernández Cucurull es delegado del Gobierno porque Vivas estaba en deuda con él. Por haberse portado mal con él en su momento. Insisto: lo publicado me parece un despropósito. ¿Por qué?...: Porque esa etiqueta no se la va quitar nadie al delegado del Gobierno. Y, más pronto que tarde, veremos el uso de ella que harán los adversarios políticos.

En cuanto a Nicolás Fernández Cucurull,  me permito un consejo -aunque los consejos nunca son pagados ni agradecidos-: ya va siendo hora de que cuando le pregunten por el motivo que tuvo para participar en la política activa, hace ya bastantes años, se olvide del Grupo Independiente Liberal (GIL). Ya que no conviene, a estas alturas, mentar la soga en casa del ahorcado.

Me explico: mire a su alrededor y verá que los más furibundos gilistas, en su día, están ocupando cargos relevantes y empleos en la Administración gobernada por el PP. Ah, no tengo la menor duda de que usted será un magnífico delegado del Gobierno.





viernes, 19 de junio de 2015

Nicolás Fernández Cucurull

Cuando estudiaba en Sevilla -años ochenta- mantenía amistad verdadera con Juan Vivas; quien dirigía entonces los destinos de la sociedad municipal de fomento, Procesa. Pronto se van a cumplir cuatro años desde que un día se echó abajo de la cama y anunció con su acostumbrada sobriedad, convertida a veces en una tristeza infinita, que renunciaba a ser candidato a la Cámara Alta después de que la dirección regional y nacional de su partido le hubiera negado, sin explicación alguna, aspirar al escaño de diputado.

Fue un duro golpe para Nicolás Fernández Cucurull. Tan duro como para haber ocasionado una bronca con Juan Vivas y motivo suficiente para romper unas relaciones que para sí la quisieran algunos hermanos. Pero uno, que a veces es depositario de secretos, por ser capaz de guardarlos en baúl bajo siete llaves, estaba en posesión del que había  impedido que NFC fuera elegido candidato al Congreso de los Diputados.

Pero no ocurrió nada que hubieran podido lamentar Vivas y Cucurull. Ocurrió que Nicolás Fernández se reintegró a su puesto de trabajo y desapareció de la calle. Y, naturalmente, nunca más volvió a decir esta boca es mía. Es más, yo llevo sin verlo desde aquel 6 de octubre de 2011; fecha en la que habló por primera y última vez de por qué dejaba la política activa. Lo cual dice mucho del saber estar de un hombre que es capaz de pasar inadvertido cuanto tiempo le convenga o le apetezca.

Ese dominio de los tiempos le permite ser moderado, prudente y capaz de actuar en la sombra sin que le tiemble el pulso. Nicolás Fernández Cucurull no necesita un florido verbo. Ni tener un aspecto encantador. Ni aparentar expresión de inteligencia, ni ser seductor, ni encantador de serpientes. Tampoco es de los que se ríen por sistema. Nada de eso necesita para ocupar cualquier cargo político.

Sí, ya sé -y además escribí al respecto días atrás- que Fernández Cucurull lo tiene casi todo a favor para que lo nombren delegado del Gobierno de una ciudad pequeña, con problemas de urbe grande, tan conocidos por él. Es tan buen candidato como podría serlo Francisco Márquez. Y cuenta, además, con el beneplácito de nuestro alcalde.  Lo cual no es moco de pavo.

Pues bien, hoy he oído en una emisora de radio que Soraya Saénz de Santamaría estaba a punto de confirmar el nombramiento de NFC, cual delegado del Gobierno de esta ciudad, tras ser deliberada la designación en el Consejo de Ministros. Pero mi gozo en un pozo. Pues, salvo imprevisto de última hora, parece ser que la noticia será dada el lunes próximo, cuando la vicepresidenta, ministra de la Presidencia y Portavoz del Gobierno de España, arribe a Ceuta para participar en la investidura de nuestro alcalde.


jueves, 18 de junio de 2015

Militares insultados

Cuando voy de copichuelas por los bares de la calle Jaudenes suelo alternar con conocidos y hablamos de lo que venga a cuento. En ocasiones, mis interlocutores han sido militares que ya están en la reserva. Un día salió a relucir, vaya usted a saber por qué, el nombre de Manuel Azaña, e inmediatamente uno de ellos contó que en la Academia Militar de Zaragoza se le solía calificar de diablo. De diablo con rabo, vamos.

A mí se me ocurrió, entonces, referirles por encima y de memoria, lo que ahora transcribo literalmente: A primera hora de la noche me visitan en el ministerio -Azaña fue ministro del Ejército antes de convertirse en presidente de la Segunda República- los diputados Peyre, Poza y Castillejo, que son militares, para quejarse de un artículo publicado en El Socialista, injurioso para los oficiales, la cosa es estúpida; quizá el autor se imagina hacer con eso "obra revolucionaria".

Azaña sigue contando en  Diarios, 1932-1933: "Me contraría enormemente que se ocupen para nada de cosas militares; pero que se acuerden de ellos para escribir animaladas, y en el periódico de un partido que está en el Gobierno, me irrita. En cuanto entran en juego estas cosas, no se sabe hasta dónde se puede llegar. A mis visitantes les he dado consejos, para que nadie responda a una brutalidad con otra. El periódico ha ido al juzgado y se le castigará".

Saco a colación el hecho, tras haber leído y oído cómo altos representantes de las Fuerzas Armadas, que participaron en los actos institucionales de la toma de posesión de los nuevos alcaldes el pasado fin de semana, fueron abucheados e incluso insultados. Verbigracia: al teniente general Ricardo Álvarez-Espejo, durante la toma de posesión de Ada Colau, lo ofendieron gravemente: "¡Qué coño pintas tú aquí, facha!",  le dijeron entre otras lindezas.

Conviene resaltar, cuando antes, la flema mantenida por el teniente general; de quien se nos ha dicho que aguantó las groserías de los asistentes al acto sin siquiera pestañear. Gran lección de tranquilidad. También es cierto que el militar ha tenido que soportar, con el mismo cuajo, otros comportamientos desvergonzados en Cataluña por parte de los independentistas.  Pero todo tiene su límite.

Precisamente, vienen sucediendo tan detestables comportamientos cuando las Fuerzas Armadas y los militares son rara vez noticias en España, y a menudo es para criticarlos o como anécdota. Sin embargo, y como ya se viene avisando por parte de expertos en el tema, no nos damos cuenta de que cada vez vamos a necesitar más a los militares, debido a cómo está la orilla sur del Mediterráneo. No sólo para salvar vidas sino para que nos defiendan del fundamentalismo existente y que en otros lugares ya ha implantado el terror.




miércoles, 17 de junio de 2015

Charla en la playa

Hoy he empezado mi temporada de baños en El Chorrillo: playa a la que me chifla acudir por la mañana. En ella, al margen de muchos colegiales que estaban disfrutando de los juegos dirigidos por sus monitores, apenas había cuatro personas compartiendo un espacio reducido. Tras hacer en el agua los ejercicios tenidos por convenientes para fortalecer mis rodillas, nadé un rato y, luego, me puse a tomar el todavía apetecible sol de antes de esa hora vaga de mediodía.

Disfrutando de esos momentos me hallaba, cuando ella se acercó a mí. Ella es una antigua conocida que formaba parte de las pocas personas que estábamos en El Chorrillo, a quien no había identificado por estar, como diría un cursi, en decúbito prono. Tras los saludos de rigor, la invité a compartir un rato de cháchara. Y debo decir que no dudó en hacerlo. Incluso no tuvo el menor inconveniente en principiar la conversación.

