Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 31 de agosto de 2020

Holgazanear

En 1973, yo había leído, entre muchos otros, un artículo de Camilo José Cela, titulado La Dosificación de la Holganza. Se refería el escritor a que los siquiatras decían que es saludable que la gente holgazanee un poco y se dedique, de vez en cuando, a ver pasar el tiempo sin mayores afanes y aplicada a un menester no habitual. 

Estimo como lo más probable -sigue hablando Cela- que estén en lo cierto aunque dude de que el uso de la holganza no llegue a constituir, en múltiples casos, un hábito también malsano y no alcance a ser, en más de una y más de dos ocasiones, escasamente adecuado al fin que se persigue: la restauración de la salud y el equilibrio del sistema nervioso.

Repárase en que no comporta -al menos en teoría- iguales resultados, salir de pesca que irritarse en un partido de fútbol, por ejemplo, o escalar una montaña que pasarse la noche jugando al tute o al dominó. A mí siempre me preocupó el problema de las vacaciones porque, entre otras cosas, no sé lo que hacer con ellas, porque lo que me gusta es lo que hago sin ellas, decía don Camilo

Pues bien, en 1976 llevaba yo tres temporadas salvando a equipos del descenso, tras haber sido llamado por directivos que ya daban por perdida la categoría. Y comencé a padecer dolores estomacales que me dejaban exhaustos y que a veces necesitaban de la intervención del médico de urgencias. Recuerdo que uno de aquellos episodios me cogió en Barcelona. Después de que el equipo entrenado por mí hubiera empatado frente al Barcelona Atlético en el Camp Nou. 

Ni que decir tiene que pregunté a quien debía por el mejor especialista del aparato disgestivo que hubiera en la Ciudad Condal. Y, además de darme su nombre, se encargó de que me recibiera el lunes a primera hora de la mañana. Así que hube de quedarme en Barcelona mientras que la expedición volaba rumbo a su lugar de procedencia.

A las diez de la mañana estaba yo frente al especialista. Me inquirió por las molestias. Me invitó a tumbarme en la camilla y se puso a examinar el abdomen con las manos. Terminada la exploración, me preguntó a qué me dedicaba. Le dije que era entrenador de fútbol. Y movió la cabeza en señal de que no era extraño lo que me sucedía. Quiso saber lo que bebía. Y le dije que nada más que cerveza... "A partir de ahora deje de beber cerveza y beba uno o dos güisquis al día". 

Regresó a  su mesa y comenzó a escribir el diagnóstico. Que era el siguiente: Distonía neurovegetativa... Me explicó detalladamente de qué se trataba y el motivo de las molestias. No me recetó nada. Simple y llanamente me recomendó que durante las vacaciones, que ya estaban próximas, holgazaneara y dejara de pensar en cuestiones relacionadas con mi profesión.

¿Le gusta la pesca?

No he pescado nunca...

¿Dónde pasará sus vacaciones?

En El Puerto de Santa María.

Lugar ideal para que comience a pescar. Y verá lo bien que le sienta ese relajamiento diario -dijo el especialista a modo de despedida.

Llegué a mi pueblo. Compré en Caza y Pesca, tienda de deportes que tenía los mejores utensilios de pesca, una caña que era la más celebrada entonces. Me fui al Río Guadalete a su paso por la Playa de la Puntilla. Y desde las escolleras me puse a lanzar la caña sin haber recibido los consejos oportunos. Al segundo intento perdí el equilibrio y salí del intento hecho un eccehomo. 

Lo primero que hice es regalar los avíos de pescador. Y me puse a pensar en los problemas de mi profesión. Eso sí, prescindí de la cerveza y me aficioné a tomar uno o dos güisquis cortitos, sin hielo y con el agua justa. Y acabé con la distonía neurovegetativa. 

 

 


domingo, 30 de agosto de 2020

Cádiz

Cádiz está almacenado en la alacena de mi memoria de la niñez. Mi relación con la capital gaditana comienza callejeando la ciudad de la mano de mi tía Encarna: cordobesa que veía la Tacita de Plata con ojos gozosos. De Cádiz le gustaba todo y a mí solía embeberme en el decir de sus descubrimientos. Con ella aprendí a sentirme gaditano. Aunque debo confesar que sin su presencia todo me resultaba bien distinto.

Reconozco que no soy gadita y que, por tanto, estoy muy lejos de quien para serlo de verdad ha de estar todo el día ejerciendo de gracioso o resaltando la ironía de una tierra que tiene en la risa la mejor terapia para combatir sus penas. Es una de las ciudades con más alto índice de prejubilados a edad donde trabajar ayuda a vivir mejor.

Mis idas a Cádiz eran casi siempre viajando en el vaporcito de El Puerto. Embarcarme en uno de los Adrianos suponía una alegría que me daban mis padres. Incluso cuando soplaba viento de levante y al llegar a la barra el barquito se movía de lo lindo. Aún recuerdo las conversaciones que los míos mantenían con 'José Fernández, Pepe el del vapor'.

Tuve la suerte de ver jugar al Cádiz en el Campo de Deportes Mirandilla y también presencié corridas de toros en la plaza que fue derruida hace ya bastantes años. Por motivos muy conocidos. De Mirandilla pasé al Estadio Ramón de Carranza. Y si la memoria no me falla, el primer partido de Liga lo jugaron el titular y el Extremadura. Ambos figuraban en Segunda División. Corrían los años cincuenta y yo admiraba a muchos futbolistas gaditanos: Collar, Pilongo, Cuartango, Rubio, Liz...

Veranear en Cádiz era sinónimo de comodidad, según decían. Dado que los forasteros podían permitirse el lujo de prescindir del traje. Cosa que, por lo oído, no se podía hacer en San Sebastián. La playa de la Victoria se llenaba de cordobeses y sevillanos. Y cuando apareció el Trofeo de Carranza principió la locura.  Allí pude ver a los mejores equipos del mundo. Me acuerdo de la noche en que Garrincha tuvo a Sanchís -padre- quince minutos entre las cuerdas. Hasta que éste, todo raza y velocidad, le tomó la medida y lo dejó sin fuelle y sin balón. Y el Madrid se impuso al equipo brasileño.

Los trofeos eran una fiesta y los gaditanos tuvieron la oportunidad de darse a conocer tal y como son: alegres, divertidos, ingeniosos y convencidos de que en Cai hay que mamar... Lo que traducido podría ser más o menos lo siguiente: todo lo hacemos bien y aquí hay arte para dar y tomar. Hipérbole de la que, posiblemente, abusan; pero verdad es que cuentan con motivos suficientes para exagerar hasta donde les salgan de los cataplines.  Máxime tras el ascenso del Cádiz a La Liga Santander.

sábado, 29 de agosto de 2020

El diván de las mentiras

Mi amiga Beatriz, de la que no sabía nada desde hace un año, me ha enviado siete folios escritos por ella, según dice, durante el tiempo que duró el confinamiento. Con el propósito de que los lea, si a bien lo tengo; y, si acaso me gusta lo que relata, me asegura no tener el menor inconveniente en que lo vaya contando si lo creo oportuno. Así que he decidido publicar El diván de las mentiras. Aunque lo iré haciendo sin orden de fechas.