-Te vengo leyendo en el Blog Aires de Ceuta y debo decirte que tu moderación me tiene pasmada. Tal es así, créeme, que hasta he llegado a pensar en que habías delegado tus opiniones en un negro. De manera que lo he referido entre mis amigos y, naturalmente, también lectores tuyos. Y la respuesta ha sido que todos ellos estaban tan sorprendidos como yo. ¿Acaso no hay libertad de expresión? Es la pregunta que nos hemos hecho.

Claro que sí, amiga, le dije. Claro que sí hay libertad de expresión. Por tal motivo, meterse con el gobierno, con cualquier gobierno, es siempre peligroso. Sobre todo si se hace por sistema, aunque sea defendiendo intereses necesarios para el periódico en el cual prestas tus servicios. Pero te prometo, estimada amiga, que, valiéndome de mi mínima independencia, no dudaré en denunciar cualquier actuación de nuestro alcalde que no sea de recibo. De momento toca esperar a ver qué pasa a partir de ahora.

"Lo que va a pasar es lo siguiente. Mira, Manolo -y mi conocida ya no me permitió tomar la palabra-, los que venimos preocupándonos por la política local, desde hace muchos años, estamos convencidos de que Juan Vivas va a tener que dormir desde ahora con los ojos bien abiertos. Y más que dormir mejor le irá dando únicamente cabezadas, como hacía su admirado Napoleón, y que le servían para estar despierto cuando sus adversarios tramaban contra él.

-Aclárate, le dije.

-Me explico: Fátima Hamed, por ejemplo,  ha ganado fama de estar dispuesta a denunciar todo lo habido y por haber. Y he oído ya a mucha gente decir que es la política ideal para recurrir a ella por ser una furibunda fiscalizadora. Por lo que no me cabe la menor duda de que será una adversaria de mucho cuidado para el gobierno. En cuanto a Caballas y el partido socialista, en el preciso momento en que sea elegido secretario general Manuel Hernández, se asociarán para darle matarile a los populares. ¡Y ojito con que no conspiren algo durante los cuatro años!

Me vas a permitir, estimada amiga, que te diga que el transcurrir del tiempo te ha hecho más atractiva a la par que te ha dotado de una imaginación inconcebible. Cuidado con ella, con la imaginación, que por ser tenida como la loca de la casa, es necesario atarla muy en corto.

martes, 16 de junio de 2015

Apellidos locales con V

Vega (Juan José). Subcontratista. Lo abordé en 1987 para que hiciera una obra en los terrenos de La Marina cuando él tenía tajo de sobra. Se trataba de hacer minicampos de fútbol para que fueran usados por los niños pertenecientes a la Escuela de Fútbol del Instituto Municipal de Deportes. JJV, a pesar de que aún no había consignación al respecto, dio el paso adelante. Y lo dio pensando en ayudar a los chavales. Sigo profesándole afecto. Nuestra amistad jamás se ha debilitado.

Vega (Manolo). Comerciante. Dialogar con él merece la pena. Aunque es conveniente no creerse que todo el monte  es orégano. Pues en cuanto uno se relaja lo más mínimo y dice cualquier tontería, Manolo entra con la rebaja y cuesta lo indecible volverlo al redil de la normalidad. Amable, educado, buen oyente, y espléndido siempre -nunca ha dejado de meterse la mano en el bolsillo con la misma rapidez con que se empleaban los pistoleros del Far West-, sigue teniendo sus ideas muy claras como para aceptar algo que no sea argumentado con más razones que las suyas.

Villar Padín (José). Magistrado juez del juzgado de Primera Instancia y decano de los de Ceuta. Villar Padín -no fue nacido en esta ciudad pero ejerció como un ceutí- me tuvo ley desde el momento en el cual nos presentaron, cuando alboreaban los años ochenta. Compartir tertulia con él era una delicia. Era instructivo prestar atención a sus intervenciones. Y debo decir que a las mujeres les encantaba departir con él en la tertulia de El Rincón de la Muralla. Habría que haberle visto en sus años mozos... En la comida de su jubilación, y despedida de la ciudad, me invitó a sentarme a su vera, ante la mirada estupefacta de quienes creían ser merecedores de semejante detalle. Un día, de ya no sé qué tiempo, viajé a Madrid y lo visité en su casa, sita en Alberto Boch, y me atendió de maravilla.

Vivas Guzmán (Rafael). Dermatólogo. Gran médico y gran persona. Tuve la suerte de conocerle hace varios años. Y, desde entonces, no he tenido el menor inconveniente en hacerle el artículo en cuanto se me ha presentado la ocasión.  Halagos siempre merecidos por  don Rafael.  Vivas es lector de cuanto escribo y en ocasiones, cuando coincidimos, nos ponemos a pegar la hebra de cuanto nos apetece. Y, claro, me lo paso bomba con su modo de contarme lo que a él le da la gana..

Vivas (Juan). Empleado municipal. Padre de Juan Vivas Lara, alcalde de Ceuta. Era muy aficionado al fútbol y, por supuesto, asiduo espectador de los partidos que se celebraban en el Alfonso Murube. Así que nuestra amistad nació en la temporada 82-83, siendo yo entrenador de la Agrupación Deportiva Ceuta. Don Juan  era amable, educado, y convencido de que la familia estaba por encima de cualquier otra cosa. Nuestras buenas relaciones se enfriaron, todo hay que decirlo, cuando su hijo y yo empezamos a discrepar.

Vivas Lara (Juan). Si lleva tantos años siendo alcalde es, sin duda alguna, porque la gente lo tiene en alta estima. Y justo es  reconocer que, siendo un  miembro destacado del Partido Popular, donde sus cargos son tan poco dados a saludar a los ciudadanos, él no cesa de pararse con ellos. Y, con esa cara de bueno con la que le han nacido, les pregunta por problemas que, aunque no pueda solucionar, le ayuda a mantener su imagen de hombre sencillo y cercano. Le tengo un viejo y erosionado afecto. Y digo erosionado porque entre nosotros ha habido desavenencias. Mentiría si no las reconociera.

lunes, 15 de junio de 2015

La clase media es vital

Como bien explica Jean Touchard en Historias de las Ideas Políticas, en el capítulo Grecia y el Mundo Helenístico, los desequilibrios sociales son el azote de las ciudades en la democracia, logro de una burguesía ilustrada de armadores y comerciantes, que debe organizar un mínimo de distribución como paliativo para impedir que el conflicto tome un carácter agudo, para hacer participar a cada clase en los incrementados recursos de un  Estado en expansión y para asegurarse, por otra parte, una clientela que pueda ejercer sus derechos políticos.

En relación con los sistemas fiscales, nos dice que no correspondían a un sistema igualitario, sino a la idea, totalmente diferente, de que el ciudadano más favorecido debe más a la Ciudad. Y se pedía, por el interés global de la Ciudad y en nombre de la salud del Estado, que los ricos no regatearan en los pagos que debían hacer para sostener la vida de la República y a los pobres que no creyeran que el tesoro del Estado debía servir para su propio sustento. Ya que la fortuna de los ricos era el tesoro del Estado.

De la clase media ya se tenía un concepto muy claro en aquellos tiempos donde todo se discutía en el ágora -plaza pública-: la clase media es el colchón muelle que ha de servir para que los ricos no abusen de los pobres ni éstos de los ricos. Conviene decir, cuanto antes, que la máxima aspiración de los miembros de ambas clases, era -y sigue siendo- la de ascender en sus respectivos escalafones. Tarea tan complicada como justa.

El miedo del poder político a la clase obrera gravitó sobre Occidente durante la guerra fría. El miedo a la revolución armada fue sustituido por un miedo latente a la subversión social. En las democracias liberales se procuró acentuar la política social para mantener integradas las masas obreras que trabajaban denodadamente por la reconstrucción de una Europa en ruinas. La campaña anticomunista trataba de frenar, en lo político, el espectacular avance de los partidos comunistas europeos, consecuencia del papel protagonista jugado durante la resistencia antinazi.

En España, tras la guerra civil, lo que más anhelaba Franco era conseguir una clase media estable. Hasta el punto de que fue capaz de construir un edificio monumental, remedando al del Escorial, para albergar el Ministerio del Aire, cuando  nuestros aviones eran escasos, con el fin de asegurarles empleos a innumerables personas, con sueldos que pagaban todos los españoles. Tras conseguirlo, al cabo de varios años, Franco reconoció en su momento a  Vernon Walters,  enviado personal de Nixon, que estaba tranquilo por el futuro de España porque dejaba algo que no se había encontrado cuando llego al poder: la clase media.

Clase media a la que han dado matarile los gobernantes españoles mediante una política económica dependiente en todos los sentidos de la alemana. Y los alemanes, demasiado técnicos y demasiado fanáticos, y a pesar de tener muchas y grandes cualidades, nunca fueron amigos de nadie. Y tampoco pagaron sus deudas a nadie.  Los resultados están a la vista: sin clase media, o una clase media mermada hasta lo indecible, la izquierda ha vuelto a gobernar los ayuntamientos. Y los ciudadanos se muestran ansiosos por expresar sus puntos de vista sobre lo que viene ocurriendo. Los tiempos que corren, que están revueltos, necesitan, por encima de todo, del sentido común.


domingo, 14 de junio de 2015

Paciencia y barajar

Tras las elecciones del 24 de mayo -acontecimiento que pone en agitación las pasiones, que encienden los odios en los partidos y que distraen a las personas de sus ocupaciones diarias-, hemos vivido veintitantos días pendientes de cómo los dirigentes de los partidos se reunían para alcanzar acuerdos que les permitieran gobernar en ayuntamientos y algunas Comunidades Autónomas. Donde, salvo raras excepciones, el partido más votado había sido el Partido Popular.

El resultado de las conversaciones ha sido, más o menos, el esperado: todos los partidos de izquierda, algunos con vitola de extremismo, han pactado entre ellos y con los socialistas para acabar con el dominio mantenido hasta ahora por el PP. Tampoco conviene olvidar que Ciudadanos, que luce distintivo derechista, ha jugado sus bazas de coalición mirando más sus intereses que su tan cacareada pertenencia a una rama desgajada del PP.

No cabe la menor duda de que el terreno estaba abonado para que se produjeran las alianzas entre partidos emergentes y los socialistas. No olvidemos que en España la clase media ha sido castigada severamente. Lo cual ha aumentado el número de pobres. Pobreza, corrupción a raudales, privilegios, y resentimientos contra el partido gobernante han facilitado lo acaecido. Así que el PP habrá de aplicarse al cuento si quiere recuperarse cuanto antes del varapalo sufrido.

Mientras tanto, los comunicantes del miedo no dejan de predicar desde sus respectivos púlpitos las muchas y grandes desgracias que sufriremos por mor del castigo dado al bipartidismo en las urnas y que ha propiciado pactos entre partidos que nos conducirán a la ruina en todos los sentidos. Los tales, anunciantes de malos augurios y obviando las causas que han hecho posible la actual situación política, sólo conseguirán ser tildados de asustaviejas.

Gran parte de los políticos españoles, desde hace ya mucho tiempo, han venido suspirando por el pluripartidismo a la italiana, que viene a ser como el gran paradigma de la democracia, cuando el pluripartidismo de esa extensión, no es otra cosa que la gran corrupción de los políticos en orden a su presencia en el poder, respecto a sus dogmas y sus programas. Pues bien ya lo han conseguido. Es lo que diría Emilio Romero si viviera.

La gobernabilidad, por tanto, es también más azarosa y más sorprendente cuando se reúnen muchos diferentes para gobernar o para distribuir la tarta. Ante semejante situación, sólo nos queda concederles a los gobiernos pactados la confianza necesaria y esperar resultados. Porque, sinceridad obliga, lo que teníamos por ideal -es decir, PSOE o PP con hegemonía mayoritaria o coligados con algún otro partido- ha terminado como el rosario de la aurora. Así que ¡Paciencia y Barajar!


sábado, 13 de junio de 2015

El hombre del fax

He llegado a tiempo, tras mi caminata matinal, de ver en la televisión pública constituirse el Ayuntamiento o la Mesa de la Asamblea; no en vano nuestro alcalde es también presidente de la Ciudad Autónoma. Por lo que los miembros de la reseñada Asamblea son asimismo concejales. No me extraña, pues, que quienes son profesores de Derecho Constitucional de la UNED, tras debatir sobre el asunto, se sigan preguntando si Ceuta y Melilla son Comunidades Autónomas o Peculiares entidades locales.

No seré yo -por no haber estudiado una rama del derecho que me permitiera analizar las leyes fundamentales que rigen el Estado- tan atrevido para opinar al respecto. Ahora bien, doy por cierto que a Juan Vivas le suena mejor que se dirijan a él como alcalde de Ceuta que como presidente de la Ciudad Autónoma. Y, si alguien lo duda, que vaya y se lo pregunte.

En cambio, Juan Luis Aróstegui sigue pidiendo a gritos que Ceuta sea Comunidad Autónoma, tachando de obsoleta la Constitución y erigiéndose en el defensor de los pobres. Es el único concejal o diputado que en el momento de jurar el cargo ha vuelto a poner el mingo en el acto celebrado. Lo ha hecho, además, vistiendo ropa cara de pobre en sitio poco apropiado para dar la nota.  Aróstegui no tiene arreglo ni como político ni como sindicalista. Es un caso perdido.

Es un caso perdido a quien me gustaría no tener que recordarle, una vez más, aquellos tiempos en los que bastaba un fax para que alguien fuera colocado en el Ayuntamiento. Lo que llegó a convertirse, durante una eternidad, en nepotismo descarado. Del cual, incluso, gustaba de presumir a cada paso entre quienes lo adulaban, para demostrar el poder que ostentaba en el Ayuntamiento.

Días atrás, formando parte de un corrillo en el que la charla era distendida, salió a relucir cómo se puede conseguir algún empleo en esta ciudad. No, los faxes se han quedado anticuados, palabra que me gusta más que el vocablo obsoleto. Ahora basta con afiliarse al partido que maneja Aróstegui y éste, inmediatamente, se sentará a una mesa con quienes siempre tienen empleos dispuestos para seguir congraciándose con quien, si no acceden a sus peticiones, no dudará en sacarse de la chistera cualquier motivo con el cual desquiciar a los empresarios en todo momento propensos a perturbarse.

En fin, Juan Vivas ha tomado posesión de su cargo como alcalde y como presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Y, durante el acto, ha tenido que soportar nuevamente la vulgar representación de su amigo Aróstegui, según ha dicho Vivas en ocasiones -con amigos así, estimado alcalde, no se necesitan enemigos-. A propósito, antes de que se me olvide, no sería nada extraño que, a partir de ahora, el tal Aróstegui haga todo lo posible por meter la cabeza en la sede de Daoíz.






viernes, 12 de junio de 2015

Apellidos locales con R

Rallo (Antonio). Profesor. Con él mantuve muy buenas relaciones durante los años ochenta. Fue senador a partir de octubre de 1982, cuando los socialistas ganaron las elecciones generales. Ocho años estuvo Antonio como parlamentario. Luego, tal vez desengañado de la política activa, decidió abandonarla en 1989. Culto, inteligente, y gran conversador, AR solía reírse por lo bajinis de todos los tontos con pedigrí.

Rallo (Francisco). Piloto. La última vez que nos vimos, me dijo, no exento de alegría, que un avión comercial había sido bautizado con su nombre: comandante Francisco Rallo. Piloto de renombre, FR me distinguió bien pronto con su amistad, hace ya la tira de años. Conversar con él es una gozada. No en vano conoce el mundo entero y es capaz de describirlo de modo que uno debe evitar quedarse con la boca abierta.