-Si hay algo de cierto entre nosotros es que así no podemos continuar -las palabras de Verónica sonaron firmes y rotundas.

-No sé... creo que... Bueno, ¿acaso no quedamos en que nos pondríamos bajo tratamiento sicológico? -respondió Armando.

-¡Bah!, ayer te dije eso; pero hoy estoy convencida de que a nuestro matrimonio no hay sicólogo que lo salve. ¿Por qué te empeñas en engañarte?

-Vamos a intentarlo, ¿no?

-De acuerdo... Aunque bajo condiciones: primero, me niego a que el sicólogo sea nuestro conocido Anselmo; segundo, iremos por separado... Tú, en primer lugar; luego, cuando me toque a mí, ya decidiré si lo hacemos juntos.

Armando aceptó y acudió presuroso a la consulta.

-Cuatro años casados... Sí, cuatro años penando un error. La verdad es que fuimos al matrimonio forzados por las circunstancias. Lo que se dice realmente llevados en volandas por nuestras familias. Y todo porque Verónica pasaba más tiempo en mi casa que en la suya. Creció junto a mi hermana. Así que desde niños nos etiquetaron como novios. 

El sicólogo pregunta y Armando contesta: ¡Y tan largo que fue nuestro noviazgo! La verdad es que acudimos ya talluditos al altar: 35, yo; 32, ella. De poco nos ha valido, sin embargo, los muchos años de relaciones. ¿Por qué? Pues por lo lejos que andaba yo de saber con la mujer que me casaba. Sí, mire usted, porque jamás imaginé que ella estuviera siempre tan famélica de sexo. ¡Qué horror!...

A cada paso, mire usted, a cada paso preguntando "¿qué, lo hacemos o no lo hacemos?" En ese momento empecé a sentirme mal. Y lo más curioso es que habíamos llegado inmaculados a la iglesia. A causa de una promesa de castidad que hicimos un buen día y que a mí, la verdad sea dicha, no me supuso esfuerzo alguno. Eso sí, entonces se lo achacaba a mi fondo religioso y a la virtuosidad de ella. 

¡Huyyyy...! Ya lo creo que dialogué. Pero que si quieres arroz, Catalina. Es más, de nada me ha servido fingir cansancios laborales ni jaquecas inoportunas. Ella insistía en que donde mejor estábamos era en la cama. ¡Qué fiera!... Mire usted, de verdad, soy esclavo de una  mujer que no tiene hartura.

¿Feliz?... ¿Feliz, dice usted? Posiblemente, cuando lo del embarazo. Un embarazo tenido por difícil y que aconsejaba prudencia, según diagnóstico del ginecólogo, me salvó de sus garras durante meses. E incluso, fíjese, llegué a pensar que la llegada del niño mitigaría en gran medida el desenfreno de ella. Qué va, al revés. Pues en cuanto pudo, es decir, antes que después, volvió a la carga con mayor desatino. Así que me eché a tamblar ante tamaño vendaval lujurioso. 

Continuará...

viernes, 28 de agosto de 2020

El cuarderno gris de Josep Pla

Hoy me ha dado por releer El cuaderno gris de Josep Pla. Uno de los más grandes prosistas del siglo XX. El cuaderno gris corresponde a los años 1918 y 1919, y en sus páginas queda retratada la sociedad, el paisaje y la vida cultural de la época. Obra fundamental para entender la visión de la España de entreguerras. A través de todas sus anotaciones, se trasluce la personalidad ácida, desmitificadora y fascinante de Pla.
 
Embebido en la lectura de un cuaderno excepcional, cuando llego a la página 171 me percato de que son las nueve de la noche y que ni siquiera he elegido el tema del artículo que me toca publicar a las diez. Y decido con celeridad apropiarme de una reflexión del escritor nacido en Palafrugell (Cataluña). Un chispazo de genio de quien no supo hacer otra cosa que escribir y nunca intentó dedicarse a una tarea más agradecida en lo económico, y menos comprometida desde el punto de vista social.
 
Mi generación, dice Pla. Que yo hable de mi generación, claro, hace reír. ¿Qué sé yo de mi generación? Hablo de la generación literaria. El resto -mi curso de la Universidad- apenas me interesa. Pero cuando hablo de mi generación hablo de mí. Mi generación soy yo. Porque estoy seguro de que hay disperso un grupo de personas, totalmente desconocidas, imposibles de localizar, que ven las cosas, que piensan como yo. 

Es cuando hablo con la gente -sigue diciendo Pla- que tiene veinte años más que yo, cuando veo claramente las características de la generación de que formo parte. Nosotros venimos de los libros. Nosotros hemos leído y leemos libros. Creemos que hemos vivido porque hemos leído libros. Los libros nos han dado la esperanza de alguna cosa. Hemos esperado años y años que alguna cosa se produciría. ¿Qué se ha producido? Absolutamente nada. Esto nos ha llevado a suponer que los libros dicen una cosa y que la vida dice otra muy diferente.
 
Los libros -continúa hablando el gran escritor catalán- nos dicen que el mundo, los hombres, las mujeres están hechos de una manera. La vida nos dice que el mundo, los hombres, las mujeres, están hechos de una manera distinta. Los libros nos dicen  que existe el amor, la gloria, la bondad, la grandeza. La vida nos dice que no hay nada. ¿De qué hablan los poetas? ¿Qué sentido tiene lo que dicen los poetas? ¿Por qué hablan de esta manera? ¿Quién les hace hablar así?
 
He nacido en un pueblo pequeño del Ampurdán. Los horizontes de mi vida han sido cortísimos. Estas circunstancias me han hecho especialmente sensible a la fulguración de la letra impresa. Me pusieron los libros en la mano y los leí. ¡Qué bellas cosas se encuentran en los libros! La vida es esto y aquello y lo de más allá, dicen los libros. Uno descubre que lo que dicen los libros sirve para disimular, para camuflar -es una palabra de moda- la vida mediocre y acomodaticia.
 
Entre los hombres hay escasas diferencias: un poco más de higiene, de educación, un matiz de hipocresía. Los libros contienen lo que contienen, no para engañarnos. Simplemente porque sus autores pensaban que nunca los tomaríamos en serio. Las épocas siempre han sido iguales y las que se llaman las grandes épocas sólo han existido en la imaginación de los que han escrito los libros...
 


jueves, 27 de agosto de 2020

Sánchez sorprende a los presidentes autonómicos

El modelo de Estado con 17 Comunidades Autónomas no ha alcanzado su objetivo capital, y que era el de extender el protagonismo a todo el país, con un sentido democrático más puro, y lo que ha sucedido no ha sido otra cosa que el nacimiento de 17 Estados pequeños, con sus centralismos claros, y algunos de ellos con la idea de Nación y de autogobierno pleno, como los casos de Cataluña y del País Vasco, con un sentido de independencia respecto al resto del país, y del Estado.

Así es que los Gobiernos de España se convierten en un frontón de demandas constantes, se crean las desigualdades, y desaparece una conciencia unida ante situaciones que la exigen, y especialmente cuando el desafío exterior, y sus compromisos, imponen la congregación inteligente, la conciencia pragmática de los intereses, y una comparecencia no fragmentada o débil.