Ramírez (Alex). Estudiaba periodismo cuando principiaba la década de los ochenta. Me abordó un día para decirme si yo le permitía viajar con la Agrupación Deportiva Ceuta para hacer la crónica de los partidos durante varios meses. Y le dije que sí; incluso le ayudé en cuanto pude. Pues sabía que tales prácticas le valdrían muchísimo para su carrera. Las crónicas de Alex Ramírez se publicaban en El Faro y tenían mucha aceptación: pues estaban muy bien escritas e invitaban, por tanto, a ser leídas. Y hasta consiguió, a pesar de su juventud, ganarse la confianza  y el aprecio de los jugadores. Lo cual no era tarea fácil para alguien que los enjuiciaba a la par que hacía viajes con ellos que parecían no tener fin. Alex nunca se cortó lo más mínimo en salir al extranjero para formarse. Gran tipo...

Ramírez (Inmaculada). Maestra. Ejerció la política activa militando en el Partido Socialista. Un día coincidí con ella y se me ocurrió decirle que yo estaba convencido de que el tiempo en el cual anduvo como diputada no le había aportado beneficio alguno, pese a su evidente preparación y al entusiasmo con el cual abordó sus funciones. Inmaculada, que es una gran señora, me respondió que serlo le había supuesto adentrarse en un mundo que desconocía: el de la política vivida diariamente y con intensidad. Y me dijo que había conseguido algo a lo que ella le concedía mucho valor: saber aceptar las críticas negativas de los medios, sin perder la compostura. Tarea que no resulta fácil. Eso sí, me reconoció que hubo momentos en los que había estado a punto de perder los estribos.

Ramos (Domingo). Funcionario. La llegada de los socialistas al Gobierno pareció que iba a causarle algún que otro trastorno. Pero no fue así. Pues se llevaba muy bien con Manolo de Castro y, por lo tanto, no le fue nada mal con Manolo Peláez en la Delegación del Gobierno. A Domingo Ramos lo tuve yo de directivo en la Agrupación Deportiva Ceuta y no me dio motivo alguno para quejarme de él. Persona agradable, de fácil pluma, formó parte de aquella oficina de consultas en las que desempeñaban funciones Juan Vivas, José Luis Morales, Rafael Sánchez de Nogués, Manolo de Castro y Manolo de la Rubia.

Rodríguez (Pepe). Me lo presentaron en la Tertulia Flamenca y a partir de ese momento nunca dejamos de tratarnos con respeto y afecto. Pepe era poeta de mirada triste. Así que siempre tuve la impresión de que hacía versos para sofocar esa sed de deseos insatisfechos que parecían agobiarlo. No sé si la impresión va siempre aparejada de la certeza. Sentí muchísimo su muerte.

Royuela (Pepe). Nos presentaron una noche en plena Feria de agosto de 1982. Estaba Pepe alternando en la caseta Los abanicos. Lo primero que me dijo, tras los saludos de rigor, es que me cuidara de los muchos botejaras distinguidos de la ciudad. Pepe sabía más que los ratones coloraos. Algo que deduje inmediatamente. Fui cliente de la Cafetería Hollywood y Royuela, además de tratarme siempre muy bien, se dejaba ver todas las noches como cliente del Pub Tokio, cuando yo regentaba dicho local. Nunca quiso hablarme de sus pinitos en el cine. Por más que Fructuoso Miaja lo instara a hacerlo en ocasiones.

jueves, 11 de junio de 2015

No es fácil ser delegado del Gobierno en Ceuta

El delegado del Gobierno es un personaje institucional. Es el representante del Gobierno de la nación y en términos jerárquicos está solamente a un peldaño por debajo de los presidentes de las comunidades autónomas. Quiere decir que no sólo están para cumplir y hacer cumplir las leyes sino que deben ser ejemplos de probidad y espejo de virtudes en los que puedan mirarse los ciudadanos.

La cualidad de probo se aplica a la persona que cumple con sus deberes profesionales, que no comete en ellos fraudes ni inmoralidades. Un probo funcionario, según el diccionario, es persona honrada, íntegra, moral, recta... Pero a un delegado del Gobierno hay que exigirle, además, por ocupar un puesto de tanta responsabilidad -y Ceuta, por su situación geográfica es ciudad compleja, que exige mucho a sus delegados-, que tenga brío y capacidad de mando. Ya que pensar es fácil, pero actuar, difícil.

Los delegados del Gobierno han de estar, también, revestidos de temple; el temple, como dicen los buenos toreros, es la calma. Para adoptar ante los problemas la fortaleza adecuada y la serenidad que requieran las dificultades que vayan surgiendo. La educación y la energía tampoco están reñidas. Y, si encima, el representante del Gobierno de la nación está en posesión de una elegancia interior que le permita actuar siempre con conciencia del cargo que ocupa, miel sobre hojuelas.

Sí, ya sé que ustedes se estarán diciendo que el delegado del Gobierno al cual yo aspiro no es posible. Que ese mirlo blanco no existe. Máxime en una ciudad donde los delegados del Gobierno nunca tuvieron buena prensa. Ya que siempre fueron motejados de virreyes por quienes se proclamaban progresistas y por quienes, debido a intereses particulares y crematísticos, se negaban a que el representante del Gobierno de la nación desterrara todo hábito ilegal.

Fernando Marín López, subdelegado del Gobierno, entrevistado por Paco Amores en marzo de 1983, dijo, entre muchas otras cosas, lo siguiente: "Mire usted, Amores, a mi despacho llegan los interesados en que nada se innove y que se haga sólo su santa voluntad, procurando convencerme con sutilezas y por medio de la influencia de ciertas amistades. Y si no consiguen su propósito se emplean con acciones directas y tratando de imponer sus leyes. Aquí se actúa con la palmada en la espalda, el tuteo indiscriminado y exigiendo que los despachos estén abiertos todas las horas y para todas las personas que se creen relevantes".

Mañana -viernes-, durante el Consejo de Ministros, me han dicho que será nombrado el nuevo delegado del Gobierno. Entre los nombres que suenan están los de Yolanda Bel, Nicolás Fernández Cucurull y algún otro de la localidad. Cuando me ha tocado predecir el candidato, me he expresado de tal guisa: creo que el Partido Popular tendrá muchos compromisos con militantes deseosos de ocupar algún cargo. Y puede ser que uno de esos forasteros arribe a esta ciudad. Aunque yo sigo apostando por Francisco Márquez De la Rubia. Pues lo considero más que idóneo para ser delegado del Gobierno de su tierra.






miércoles, 10 de junio de 2015

Carracao dimite de todos sus cargos

El martes por la noche, concretamente a las diez, publiqué yo unas líneas acerca del secretario general de los socialistas de Ceuta, José Antonio Carracao, en las que no tuve el menor empacho en decir que no se habían cumplido las expectativas que había generado su nombramiento siete años atrás. Lo cual no deja de ser un exigente parecer mío.

En esos momentos, si me hubiesen dicho que Carracao estaba a punto de dimitir de todos sus cargos políticos, lo primero que habría pensado es que me estaban tomando el pelo. Contándome una trola. Una mentira como un templo de grande. Entre otras razones, porque ya sabemos que los españoles, salvo raras excepciones, son alérgicos a renunciar a puestos en los que se encuentran muy a gusto. Y la política activa, a pesar de que a veces proporciona algún que otro disgusto de poca monta a quienes la ejercen, bien es cierto que los compensa con licencias que no tienen los ciudadanos currelantes. Y qué decir de los parados.