Ambos párrafos vieron la luz en 1988. En uno de los capítulos de Así Está España: libro escrito por Emilio Romero. Desde entonces los presidentes autonómicos no han dejado de exigir al Gobierno de la Nación más poder y autogobierno para sus comunidades autónomas. En ese menester se han distinguido el País Vasco, Cataluña, Aragón, Baleares, Canarias, Valencia y Andalucía. 

Verbigracia: Ximo Puig (presidente valenciano) ha estado exigiendo todos los días y fiestas de guardar más poder y gobierno de las comunidades autónomas.  Hasta el punto de decir que el Gobierno valenciano quiere afrontar una hipotética reforma de la Constitución para aumentar el poder autonómico frente al Estado. Ni que decir tiene que se ha visto secundado por los demás presidentes

Durante el confinamiento, el presidente del Gobierno de España fue acusado por tirios y troyanos de tomar decisiones que le concernían a las Comunidades Autónomas. Y algunos presidentes proclamaron que iban a hacer caso omiso de lo que dijera el Gobierno de la Nación. Eso sí, bajaron el tono cuando fueron llamados para poner la mano... Y es que la pasta es capaz de obrar milagros.  

Pues bien, Pedro Sánchez -que amén de aventurero está demostrando capacidad suficiente para sorprender a propios y extraños- les ofreció ayer o anteayer, que para el caso es los mismo, a los presidentes autonómicos la posibilidad de elegir un estado de alarma a la carta. Y, claro es, los ha cogido con el paso cambiado. 

Pablo Casado, que ha manifestado que "España no tiene a nadie al 'timón' frente a la pandemia", da la impresión de Estar en Babia. Porque frente a la pandemia están nada más y nada menos que todos los presidentes autonómicos. Con más conocimientos de cuanto acontece en sus territorios que el presidente del Gobierno. Lo que hace falta es que den la talla ante las obligaciones que deben asumir. Es decir...

 



miércoles, 26 de agosto de 2020

El opio del pueblo

En los años cincuenta y sesenta, los ayuntamientos informaban -mediante circulares- a los ciudadanos que el aburrimiento, madre de vicios y corruptelas, podía inducir a la clase obrera y media, económicamente débiles, a frecuentar salas de fiestas, cotos de caza, cines, teatros, tiros de pichón, óperas, conciertos, cocktails, banquetes... 
 
Y que el fútbol, moral, deportivo, austero, impedía que las dos clases citadas, despilfarrando unos ahorros que no tenían, tomaran contacto con una vida mundanal nociva, perversa y demoniáca. Y, a renglón seguido, solicitaban la desinteresada ayuda económica de la gente para contribuir al fichaje de jugadores por parte del club. 
 
Así lo cuenta Evaristo Acevedo en Cartas a los celtíberos esposados. Lo cual uno echaría a chacota de no haber vivido plenamente esa época en la que el fútbol llegó a considerarse el opio del pueblo por parte de intelectuales que, en cambio, gustaban de acudir a las veladas de boxeo en el célebre Campo del Gas y en la Plaza de Toros de las Ventas de Madrid.

Sesenta y pocos años después de considerar el deporte rey como el remedio más eficaz para adormecer las ideas políticas de innumerables españoles de cuando entonces, resulta que, por si había algunas dudas al respecto, hemos comprobado, una vez más, que el fútbol sigue siendo opio para que mucha gente se haya olvidado del virus que ha venido matando, que sigue en la brecha, y que ha dejado, y continuará dejando, pobreza por doquier. 

Para que ello suceda, ha bastado que Lionel Messi manifestara, vía burofax, que quiere rescindir gratis su contrato con el Barcelona. Desde ese momento, nada más que se habla de un futbolista genial que se ha acostumbrado, a la chita callando, a que lo mimen. Y, claro es, en cuanto el presidente ha creído conveniente comunicarle por medio de Ronald Koeman que se es necesario acabar con los privilegios en la plantilla, se ha rebelado contra el club que lo acogió siendo un niño... 

El privilegio es una odiosa palabra que ha causado muchos enfrentamientos. Es una palabra que separa, que hace distingos entre hombre y hombre. En cuanto concierne al fútbol, hay entrenadores que se adaptan muy bien a la camarilla del equipo en el cual prestan sus servicios. Así que suelen tomar las decisiones tras consultarlas con el dirigente de ese grupo que lleva la voz cantante. 
 
Son técnicos a los que cuando ganan, por contar con los mejores futbolistas, se les destaca sobremanera por sus buenas relaciones con los jugadores que mandan en el vestuario. Eso sí, la diplomacia que se les otorga se viene abajo cuando  llegan las derrotas. Y entonces ocurre lo peor: los privilegiados no asumen los fracasos y los descontentos estallan a toro pasado. En el caso de Messi, lo mejor sería que hiciera de jugador-entrenador. Teniendo en la banda como técnico a un 'hombre de paja'. De no ser así, no creo que haya entrenador capaz de acabar con los privilegios en el Barça.
 
Tras lo ocurrido, tengo la certeza de que Ronald Koeman estará deseando que Messi se dé el piro. Puesto que sin la estrella argentina podrá el técnico holandés tomar las decisiones que crea beneficiosa para un club que conoce perfectamente. De no ser así, Koeman las va a pasar canutas para imponer sus criterios. De momento, quien está pasando el quirinal es Bertomeu. Por haberle dicho al nuevo entrenador que está hasta los mismísimos de que sea Messi quien dirija el cotarro. 




 
 
 
 
 
 
 
 
 


 



martes, 25 de agosto de 2020

El Polémico Dialecto Andaluz

Me recuerda mi estimado Pepe Otelo que llevo ya mucho tiempo sin decir ni pío sobre El Polémico Dialecto Andaluz. Habla regional que entre los años 1900 y 1936 perdió Andalucía una gran ocasión de elevarla  a la categoría de lengua escrita literaria, como lo son otras hablas peninsulares. Pero, como ya he dicho en otras ocasiones, nuestros escritores de la época, de grandísima valía y que habían llegado a tener resonancia internacional, se avergonzaron de su lengua andaluza y se dedicaron a escribir en castellano. He aquí alguna locuciones y frases hechas andaluzas.

Abriero de boca.- Bostezo repetido. Somnolencia (Sevilla, Málaga).

A cosa hecha.-Intencionadamente. Con mala intención (Córdoba, Almería).

Tener tripas por estrenar.- Se dice de un individuo que es reservado y callado, pero del que se sospecha que oculta malas intenciones o se espera de él alguna mala faena. "No te fíes de Fulano porque tiene tripas sin estrenar."

Tener tres días con pasado mañana.- Para indicar que alguien tiene mucho que aguantar, o es muy exigente. "A la pobre Lucía le ha tocado un marido que tiene tres días con pasado mañana."

Aliquindoi.- Estar aliquindoi. Estar atento. Estar sobre aviso. Desconfiar de alguien por lo que se espera que haga (Málaga).  

Blandura.- Rocío nocturno. Relente. En los sitios más fríos de Andalucía, como Granada y la sierra Norte de Sevilla, se llama también blandura a la escarcha. "Está cayendo una blandura que te cala hasta el corazón."

Chufla.- Burla. "A chufla lo toma la gente, y a mí me da pena y causa un respeto imponente." José Carlos de Luna, en "El Piyayo". Málaga. En Sevilla chufla se aplica a individuo poco serio, inestable y poco de fiar: "No le encargues ese asunto a Fulano, porque es un chufla, y puede estropear el negocio." En Cádiz significa alegre, gracioso, sobre todo si es en diminutivo, "chiflilla."