José Antonio Carracao, cuyas intervenciones farragosas en las sesiones plenarias, durante no pocos años, invitaban a decirle que leyera  más para mejorar su oratoria en todos los aspectos; ya que saber hablar forma parte del éxito en cualquier faceta y en la de la política es fundamental, con el fin de decir las cosas más banales de manera interesante, y las cosas aburridas, de manera agradable -para seducir-, ha logrado despedirse muy bien. Francamente bien.

Tan bien, créanme, que a mí me ha sorprendido tanto como agradable me ha sido comprobar lo lacónico que ha estado en la hora del adiós inesperado. Lo ha hecho echando mano de esa sobriedad que tanto se le ha resistido en sus intervenciones en los plenos. De pronto, leyendo sus palabras de despedida y las causas que la motivan, hasta he pensado que se ha venido preparando para medir sus palabras a la hora de anunciar una decisión, que, seguramente, había tomado hace ya tiempo.

Ha optado José Antonio Carracao, en situación siempre difícil, por ser comedido en el hablar. Se nos ha revelado como un auténtico espartano: que no es otra cosa que ser parco en palabras. Y quienes ante el discurso grandilocuente del miedo, con el propósito de asustarlos, respondían con una sola palabra: "Sí".

En la hora de la dimisión de todos sus cargos anunciado por el secretario general de los socialistas de Ceuta, sí he recordado lo bien que los españoles enterramos a nuestros muertos y también cómo nos esmeramos en despedir a quienes dimiten de sus cargos por voluntad propia. Y, claro, yo no puedo ser menos en trance semejante. Conque voy a pronunciarme: no creo que los socialistas de Ceuta tengan ahora mismo la persona ideal para sustituir a José Antonio Carracao. También es un parecer de quien escribe.

martes, 9 de junio de 2015

Apellidos locales con C

Campos (José María). Empresario. Abogado. Escritor. Nada más conocerle, hace la friolera de treinta y tantos años, supe que lo que más le satisfacía era ser reconocido como alguien amante de los libros y, por tanto, lector pertinaz y extraordinario; dotado de lucidez y sutileza de juicio, y capaz de escribir con claridad e inteligencia. Nunca se ha cansado de preconizar su vocación periodística. Conversar con él es un placer.

Carracao (José Antonio). Funcionario. Político. En 2008, ya ha llovido, escribí de él: es veinteañero. Atesora, por tanto, juventud a raudales. Es alto. Aunque sin que los bajitos precisemos unir nuestro occipital con la espalda para mirarle. Lo cual sería un problema en su contra. Luce figura estilizada. Esa delgadez que haría decir a Esperanza Aguirre que de hombres así, con el abdomen como una tabla, cualquier mujer debería evitar toda tentación de bailar agarrada a ellos. José Antonio Carracao representa el futuro del socialismo ceutí. Y en él han depositado mucha confianza los suyos. Pues bien, siete años después, debo decir que las expectativas no se han cumplido.

Carreira (Emilio). Funcionario de prisiones. Político. Su carrera política ha estado sometida a vaivenes espectaculares: lo mismo se ha visto repudiado por gran parte de los suyos, que, de la noche a la mañana, ha vuelto otra vez a estar en la cresta de la ola del poder. Lugar inestable donde los haya. Puesto que en él se está sometido en todo momento al capricho de los temporales. Emilio y yo nos conllevamos... Ha sido en los últimos tiempos el hombre fuerte del gobierno presidido por Juan Vivas.

Cerdeira y García de la Torre (Clemente). Histórico militante socialista, Un día, de hace ya bastante tiempo, le pregunté a uno de sus hijos, Clemente Cerdeira Morterero, a qué pudiera deberse la entereza, la energía y la firmeza demostrada por su padre en momentos donde la adversidad se había cebado con él sin contemplaciones. Y me respondió que tal vez fuera porque habían sido muchas las circunstancias negativas que su progenitor había tenido que afrontar en su ya larga vida. Impasible no tiene que ser vocablo que se traduzca por frialdad excesiva. En este caso es, sin duda, la actitud de una persona bienaventurada y por serla es capaz de dominar las emociones aunque por dentro se esté muriendo a chorros. Alguien así, con tan buen temple, con tanta fortaleza de ánimo, largo en hechos y corto en palabras, ha sido siempre motivo de admiración por mi parte.

Cruces (Antonio). Empresario. Hubo un tiempo en el cual le gustaba la noche. Y debido a que yo era también un noctívago impenitente, siempre coincidíamos muchas veces, allá por los ochenta y parte de los noventa, en sitios donde reinara la tranquilidad; siempre con ánimo de tomar la copa de la amistad, acompañada de la charla variada y miradas que pudieran endulzarnos la vista. Mi amistad con Antonio Cruces no ha mermado siquiera nos veamos de higos a brevas. A mí me alegra muchísimo encontrarme con él. Cuando ello sucede, tengo motivos suficientes para sentirme satisfecho. A veces, cuando le he dicho que tiene trazas de cachondo sentimental, Antonio me ha mirado con esa indiferencia tan suya, teñida de azul.

Cutillas García (Ramón). Empresario. Escritor en periódicos. Es una pena que no haya continuado participando en la política activa. Porque está muy preparado y es, además, un excelente dialéctico. En ocasiones, le he oído calificarse de primario; es decir, que se atribuye el obrar por impulsos afectivos, sin proceder a la reflexión. Lo cual no es verdad. Al menos, sus acciones demuestran todo lo contrario. Ramón sabe más que Lepe. Y es un placer pegar la hebra con él. Cada vez que nos vemos, que no son muchas, le hago la misma pregunta: ¿cuánto dinero has pagado de mordidas en esta ciudad y a quiénes?... Y debo confesar que, a partir de ese momento, se hizo siempre el lipendi. Ramón es persona de fiar.

lunes, 8 de junio de 2015

Toca sustituir la imagen por la sustancia

Cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no se cansa de decir que considera antidemocrático que se vayan a construir gobiernos municipales y autonómicos conformados por "cuatro o cinco fuerzas de extrema izquierda que no tienen cabida en el gran proyecto europeo", Juan Vivas cuenta con mayoría suficiente para no tener que depender de ningún otro partido. Lo cual es de enorme importancia en los tiempos que corren.

De nuestro alcalde, no ha mucho, se me ocurrió decir que es capaz de sortear más obstáculos que las grullas viajeras. Sobrevive a todo: a zorros, jabalíes y cazadores furtivos. Cierto es que cuenta con ventaja sobre los demás políticos que aspiran a ocupar su sitio: tiene cara de bueno y con ella bien se puede conquistar a la gente. De hecho, y a pesar del consiguiente desgaste debido a los muchos años que lleva en el cargo, ha vuelto a conseguir mayoría absoluta en las urnas. Aunque sea mínima.

Mínima mayoría que le permitirá a nuestro alcalde no someterse a los dictados de concejales que estando en la oposición han venido haciendo alardes de poder como si realmente fueran los que manejaban los destinos de la ciudad. No hace falta decirles sus nombres ni a qué partido pertenecen. Si bien conviene recordar que el poder más peligroso es el del que manda pero no gobierna (Torrente Ballester).

En la política importa unas pocas cosas. Eso sí, hay que saberlas hacer muy bien. A partir de ahora, en vista de cómo ha cambiado la política española, van a ser analizadas con lupa las políticas de quienes gobiernen. Es la hora de sustituir la imagen por la sustancia. Y, desde luego, el tono de un alcalde debe ser elegante, sencillo, amable, sin alardear de hechos que, siendo ciertos, suenan a eso de soy el más guapo del lugar.

Hasta hace nada bastaba con un gesto de cejas, marca Carlo Ancelotti, para amedrentar a quien hubiera osado decir algo concebido como improcedente por el poder; hasta hace nada bastaba deslizar una frase hiriente en el lugar adecuado para que alguien fuera privado de su empleo; hasta hace nada existían heraldos proclamando la tragedia que podría cernirse sobre quien criticaba comportamientos de cualquier gobernante. Hasta hace nada... bueno, hasta hace nada las cosas eran bien distintas.