Chusma.- Tiene dos significados, gente baja, nombre que procede de las galeras, en que a los presidiarios o esclavos que trabajaban como remeros forzados se les llamaba oficialmente la "chusma" (Málaga y Cádiz). En Sevilla, singularizando, "chusma" o "un chusmeta", es un individuo informal, que se cree graciosos sin serlo. También se dice "tomar las cosas a chusma", por decir "tomar las cosas a bromas."

Expresiones.- Dar expresiones significa igual que dar recuerdos. "Cuando veas a Serafín y a su mujer les das expresiones de mi parte." "Expresiones al mayoral y a los del cortijo (Francisco de Mena del Rosal, en "La carta del soldado", Montoro). En Sevilla, en vez del término expresiones, o el de recuerdos, se dice "memorias". "Le das memorias a tu madre de mi parte."

Espeso.- Sucio, poco aseado. "Amelia es un poquitín espesa, no hay más que ver cómo tiene los cristales de las ventanas."

Garabato.- Palabra de castellano antiguo, que aún queda en algún pueblo de Sevilla con el significado de garbo o buen palmito femenino. "Una mujer con mucho garabato."

Jardazo.- Caerse y darse un gran golpe. "Resbaló y se pegó un jardazo tremendo." (Córdoba y Sevilla). 

Jeringos.- En Málaga se dice "tejeringos". En Sevilla se les llama "calentitos". 

Jeringar.- Fastidiar. "Nos ha jeringao el viaje la huelga de aviación." (Córdoba).

Lipendi.- Hacerse el lipendi equivale a hacerse el distraído. "Le tocaba pagar una ronda, pero el tío se hizo el lipendi." (Málaga).

Mamostias.- Bobalicón (Sevilla). En Málaga se dice "mamasopas".

Merdellón.- Sucio, grosero, ordinario (Sevilla). Cervantes lo recoge en su "Entremés de los Mirones", como vocablo usado por la gente popular de Sevilla, dicho por una verdulera que vendía rábanos en la Costanilla.


lunes, 24 de agosto de 2020

Miedo

Del miedo se nos dice que es una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. Y también que el miedo lógico puede ser síntoma de cauta prudencia e incluso de valor sereno. Pero que el miedo desmelenado y gratuito es un índice de derrota. De ahí que se nos recomiende enfrentarnos a él para estrangularlo y derrotarlo. Aunque no hay que ser muy espabilado para reconocer que es muy complicado perderle el miedo al miedo. 

El miedo es un lastre que nos aterra, que nos empequeñece y nos devora. De ahí esa expresión de miedo cerval. Miedo muy grande. A la larga lista de elementos miedógenos que hemos ido acumulando desde que tuvimos uso de razón, que no son pocos, se ha sumado el Covid-19. Bicho que ha sembrado el pánico y la desolación generalizada. Protegernos de él debe ser la finalidad de los gobernantes.

El ataque del virus -en tiempo marceño- sorprendió a los hospitales tan escasos de personal como de materiales. Así que los profesionales sanitarios tuvieron que multiplicarse y afrontar la enfermedad con valor sereno y ejemplarmente. Se vieron desbordados y sufrieron de lo lindo por el drama que estaban viviendo. Y sobre todo porque no tuvieron más remedio que tragarse sus miedos, sabedores de que estaban expuestos a ser infectados. 

Durante muchos días, los ciudadanos salieron a los balcones a rendirles el homenaje que merecían las personas que estaban jugándose la vida a pecho descubierto. Aquel entusiasmo hizo posible que los profesionales se conjuraran a fin de dar cada cual lo mejor de sí y de sus conocimientos para salvar vidas. Vivieron un idilio que les valió para ahuyentar el temblar de miedo que propiciaba tan nesfasta situación.

Han pasado ya varios meses desde que los enfermos del virus colapsaron los hospitales. Tiempo suficiente para que todos los profesionales hayan podido pensar y recapacitar acerca de todo lo que vieron durante tantos días. Muchos no se han recuperado de lo sucedido. Siguen extenuados y confusos. Les puede la ansiedad y la angustia. 

Los hay que  fueron dados de baja. Y los que siguen al pie del cañón están con el corazón en un puño. Porque están viendo cómo los ingresos por Covid-19 se vuelven a producir. Y se preguntan: "¿Estamos los sanitarios preparados para soportar una segunda oleada del virus? El 85% dijo 'no'. Mientras que el 33% va desarrollando cuadros de ansiedad y de estrés...

No creo que la situación, observando además el comportamiento de quienes incumplen por sistema las normas establecidas, sea la más apropiada para hacer alardes de valor sereno. Máxime conociendo el estado anímico del personal sanitario. Así que ciscarse de miedo será a partir de ahora algo tan lógico como natural. O sea.

 

 

 


domingo, 23 de agosto de 2020

Cursi

Me cuenta un amigo que hace un mes tachó de cursi a su cuñado, a quien aprecia como si fuera su hermano, y que éste estuvo a punto de ponerle la mano encima. Y desde entonces ha dejado de hablarle. Mi amigo no cree que eso sea motivo para que su pariente se haya mostrado tan agresivo. "Verás, Manolo, de no haber dado un paso atrás, me habría golpeado la cara con un revés".

-Mira, Juan, te voy a leer lo que significa cursi de cabo a rabo. Así que escúchame atentamente. 

Cursi. Persona o cosa que a pesar de ofrecer apariencia de riqueza y distinción, es ridicula y de mal gusto. Ser 'cursi' es presumir de fino y elegante sin serlo, por lo que quien incurre en cursilería o calidad de cursi hace el ridículo y manifiesta su mal gusto. El vocablo se documenta hacia 1865 en el Cancionero popular de E. Lafuente, que le atribuía origen gitano. Más razonable parece, ya que el término empezó a utilizarse en el occidente de Andalucía, que proceda de la voz inglesa coarse, que habria entrado vía Gibraltar . El término inglés connota 'cosa u objeto ordinario y grosero de escaso gusto'.

Sin embargo, y a pesar de lo atinado de las teorías expuestas, la palabra nació en Cádiz, hacia el segundo tercio del XIX, y empezó a sonar en Madrid durante la revolución de 1868. Se encargaron de difundirla dos jóvenes de la buena sociedad: Francisco Silvela y su amigo Santiago Liniers, que publicaron la filocalia, o arte de distinguir a los cursis de los que no los son, en uno de cuyos capítulos se analiza la cursería o cursilería.

No queda ahí la historia de esta palabra rica en anécdotas. José María Sbarbi dice en su Florilegio de refranes (1873) que a mediados del XIX vivía en Cádiz una familia apellidada Sicur cuyas hijas vestían con lujo pero sin gusto y con afectación ridícula. Unos estudiantes de Medicina amigos de la broma habían adoptado entre sí un lenguaje consistente en cambiar el orden de las sílabas en las palabras, con lo que ellos se entendían y nadie los entendía a ellos; para denotar ridiculez y mal gusto, utilizaron el apellido de las muchachas Sicur, con metátesis: Cur-si. Parece origen razonable para este término intrascendente.

Pero hay cien teorías más, muchas centradas en Cádiz con el apellido Sicur por medio. Jacinto Benavente, en el primer acto de Lo cursi (1901) escribe: "La invención de la palabra cursi complica horriblemente la vida. Antes existía lo bueno, lo malo, lo divertido y lo aburrido, y a ello se ajustaba nuestra conducta. Ahora existe lo cursi, que no es lo bueno, ni lo malo, ni lo que divierte, ni lo que aburre; es una negación: lo contrario a lo distinguido". 

Es la mejor definición de esta palabra inventada. Ya en nuestro tiempo, Santiago de Mora-Figueroa emplea así el término en El guirigay nacional: 'Es triste pasar de una reala de catetos a ser un colectivo de cursis'. También: cosa o situación, chocarrera, carente de elegancia, estrambótica, tirando a Kitsch'.

Mi amigo Juan, tras empaparse del significado de cursi, reaccionó como un caballero: "Manolo, ahora mismo llamaré a mi cuñado para pedirle disculpas por llamarle cursi, cuando bien pude decirle trincón o cogecosas y se hubiera quedado tan pancho. 


 


sábado, 22 de agosto de 2020

Influyente

Se califica de influyente a una persona importante con poder o autoridad y de cuya intervención se puede obtener una ventaja, favor o beneficio. El verbo influir se introdujo en español en el siglo XIX, a partir del francés influencer, y se fue extendiendo a lo largo del siglo XX hasta generalizarse en todo el ámbito hispánico. 

Las diferencias entre influenciar e influir no son de significado, pues ambos verbos son sinónimos, sino de construcción. Lo que no entiendo es el motivo por el cual los medios de comunicación prefieren decir influencer y no influyente. Pregunta que se haría don Fernando Lázaro Carreter si no se hubiera marchado a ese lugar del que nunca se vuelve.

A mí lo de influencer me sonaba a chino hasta que ayer escuché a Fernando Simón rogarle encarecidamente a los influencers a concienciar sobre el virus. Y creí que se estaba dirigiendo a especialistas, científicos, médicos o tal vez a los ultimos intelectuales que aún gozan de crédito en España. Pero nanay.  El doctor Simón estaba invocando a personas que tienen muchos seguidores en las redes sociales por banalidades -en algunos casos- que otorgan fama y dan dinero. 

Lo cual me da que pensar que el Gobierno ha perdido el norte al permitir que su portavoz, que ya estaba chamuscado, haya salido del trance con quemaduras graves que le impedirán seguir contándonos el cuento del alfajor, a medida que el virus siga imponiendo su ley. La realidad es que hombres y mujeres no pueden vivir juntos sin reglas. Conviene recordar que los elementos anárquicos dentro de la sociedad son tan fuertes que resulta un trabajo permanente mantener el orden... 

Ahora bien, si cunde el desorden y éste ocasiona, como es el caso, muerte a raudales y desolación generalizada, no cabe más que actuar acorde con la gravedad de las negligencias cometidas deliberadamente. Por consiguiente, me parece que la petición del doctor Simón a los influencers no deja de ser un recurso de quien no sabe ya qué decirnos ni cómo hacerlo. Que sea lo que Dios quiera...


viernes, 21 de agosto de 2020

Caras de izquierdas y de derechas

De vez en cuando suelo hojear Así Está España: título del libro publicado por Emilio Romero en 1988. Hoy, sin embargo, le he vuelto a dedicar atención a El obligado arte de la seducción pública. Que así encabeza uno de sus capítulos quien fue un excepcional analista político. El maestro Romero nos dice que una cosa portentosa en nuestro país son los semblantes y las características de las personas, en razón de las ideas políticas. 

Y emite su parecer con ejemplos de la época: Rosa María Mateo -esa buena locutora de Televisión tiene cara de izquierdas y puede ir en una manifestación entre Nicolás Redondo y Marcelino Camacho. Pero Angeles Caso -que no sé las idea que asume- tiene todas las características para ir en una manifestación de derechas. Enrique Curiel no tiene cara de comunista o de izquierda, sino que luciría mucho de secretario general del PDP; mientras que José Antonio Segurado, líder del Partido Liberal, tiene una imagen de comunista o anarquista de aquellos años de la Revolución del 17.

Aunque las barbas han trastornado bastantes las cosas. En los comienzos de la transición, las barbas eran de la izquierda, y ahora hay barbas en chicos o en políticos de la derecha, que les ponen encima unas características de progresismo. El derechista, sigue diciendo ER, se aparecía antes como moderado, pálido, sonriente, a veces guapo, y bien educado. El izquierdista era moreno, iracundo, crispado, bajo de estatura, a veces con los ojos azules, mal trajeado y soñador. Las cosas han cambiado un poco ahora, pero todavía se conserva algo.

De vivir don Emilio, tendría que reconocer que el cambio que se ha producido ha sido total. Verbigracia: el semblante de Pedro Sánchez es tan de derechas que en algún momento de su trayectoria política, tengo la certeza de que habrá estado tentado de dejarse la barba para disimular. En cambio, Pablo Iglesias tiene una cara de comunista  y de anarquista de aquellos años de la revolución del 17. Pablo Casado, sin embargo, tiene una imagen corporal tan derechista, que a veces anda bamboleándose como lo hacía Fraga por padecer una leve cojera.

El presidente del Partido Popular, quizá asesorado en ese menester, decidió meses atrás dejarse la barba. Lo cual propició el debate adecuado a tan inesperada decisión. Mas la barba le duró a Casado nada y menos. Y no sé por qué. La primera barba, la barba que se abrió camino entre todas las caras rasuradas, fue la de Fidel Castro. 

¿Qué quería decir la barba de Fidel? La historia es conocida: "No me afeitaré -vino a decir- hasta que Cuba sea nuestra. Una barba de espera y de esperanza, de combate y de emplazamiento, que nada tenía que ver con las barbas  de los godos ni con las del prestigio del siglo XIX. Por eso fue la de Fidel la primera barba joven".

Pablo Casado, presidente del PP, tras rasurarse la barba, dio muestras evidentes de que iban decreciendo sus esperanzas y por tanto las ganas de combate para convertirse en inquilino del Palacio de la Moncloa. Vamos, que no se aclara... 

 

jueves, 20 de agosto de 2020

Miscelánea

Alma de caballo. La primera vez que escuché la frase fue en Salamanca. En sentido figurado se decía en Castilla de la persona que sin escrúpulos lleva a cabo grandes maldades. Nunca tuve claro el porqué de la naturaleza insultante de la frase, teniendo en cuenta la nobleza del animal a que se alude. Cuando pregunté  al respecto, hubo quien aventuró estar relacionado, ese caballo del dicho, con el de Atila, personaje siniestro que dejó profunda impresión y aciago recuerdo en la memoria colectiva de la Cristiandad, cuyo caballo no dejaba crecer la hierba por donde pisaba, según la legendaria creencia. Alma de caballo, pues, es un insulto grave. Tomen nota...

Mi amigo JR, más bueno que el pan de pico y que, por tanto, no tiene nada que ver con aquel JR, personaje principal de la serie Dallas -estadounidense- y que era malo de solemnidad, me llama para decirme que me lee todos los días y fiestas de guardar. Y, de paso, me pregunta cómo es posible que esté escribiendo más que Alonso Fernández de Madrigal, conocido como "el Tostado" o "el abulense". 