Tan distintas como para hacerle ver a la derecha que lo que fue un día ya no puede serlo: "lo impiden la época, las reglas que han cambiado, unos derechos irrenunciables y el pragmatismo de que nunca sumarían una mayoría sólo con armaduras que acarrearon en el siglo XX". Y, naturalmente, la izquierda también está en la misma situación. Conociendo la forma de ser de nuestro alcalde, se espera que gobierne, en cuanto tome posesión de su cargo, con más acierto -todavía- que hasta hace nada

domingo, 7 de junio de 2015

Luis Enrique debería darse el piro

El Dardo en la palabra y El Nuevo dardo en la palabra son dos libros que llevan ya mucho años disfrutando de un sitio privilegiado en los anaqueles de mi modesta biblioteca. Tan privilegiado como para que nunca pueda yo perder la visión de ellos aunque quisiera. Así, ante la menor duda acerca de nuestra lengua, que suele ocurrirme muy a menudo, acudo presto a recibir las enseñanzas que nos legó al respecto el autor de los mismos: Fernando Lázaro Carreter.

De  Lázaro Carreter  no he dejado de acordarme desde que Madrid y Juventus salieron emparejados en el sorteo de las semifinales de la Champions League. Debido a la fruición con que abundantes informadores han aprendido que los equipos deportivos italianos se designan con nombres femeninos. Helos, por tanto, como decía el gran maestro de nuestro idioma, diciéndonos y escribiéndonos a mansalva la Juventus y la Roma. Con su género originario quedan más exóticos, y ellos, los locuaces, con un halo de distinción cosmopolita.

Transcribo literalmente este párrafo de LC: Que los italianos feminicen esos nombres de equipos se debe a que subyace la concordancia con squadra. Un castellano-hablante, sin conciencia de tal hecho, oyendo o leyendo la Juventus debe perder el norte. Pero su sorpresa acarrea admiración al informador, y eso es lo que a éste le importa, no la digna propiedad de la lengua.

El Juventus -y no la juventus que parece mote de hembra aristocrática venida a menos- tenía pocas posibilidades de ganarle al Barcelona en el estadio Olímpico de Berlín. Escenario ideal para tan grande acontecimiento futbolístico. Pero, cuando se produjo el empate con el gol de Morata -el cual  llevó por la calle de la amargura, dicho sea de paso, tanto a Mascherano como a Jorge Alba-, pensé que podría obrarse el milagro favorable a los italianos. Simple espejismo. O tal vez era parte de mi madridismo más cerril que anhelaba la derrota azulgrana fervientemente.

Mas mis malos instintos se acabaron en un tris. En un abrir y cerrar de ojos. Fue debido a una jugada en la cual Pogba - a quien se le está encumbrando demasiado- y Alves rodaron por el suelo y los turineses se quedaron reclamando penalti al turco Cakir -ábitro-, mientras que Messi aceleraba su motor, fabricando el gol del caníbal Suárez. No era la primera vez que los italianos dejaban despoblada la zona vital del medio campo y a sus defensores a merced de los tres atacantes azulgrana. Lo cual se me antojaba hecho muy extraño tratándose de un equipo italiano. Pero ocurrió así.

Si bien es cierto que nada sucede si no es como consecuencia de algo. Y ese algo empezó cuando se veía a la legua que Pirlo, tan admirado y querido por su forma de entender el fútbol y de jugarlo, ya no es ni la sombra de lo que todos los amantes del deporte rey quisiéramos que siguiera siendo. Tal es así que, al margen de jugar andando y de perder el sitio en su parcela, ni siquiera acertó en las jugadas de estrategia. Sus golpeos a balón parado fueron deficientes en grado sumo. Hace un año, más o menos, ya se le notaba su declive... Pero tiene tan buena prensa que nadie se atrevió a airearlo.

Así que el triunfo del Barcelona era algo que estaba cantado. Por más que su juego en la final no fuera el mejor. Lo mejor ha sido el éxito logrado por Luis Enrique. No en vano ha logrado tres títulos de una tacada. Y pensar que en el frío invierno Andoni Zubizarreta, director deportivo, que había apostado por el entrenador, fue destituido. Bien ha hecho Luis Enrique acordándose del director técnico en la hora de los halagos. La destitución de Zubizarreta, en su momento sería ahora, sin duda, la mejor baza del entrenador para darse el piro. Y así mataría dos pájaros de un tiro. Puesto que a ver quién es el guapo que le enmienda la plana al técnico asturiano.


sábado, 6 de junio de 2015

Se escribe para comer

Durante mi estancia en Madrid, cuando corrían los llamados 'felices sesenta', el cine y la lectura formaban parte principal de mi tiempo de ocio. Durante esa época, leyendo Madrid (1941), libro escrito por José Martínez Ruiz, más conocido por el seudónimo Azorín, decía éste que "la afición o repugnancia a las materias estudiadas depende en gran parte del maestro". Inmediatamente, se me vinieron a la memoria los muchos problemas que a mí me habían causado las matemáticas por mor del profesor que impartía las clases. Ni que decir tiene que me aficioné a leer al hombre del cual se decía ya que con pasar la vida entre libros -los escritos y los leídos-, se había olvidado de vivir, o no supo vivir.

Hay un párrafo de Azorín escrito en Mis mejores páginas, otro de sus libros leído por mí con avidez, del cual tomé nota; nota que aún conservo como oro en paño. ¡Qué párrafo tan admirable! Cuántas cosas se dicen en tan pocas líneas. Azorín nos deleita con una descripción sucinta, en que la atención no divaga tortuosa a que nos podría llevar períodos enmarañados por las subordinadas. Y qué decir de La voluntad: "novela de la España negra, mazorral y profunda, trabajada secularmente por el estoicismo y la tristeza...".

En sus escritos Azorín resucitaba muchas palabras muertas y olvidadas con un estilo nuevo y personal. Cuidaba el lenguaje como cuida un pintor los múltiples efectos de la luz y del color. Y, aunque era parco en palabras, siempre fue exacto en su expresión. Es lo que decía de él Pedro Sainz Rodríguez en Semblanzas. Quien además cuenta la siguiente anécdota:

"Todavía recuerdo el estreno Brandy, mucho brandy en el teatro Calderón de Madrid. En este teatro hay una sala, debajo del patio de butacas, donde se reunía la gente en los entreactos y, cuando estrenó Brandy, mucho brandy, todos los que estaban allí reunidos fueron a ocupar sus localidades para presenciar el estreno y Azorín y yo nos quedamos solos. Se presentó la obra y hubo un pateo formidable, como un trueno que hacía vibrar el teatro. Yo no sabía qué hacer para consolar un poco a Azorín. Le miraba de soslayo y le veía impasible, con aquella cara suya de pergamino. Sin duda comprendió mi apuro, porque me miró suavemente y dijo: "Una obra pateada produce más dinero que una novela de éxito".

Pero el lance que a mí me agrada sobremanera, relacionado con el gran escritor, es cuando Gonzalo Fernández de la Mora,  reaccionario él, un día va a ver a Azorín y le cuenta acalorado, que el escribe por salvar y cantar la patria, regenerar España, explicar a Dios y otros misterios. El maestro le responde, tranquilo: "Yo escribo para comer".