Y le contesto así:

-Si queremos disfrutar de una vida sana, necesitamos de un cerebro activo. Cumplir años significa ir perdiendo algunas facultades cuando nos hacemos mayores. Comienza a resultarnos difícil memorizar los números de teléfono y a veces se nos resiste la palabra precisa que queremos decir. Activar la memoria es fundamental. Debemos entrenar nuestra materia gris. Leer, escribir, hacer ejercicios, todo lo que sea necesario antes de dejarnos llevar por el deseo de no hacer nada.

La segunda pregunta de JR se refiere a los entrenadores... Y le recito de memoria que ser entrenador consiste en la capacidad de hacer planes y de convencer a los jugadores para que lo lleven a la práctica de la mejor manera posible. Y, naturalmente, ganar cuantas más veces mejor. Nunca me cansaré de decir que ser entrenador es muy difícil.  Y, por si fuera poco, lo lamentable es que haya equipos grandes con entrenadores que han de pedirle la venia a la estrella de turno para hacer la alineación.



miércoles, 19 de agosto de 2020

Premio Limón

Paso la mañana leyendo Imágenes y Recuerdos de 1950-1960. Y en La Pantalla se Ilumina, título de las páginas dedicas a las características del cine en los años cincuenta, aparece Sara Montiel en todo su esplendor. La sensualidad de Sara en El último cuplé, recitando más que cantando "El fumando espero, al hombre que más quiero...", despertó pasiones entre hombres y mujeres. Y también los celos de Lilian de Celis y de todas las cupletistas de la época. 

En 1974 arribé yo a Mallorca y tuve la suerte de relacionarme con Pepe Tous: promotor teatral, coleccionista de arte, empresario taurino, editor de "Ultima Hora", diario vespertino, etcétera. Y, por si fuera poco, el señor Tous era una persona excelente. Amén de ser un tipo inteligente que conquistó a Sara Montiel escuchándola atentamente desde el momento en el cual se conocieron. Sara era, además, una señora con una sencillez que le salía de dentro a fuera.  

Sucedió que un día me llamó Martín Mora (que había sido portero del Mallorca en Primera División, muy apreciado en Palma y que estaba casado con Maruja García Nicolau, Miss España y Miss Europa 1962) para decirme que Sara Montiel había sido mencionada para ganar el Premio Naranja del año y yo para el Limón. Y me preguntó si tenía algún motivo para rechazar ese premio. Y respondí a media vuelta de manivela: "¿Acaso se puede rechazar compartir una gala como premiado con doña Sara Montiel?". 

En aquel momento, mi vida en Palma, a pesar de la ruina económica del mallorqueta, transcurría sometida solamente a los problemas futbolísticos. Y el galardón demostraba que el jurado que lo otorgaba deseaba premiar mis sacrificios en un club donde cobrar era misión casi imposible. Prueba de ello es que el Limón se concedía a quien no había facilitado la tarea de los periodistas. Y no era mi caso.

La entrega de los premios fue un éxito rotundo. Y Sara Montiel se deshizo en elogios hacia mí. Y qué decir de mi siempre recordado Pepe Tous. Lejos estaba yo de pensar aquella noche, en un escenario tan atractivo como abarrotado, que el enemigo estaba al acecho para poner a prueba mi condición de profesional incapaz de aceptar ningún tipo de soborno. De aquel tiempo me he acordado nada más ver -hoy- una fotografía de Sara Montiel interpretando "Fumando espero, al hombre que más quiero".

 


martes, 18 de agosto de 2020

Cayetana Álvarez de Toledo

La política es un juego. Ahora bien: muy avanzado el siglo pasado se decía que los hombres aman el juego y saben jugar mejor que las mujeres. Por consiguiente, los hombres hacen más política que las mujeres. Pero también se avisaba: en la próxima etapa de su liberación, las mujeres aprenderán a jugar. Y su participación política aumentada emanará de esa nueva actitud lúdica.

El juego de Cayetana Álvarez de Toledo consistió en mostrarse reacia a decirle amén al presidente de su partido cada vez que éste abría la boca para recomendarle moderación. Y, claro, Pablo Casado decidió prescindir de los servicios de la portavoz del PP a escala nacional. Decisión que ha terminado como el rosario de la aurora. Escándalo que no suelen perdonar las personas afines a las siglas en cuestión. 

Cayetana Álvarez de Toledo salió a la palestra a contar lo sucedido con ese aire de mujer aguerrida que se crece ante las dificultades. Y se expresó con una rapidez vertiginosa en tono de persona que reza. Para airear que la decisión de Pablo Casado le parecía desdichada... Dejando entrever, con esa ira que ella sabe manejar, que su presidente es vulgar, con más miedo que valor, con más desgana que voluntad, con más memoria que talento...

La exportavoz del PP es más dura que el bisté de los años 40... La verdad sea dicha. Tenerla enfrente como adversaria no resulta tarea fácil. El enfado es una de las emociones que surgen en la relación con los demás. Así que se vaya preparando a partir de ahora Teodoro García Egea, tan amigo de Pablo Casado, para soportar el enojo de doña Cayetana. Ya que corre el rumor de que el campeón de 'lanzamientos de huesos' -murcianos- ha participado en el despido de la que era portavoz. 

A mí, la verdad sea dicha, Cayetana Álvarez de Toledo me cae la mar de bien. Aunque sé que me expongo a que alguien me recuerde que también es machismo darle la razón a una mujer que no la tiene. De acuerdo... Pero estamos hablando de una señora preparada, inteligente, que destaca en la política porque juega como un verso suelto cuando lo cree necesario. Ave rara en los partidos y sobre todo en el Congreso de los Diputados.

 



lunes, 17 de agosto de 2020

Fomento del turismo

Yo residí tres años en Ibiza y uno en Mallorca. Y en ambas islas aprendí muy pronto la importancia que tiene el turismo en España. Abel Matute solía decir que no hay nada más sólido ni más firme, ni más rentable a efectos nacionales, ni más seguro que el negocio turístico; todo oscila, todo tiene altibajos; y el turismo es el que menos altibajos muestra. Y la balanza de pagos es lo más sólido de nuestra economía, precisamente por tener su apoyo central en el turismo. Ni la crisis energética de los años setenta afectó a la demanda turística.

Hoy, tal vez porque me acordé de la confianza declarada que tiene Emilio Carreira en que Ceuta más pronto que tarde se inundará de visitantes, me ha dado por ahondar en la industria turística española que está viviendo los peores sobresaltos de su historia. A pesar de que sigamos creyendo que el turismo no morirá nunca. Camilo José Cela, que vivió muchos años en Palma, capital de Mallorca, escribe en uno de sus libros de la obra completa, bajo el título, Fomento de Turismo, la siguiente anécdota.

Dice don Camilo: En una revista extranjera se publica la carta que el director de un hotel español -¡menos mal!- dirigió a un ciudadano de aquellas latitudes en respuesta a su pregunta de si podía viajar acompañado de su perro, viejo y leal amigo del que no quería separarse. La carta del hotelero, sobre afirmativa, es un prodigio de humor y de buen tacto comercial. 