A principios de la década de los sesenta paseaba yo por la carrera de San Jerónimo cuando me percaté de que delante de mí iba nada más y nada menos que Azorín: lucía abrigo, bufanda, sombrero y se valía de un bastón para mantener erguido su cuerpo. Contaba ya con 86 años. Me fui detrás de él, a la distancia adecuada, hasta verlo entrar en el edificio 21 de la calle de Zorrilla. Eso sí, en aquel Madrid los viandantes se cruzaban con él sin saber quién era aquel célebre personaje de las letras perteneciente a la generación del 98. Quien solía decir: "Yo escribo para comer".

viernes, 5 de junio de 2015

Relaño, Menotti y Casillas

El 16 de agosto de 1987, a esa hora vaga de mediodía, bajo un sol de justicia, llegué yo al aeropuerto de Málaga en mi coche para volar a Madrid con Iberia. Tenía que presentarme en las oficinas del Atlético de Madrid a fin de firmar los documentos de cesión de Miguel Ángel: jugador nacido en Córdoba y que había solicitado Enrique Alés, entrenador a la sazón de la Agrupación Deportiva Ceuta.

En las oficinas del Atlético, situadas, entonces, en la zona en la cual se encontraban los vestuarios del Vicente Calderón, me esperaban dos empleados del club; uno de ellos era Matallana, a quien conocía más que bien por haberle tenido de directivo, hacía veintitantos años, en el CD Carabanchel. Matallana me dijo que había que esperar la llegada del presidente, Jesús Gil y Gil, que acababa de regresar de Elche. Donde el día anterior, el equipo rojiblanco había jugado el famoso trofeo de la ciudad y lo había perdido por 2-1 frente al equipo ilicitano.

Jesús Gil y Gil, tras ser nombrado presidente esa temporada, lo primero que hizo fue fichar a Luis César Menotti. Quien había convocado a la plantilla para hacer ejercicios de estiramientos. El técnico argentino apareció descamisado por los bajos del estadio, luciendo tórax bronceado y tirándole los tejos descaradamente a las féminas que trabajaban en las oficinas. Daba la impresión de estar por encima de todas las cosas habidas y por haber. Matallana me susurró al oído que Menotti tenía ya fecha de caducidad.

La llegada de Jesús Gil y Gil fue todo un espectáculo. Le rendían pleitesía unos y otros. Pero lo primero que hizo fue preguntar por la persona de Ceuta que le estaba esperando para llevar a cabo la cesión del futbolista del filial. Tras media hora de conversación, amena y distendida, una vez acabados los trámites burocráticos, me puso al tanto de que esa misma tarde volaba a Málaga con la plantilla para cumplir lo acordado con firmas comerciales. Acto que sería amenizado por Lola Flores.

Mi vuelo a Málaga era el mismo que el de los expedicionarios atléticos. Nada más embarcar, el presidente que había accedido ya a su asiento antes que yo al mío, llamó mi atención para pedirme que me sentara a su lado, tras indicarle a un  directivo que ocupara mi sitio. Y, durante el vuelo, estuvo preguntándome por cuestiones relacionadas con el fútbol. No en vano se había preocupado por saber de mí...

-¿Qué te parece Menotti? -preguntó de sopetón.

-Yo creo que vende muy bien lo que sabe, pero lo que sabe no creo que sea tanto para hacer del Atlético un equipo capaz de lograr títulos.

Jesús Gil y Gil no dijo ni pío. Se limitó a invitarme a la fiesta dispuesta para presentar a la plantilla. Y le dije tres veces que me era imposible. Porque precisaba regresar a Ceuta en pocas horas. Menotti, como no podía ser de otra manera, fue despedido poco tiempo después. Y entonces sacó a relucir la frase siguiente: "El problema no es que los presidentes echen a los entrenadores, el problema es que no saben para qué les contratan".

Frase que ha traído a colación el director del Diario As, Alfredo Relaño, para zurrarle la badana, una vez más, a Florentino Pérez; para llamarle grosero a José Mourinho, por el cual siente tanta aversión como rencor tóxico padece; y, naturalmente, para airear que Rafa Benítez es un paniaguado. Le ha faltado, en esta ocasión, decirnos que Casillas es el mejor portero del mundo... Por si acaso Valero, entrenador de porteros, no había caído en ello. Pero lo hará ya mismo. Ya lo leerán ustedes.

jueves, 4 de junio de 2015

Apellidos locales con M

Márquez de la Rubia (Francisco). Político. Licenciado en Derecho. Oficial Superior CGA. Diputado del Partido Popular. Quienes le conocen, que no son pocos, dicen de él que su capacidad de estudiar con asimilación es tanta que podría sacar carreras a porrillo. Buen orador, habla casi siempre sin papeles, tiene metido entre ceja y ceja ser alcalde de Ceuta. Su estancia en el Congreso le ha permitido curtirse como político a la par que hacer amistades convenientes para cuando se cumplan sus deseos. Ah, no sería ninguna sorpresa si fuera nombrado delegado del Gobierno en estos momentos. Sería un acierto.

Manso López (Luis). Militar. Coronel de Infantería y director de la Cátedra Militar de Ceuta. Goza de prestigio ganado a pulso. Lo llevo tratando desde hace un montón de años. Jamás ha tenido el menor signo de volubilidad en su buen carácter. Mi aprecio por él es evidente. Y así se lo he manifestado siempre que lo he creído oportuno.

Martell (Alberto). Pronto cuajo nuestra amistad. En cuanto me veía traspasar el umbral del Club Náutico CAS, cuyo restaurante regía, se acercaba a saludarme y allá que nos poníamos a pegar la hebra. De fútbol, sobre todo; ya que él lo había jugado más que bien. Alberto me demostró en ocasiones concretas que se podía confiar plenamente en él. Y yo no tenía ningún inconveniente en ponerlo al tanto de mis cavilaciones futbolísticas durante la temporada 82-83. Su muerte, tan inesperada como trágica, me consternó.

Menchén (Carlos). Empleado de comercio. Gocé de su amistad nada más arribar yo a Ceuta en el verano de 1982. Nunca pensé, observando el entusiasmo que ponía en su decir acerca de cualquier cosa, lo pronto que lo íbamos a perder. Pasé un mal trago en el homenaje que se le dedicó, tras lo suyo...

Mizzian (Mustafa). Político.  De él podría destacar un turbión de anécdotas, de cosas y sucesos que le dieron popularidad suficiente para convertirse en un político singular. Pero de Mustafa Mizzian conviene destacar, por encima de todo, su negativa a pactar con el GIL. Renunciando a las prebendas correspondientes. Su decisión fue crucial para el devenir de Ceuta y del Partido Popular.

Muñoz (Antonio). Fue presidente de la entonces llamada Junta del Puerto en los ochenta. Lo necesité, en cierta ocasión, y debo decir que atendió mi petición con una diligencia digna de encomio. Así que solucionó un problema que no era fácil. Nunca he dejado de agradecerle su comportamiento. Su mala salud se estuvo cebando con él hasta el fin de sus días.

Moreno (Antonio). Lo conocí siendo árbitro de fútbol. Así que no pocas veces le tocó arbitrar partidos de equipos entrenados por mí. Mi presencia en esta ciudad sirvió para reforzar muestra amistad. Directivo de la Agrupación Deportiva Ceuta, una vez retirado del arbitraje, compartí con él empleo en el Instituto Municipal de Deportes. Antonio Moreno pudo llegar a ser un árbitro destacado en la máxima categoría. Pero el diablo se le aparecía cuando menos lo esperaba. Lo perdimos demasiado pronto.

miércoles, 3 de junio de 2015

Benítez hizo pucheros

El 10 de octubre de 1982, la Agrupación Deportiva Ceuta, que había empezado la temporada muy bien, ocupando los primeros puestos en la clasificación, jugaba en el campo de la AD Parla, y mis informes, como entrenador del equipo ceutí, eran que había dos jugadores destacados en el equipo madrileño: Alvarado y Rafa Benítez. Anulados ambos, empatamos a cero, jugando nosotros con diez, debido a la expulsión de Paco, magnífico delantero. A Benítez lo marcó Ramírez: medio volante tesonero, resistente y disciplinado; mientras que Suso Bea pudo con Alvarado.