"Venga cuando quiera -le decía sobre poco o más o menos- y tráigase a su perro consigo y en buena hora. Llevo treinta años trabajando en este hotel y en todo ese tiempo no recuerdo que ningún perro me haya robado un cenicero, ni un cubierto, ni una toalla; tampoco supe de ninguno que se hubiera limpiado los zapatos con la colcha ni con las cortinas; ni uno solo me quemó la cama por dormirse con el pitillo encendido, ni se dejó los grifos del baño abiertos, ni se emborrachó hasta el escándalo. Si usted se comporta como bien sé que ha de comportarse su perro, siempre encontrará en nosotros unos amigos dispuestos a hacerle grata su estancia".

Don Camilo remata la faena con una revolera: La dirección de un hotel es buen campo de pruebas para ejercitar las dotes políticas y diplomáticas. ¡Qué lejanos se nos aparecen los tiempos, todavía próximos, en que los hoteles se regían con mentalidad de dómine gobernador de un internado de bachilleres!



domingo, 16 de agosto de 2020

El placer de la corporeidad

Durante el partido Manchester City-Lyon, de tan triste recuerdo para el equipo que dirige Pep Guardiola, Jorge Valdano -glosador destacado de Movistar Plus- aprovechó un primer plano del entrenador catalán, durante una de las interrupciones del encuentro, hablando con De Bruyne, para decir lo siguiente: "PG habla con todo su cuerpo; con los ojos, con las manos...". Y, de paso, recordó cómo se le notaban ya al entrenador catalán las arrugas que va dejando una profesión tan exigente que acelera el corazón. Músculo que va tomando nota de todos los excesos.

Inmediatamente me acordé de Vivir el placer. Título del libro escrito por el italiano Giacamo Dacquino en los años ochenta. Y que merece la pena leerlo. En el capítulo dedicado a la corporeidad, nos dice que el cuerpo no es sólo la suma de sensaciones y de interrelaciones psíquicas y, por tanto, el lugar de ser de la persona, sino también es un medio de comunicación, una vía privilegiada para entrar en relación con los demás.  

Además de hacerlo con la voz el hombre también "habla" con los ojos, la sonrisa, las manos, con todo su cuerpo. Amén del lenguaje verbal existe también un lenguaje "no verbal" o "corporal", que se expresa con el movimiento de los ojos, los gestos de la cabeza, los varios ademanes del cuerpo, el vestuario, el olor, el calor, etc. 

El "lenguaje de los ojos", por ejemplo, es muy importante en ciertas culturas, como en la de los tuareg del Sahara, donde la mirada es el único medio de comunicación no verbal, ya que los ojos son la única parte que no está tapada del cuerpo. Se puede, pues, verídicamente afirmar que los "hombres azules" sc "hablan con los ojos". Nuestra cultura ha dado siempre preferencia a la palabra y se nos enseña desde niños a leer y a escribir, a veces en alguna lengua extranjera; sin embargo, muchas expresiones de la cara y ciertos gestos del cuerpo tienen un vigor universal para manifestar rabia, disgusto, tristeza, placer y alegría. 

Si fuéramos más capaces de emplear y recibir las informaciones no verbales, la comprensión entre las personas ganaría mucho, puesto que sería más profunda. Así como el lenguaje verbal suele estar bajo el dominio de quien lo habla (excepto en casos de ansia o de ira), el corporal suele ser más espontáneo y a menudo involuntario, tanto cuando acompaña a la palabra (para hacerla más creíble, para subrayar ciertos significados y hasta para desmentirla), como cuando no la acompaña y se emplea solo.

Sobre el lenguaje corporal, además de ignorancia, existen también interpretaciones erróneas, por ser precisamente el cuerpo instrumento real o simbólico de varios significados (erotismo, estética, fealdad, fuerza, debilidad, ascetismo). Lo hermoso, por ejemplo, suele identificarse con lo bueno, lo feo con lo malo. El aspecto físico es factor importante para el acercamiento y para la relación que imponen con las demás determinadas profesiones, como la de médico, profesor o abogado.

La búsqueda y la elección por parte del paciente (o del cliente) de una persona físicamente "guapa" encubren, a falta de elementos más explícitos, la necesidad profunda de encontrar a una persona "buena"; o sea, abierta, cordial y dispuesta a ayudar. Si hasta hace pocos años el hombre con poder económico, político o cultural mostraba cierto desaliño, casi como si se tratara de una patente de mérito por sentirse comprometido entre otras cosas, hoy se cuida mucho más. Y es por el hecho de que esta época nuestra, basada en el mito de la eficiencia, una persona de aspecto agradable aumenta sus posibilidades de éxito.  

Tests especiales han demostrado que se acepta con más indulgencia el error cometido por una persona agradable, mientras que se es más severo si el mismo error ha sido cometido por una persona de aspecto poco agradable, precisamente por esa identificación de lo bonito con lo bueno, de lo feo con lo malo. Es fácil constatar, por ejemplo, cómo hoy día, años 80, se ha dejado de saber "dar la mano"; este gesto se ha vuelto rápido, formal, a menudo se hace de mala gana en forma fría, impersonal y hasta huidiza. Se ha perdido el significado de amistad que tenía el dar la mano, sobre todo el pasado, cuando significaba mostrarla sin estar armada con la espada ("Estoy desarmado y, por tanto, soy tu amigo").

Pues bien, si todo lo dicho ocurría ya en en la década de los setenta y ochenta, ¿pueden decirme ustedes que nos espera en esta época de mascarillas y de miedo al contacto con otras personas por mor de un virus que mata y que sigue poniendo a los científicos en evidencia? El cuerpo lleva camino de volverse mudo, dejando de ser apto para comunicarse, y por tanto las personas envejecerán pronto y hasta pueden que acaben perdiendo la chaveta.

 

 

 

sábado, 15 de agosto de 2020

Quique Setién es de pensamiento único

Bajo ese título publiqué un artículo el 15 de enero de 2020 y he decidido reproducirlo hoy. Debido a que las derrotas nunca son buenas sino malas (amargas, dolorosas, dramáticas). Pero la del Barcelona frente al Bayern de Múnich será recordada como una catástrofe deportiva del club azulgrana. Y sobre todo va dirigida a quienes se distinguen por hablar a toro pasado. Al grano.

Quique Setién ha sustituido a Ernesto Valverde: ganador de títulos con un equipo en el cual algunos futbolistas han evidenciado ya estar en el declive de su carrera. Arquetipo de lo dicho es Sergio Busquets. A quien le cuesta lo indecible mantener una regularidad defensiva cuando los adversarios dominan la situación. El Barcelona comparte el primer puesto de la Liga Santander con el Madrid y está por tanto en disposición de ganar tres títulos. 

Ernesto Valverde principió a ser mal quisto desde que empezó a prescindir de Busquets por razones obvias: no defiende, ni le imprime al juego la velocidad necesaria. Valverde, tras perder partidos trascendentales, estaba tratando de imponer un estilo de juego acorde con las cualidades de la plantilla actual. De ahí que hubiera de apelar frecuentemente al modo de proceder de Arturo Vidal. Tan efectivo cual distinto en todos los aspectos a eso que llaman la posesión.