Rafa Benítez era medio volante ofensivo, que marcaba goles, pero que estaba muy limitado físicamente. Lo cual no le impidió permanecer varias temporadas jugando en una Segunda División B que le permitía curtirse en la tarea que más deseaba: ser entrenador. Y nada mejor para ello que conocer el fútbol desde abajo.

Al cabo de muchos años, RB ha fichado por el Madrid, tras una carrera brillante como entrenador, y en su presentación, no ha podido evitar hacer pucheros. Y de haber derramado unas lágrimas, cualquier tipo de mofa habría sido injusto. No en vano se estaba produciendo el sueño de cualquier técnico: ser entrenador del Madrid. Y en el caso de Benítez aún más: pues había pertenecido a la Casa Blanca como jugador aficionado, entrenador de canteranos y como segundo entrenador del primer equipo.

De Benítez, como técnico, yo sé lo que han venido contando de él quienes dicen conocerlo más; esto es, los jugadores que han estado a sus órdenes. Prueba poco fiable en muchas ocasiones, pues conviene decir, cuanto antes, porque le viene como el anillo al dedo al asunto, que cada cual cuenta la feria según le va en ella.

A Benítez lo avala no sólo su trabajo en distintos equipos españoles y extranjeros, sino también su conocimiento del fútbol modesto, como jugador,  el cual llevado a la práctica en conjuntos relumbrantes  los hacen mejores en todos los aspectos. Aunque la tarea no resulta fácil. Ya que hacer trabajar duramente a las figuras, para que luego sean capaces de sacrificarse del modo que exige el juego en las categorías inferiores, sólo está al alcance de pocos entrenadores.

En mis conversaciones con el siempre ponderado y educado Nayim, leyenda del Tottenham y del Real Zaragoza, coincidimos en que los jugadores técnicos son los que mejores se defienden en los terrenos de juego deficientes. Ya que técnica es el mejor conocimiento del oficio. El conocimiento del oficio, por tanto, es lo mejor que puede tener un entrenador. Y éste, es decir, el oficio, se aprende desde abajo. Tal y como lo ha hecho Rafa Benítez.

martes, 2 de junio de 2015

La soledad del entrenador

De la soledad del entrenador de fútbol se ha escrito. Pero nunca lo suficiente como para que la gente sepa cómo un técnico vive solo los innumerables problemas que acarrea el desempeño de su trabajo. Verdad es que, desde hace bastantes años, los entrenadores cuentan con varios ayudantes que se reparten la tarea y comparten alegrías y sinsabores. Algo que actualmente no solo sucede en Primera y Segunda División A, sino que también disfrutan de esa mejora muchos técnicos de Segunda División B.

Nada que ver con lo que ocurría, por no irme más hacia atrás, en los setenta u ochenta del siglo pasado. Y, si me apuran, hasta en los noventa. En aquellos entonces, el entrenador estaba obligado, salvo en los grandes clubes, a servir para todo. Así que terminaba exhausto todos los días. Además de que tampoco gozaba de la imprescindible ayuda que suelen prestar los ayudantes cabales. 

Tales desventajas hacían que el entrenador sufriera de lo lindo. Porque se hallaba solo ante el peligro de verse zarandeado por unos y otros como el viento zarandea a la flor del vilano. Y ni siquiera los triunfos le evitaban las críticas acerbas por haber tomado alguna decisión que gustaba poco a los directivos, a la plantilla, a los aficionados, y qué decir de los periodistas.

Ante tales problemas, el entrenador tenía que echar mano de todos sus recursos. Estaba obligado a pensar muy rápido y sobre todo a hacer de la intuición cultivada un arma imprescindible para atenuar en la medida de lo posible los muchos inconvenientes que surgían durante la temporada. El entrenador, después de una victoria, y cuando la expedición celebraba lo acontecido, ya pensaba en los problemas que debía resolver en el próximo partido. Y hasta trataba de evitar los halagos del delegado por saber que los mismos se tornarían en censuras en cuanto se produjera la derrota.

Yo conocí a muchos compañeros que no soportaban semejante presión y recurrían a los estímulos para poder sentarse en el banquillo. Y, cómo no, para no parecerse a Don Quintín el amargao. Y más que aliviar la soledad lo que lograban es aumentarla. La soledad de los entrenadores sigue en sus trece. Aunque dulcificada por la mejora manifiesta que ha habido en el fútbol en todos los aspectos y de la que ellos, lógicamente, se están beneficiando.

Yo entiendo, pues, que José Mourinho -verbigracia- imponga una disciplina espartana entre jugadores convencidos de que son ellos quienes han de dictar sus normas por encima de todo, por más que en el empeño sea tachado, como mínimo, de arrogante. Como asimismo no critico que Carlo Ancelotti haya tratado una vez más de lograr la unidad del vestuario con algo más que condescendencia. Ahora bien, si yo fuera el encargado de elegir a uno de los técnicos, siempre me decidiría por Mourinho. Benítez, que ya ha sido contratado, sabe que en el Madrid no valen los paños calientes. De manera que no le arriendo las ganancias si no toma la decisión, necesaria a todas luces, de prescindir de Casillas y, por supuesto, la de poner firme a Sergio Ramos




lunes, 1 de junio de 2015

Terreno abonado para los extremismos

La pitada durante la interpretación del himno en la final de la Copa del Rey, hecho detestable, ha obrado el milagro, desde entonces acá, de que se hable menos de la crisis de los políticos, crisis del desgaste y de la corrupción, cuando todos los partidos se aprestan a ver de qué manera acuerdan pactos con el fin de formar gobiernos en autonomías y municipios contra los populares.

Mientras tanto, los dirigentes del Partido Popular dicen que su crisis viene alimentada por el alarmismo y la maledicencia de ciertas televisiones. Y hasta Mariano Rajoy se ha expresado con contundencia al respecto: "Nuestros malos resultados electorales se han debido al "martilleo constante" de los informativos con los casos de corrupción.

A Mariano Rajoy se le olvidó decir lo de Cría cuervos... Y es que para cualquier político la prensa siempre es perversa, incluso para el que triunfa. Frase que se le atribuye a Leopoldo Calvo Sotelo. Pero tampoco es menos cierto que los dirigentes populares han de reconocer sus errores y, sobre todo, la desgracia que supone el que haya innumerables españoles que se han quedado sin trabajo y sin posibilidades de obtenerlo. Con edades comprendidas entre cuarenta y cincuenta años. Auténtica tragedia en todos los sentidos.

Semejante situación, ha hecho posible que cunda el pánico de los parados entre quienes se han percatado de que, por más que aprendan de todo y a ritmo forzado y presenten historias laborales, nadie les hace el menor caso. Así, más allá de la inquietud material, el hombre privado de trabajo experimenta una angustia existencial. Y se pasa los días culpando a todo el mundo de la situación en la cual vive. Y, desde luego, opta por odiar a los miembros del gobierno reinante y a los políticos en general. Y luego vota contra ellos. Es lo que le ha ocurrido al PP.

Por lo tanto, a nadie debería extrañarle que corrupción, privilegios, falta de trabajo, pobreza..., sirvan para que vuelvan a germinar las ideas comunistas por todos los sitios. Y sería una tragedia que en España hubiera un retorno a las viejas ideas del comunismo, de la utopía y de cuanto está detrás del populismo, que es el gran enemigo de la libertad.

En rigor, lo importante en estos momentos es tratar de salir airosos de las crisis existentes, admitiendo además los políticos los errores cometidos y, por supuesto, pidiendo perdón por la responsabilidad moral de cuanto ha ocurrido, y que a diferencia de la responsabilidad jurídica no es una institución sino una figura subjetiva. Sería conveniente que los políticos leyeran a Kant para aliviar la conciencia. Lo cual no me parece mucho pedir.