Con un Barça situado magníficamente en todas las competiciones, Quique Setién ha dicho: "Solo garantizo que mi equipo jugará bien". Como si el Barcelona llevara mucho tiempo jugando mal y estuviera ya sin aspiraciones de no ganar nada. Mucho me temo que esas declaraciones tan ampulosas no deben haber sentado muy bien en la plantilla. Y evidencian, además, una falta de respeto considerable hacia el entrenador saliente.  

En fin, que la baja de Luis Suárez podía permitirle a Setién usar a Griezmann como delantero centro falso y, por qué no, acompañado de Messi. Y el Barcelona seguiría siendo un equipo temible; siempre y cuando no tardara un mundo en llegar al marco contrario, dando así facilidades de repliegue intensivo a sus rivales. Pero el problema no radica tanto en ataque como en la forma de defender. Y es ahí donde está el quid: ¿prescindirá Setién de Busquets o lo mantendrá arropado por cuatro o más compañeros para que siga siendo un símbolo del pasado?

En el fútbol no vale jugar bien y perder. Lo que vale es ganar, ganar y ganar... Y si además se juega bien, cada dos por tres, miel sobre hojuelas. Y se puede hacer bien de varias maneras. Pues claro que sí. No olvidemos que el gusto está en la variación. Por consiguiente, bien haría el recién llegado entrenador en hablar menos y encomendarse a todos los santos para poder estar en la cresta de la ola tanto tiempo como lo ha estado Ernesto Valverde.

El Bayern de Múnich goleó ayer al Barcelona jugando como mandan los cánones. Es decir, empleando todos los recursos técnicos y tácticos que tiene el deporte rey tanto en defensa como en ataque. Sin concesiones a la galería y sobre todo corriendo sus jugadores como si les fuera la vida en cada lance. Los alemanes marcaron ocho goles como ocho soles. Y pudieron lograr varios más. El entrenador del Barcelona, que decidió no disfrutar de sus vacas para acudir presto a la llamada de un club tan grande, debería cortarse la coleta cuanto antes. 

viernes, 14 de agosto de 2020

Emilio Lamorena

Emilio Lamorena suele llamarme de higos a brevas. Salvo que algo imprevisto le exija comunicarse conmigo con celeridad. Yo suelo hacer lo mismo. Porque ambos creemos a pie juntillas que las charlas entre amigos deben ser espaciadas para que la rutina no tenga ninguna opción. Ayer, tras ponerme al tanto de que su lesión de pubis ha mejorado muchísimo, la conversación telefónica estuvo salpicada de anécdotas.

Emilio me recordó que ya he cumplido los ochenta. Y le respondí que entre las diez mil neuronas que según Ramón y Cajal aseveró que perdemos cada día no están las de mi memoria, que es bastante buena, todavía. De la que di pruebas evidentes cuando nos dio por hablar de los años cincuenta del siglo pasado. La década de 1940-1950 corresponde a la de mis 10-20 años. Y recordar aquel periodo de la vida de España es fácil para mí. 

La Selección de Uruguay se proclama Campeona del Mundo al vencer a Brasil -en Maracaná- contra todo pronóstico. Las muchachas de mi barrio cortan con tijeras una foto de cierta revista: la de un joven de rostro cortado a cuchillo, amplia frente y maneras bruscas, se llamaba Marlon Brando. Las piernas más hermosas del firmamento cinematográfico las poseía Cyd Charisse, bailarina. La inocencia de Pier Angeli en Teresa, cautiva a jóvenes y mayores. 

Los dos toreros más importantes de los cincuenta son cuñados: Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín. Chamaco apasiona y ya se habla de Manuel Benítez "El Cordobés". La dulce Marilyn Monroe se va convirtiendo en mito. Ya lo son Silvana Mangano, Lina Lollobrigida, Sofía Loren y Silvana Pampanini. Y qué decir de Ava Gardner... Y de Kim Novak o el sexo lento. Las parejas bailan agarradas y con una seriedad que trasciende. 

Emilio Lamorena, tras tomarme un respiro, me hace la siguiente pregunta: "¿Te acuerdas de cómo se llamaban los dos futbolistas que en aquella época jugaron tanto en el Ceuta como en el Racing Club Portuense?". 

Y, tras hurgar varios segundos en la alacena de mi memoria, descubro los nombres de Natalio y Yonete.

jueves, 13 de agosto de 2020

Fiesta Mediterránea

Este artículo fue publicado el 10 de junio de 2009. Y he creído conveniente reproducirlo en parte por entender que nunca más ha brillado el Parque Marítimo del Mediterráneo con tanto esplendor. 

"Hacía una noche deliciosa en el Parque Marítimo del Mediterráneo. Una joya de parque cuyo fin principal no debería ser cumplir cometido de piscina grande de barrio o de cine de verano. La gente acudió con prisas a participar en el 60 aniversario de 'Chocrón Joyeros'. La fiesta fue un éxito. Abarrote de gente en un escenario ideal, incluyendo a la claque; personas que van a estos actos para lucir palmito de famosos y que cumplen su objetivo la mar de bien. 

Había corrillos por todos los sitios.  Porque las fiesta están hechas para que, al menos durante unas horas, podamos mostrar nuestras simpatías sin forzar la maquina. Todos tenemos necesidad de hablar. De participar en ese juego social donde se suceden los apretones de manos, los abrazos, los besos...Y afloran las palabras sentidas. Estando de por medio el vino español, seguro que el bla-bla-bla está asegurado. 

Surgen también los cotilleos y salen a relucir las intrigas de la ciudad y los dimes y diretes. Así como las mujeres muestran sus ganas de vivir. Sobre todo cuando se está en un escenario como el logrado por César Manrique. Quien, de haber estado vivo, no me cabe la menor duda de que habría venido para decirnos que su obra estaba pidiendo a gritos empresas mayores.

La ocasión fue que ni pintiparada para comprobar, una vez más, el buen gusto que tiene Carlos Chocrón. Quien hizo de anfitrión toda la noche con su estilo incomparable. La Fiesta Mediterránea pasará a la historia como una de las mejores que se haya vivido en Ceuta. Si no la mejor. Y a mí me complace recordar tanto acierto cuando se ha cumplido más de una década de tan extraordinaria celebración. 


 

 

 

 

 

miércoles, 12 de agosto de 2020

Los éxitos de Zidane

Albert Camus escribió que lo más difícil del éxito no es conseguirlo sino merecerlo. Los éxitos de Zinedine Zidane como jugador y entrenador son tan extraordinarios como merecidos. El éxito y el dinero ayudan -no siempre- a que se nos aproxime la posibilidad de la felicidad. Esa dicha la transmite el entrenador del Madrid. Tal vez porque sus muchos logros le permiten conservar la calma, aun en la derrota, y revestirla además con una sonrisa dentrífica que se ha convertido en la cara amable de su equipo.

Los triunfos de ZZ se atribuyen a la baraca que tiene -en Marruecos, don divino atribuido a los jerifes o morabitos-. Con el fin de no reconocerle sus conocimientos como técnico. Obviando quienes lo manifiestan que la buena suerte en el fútbol suele ponerse casi siempre de parte de los mejores equipos. El buen bajío de ZZ comienza el día en que Florentino Pérez le ofreció el cargo careciendo de relevancia su historial en la profesión.

La derrota del Madrid frente al Manchester City sigue generando críticas adversas contra ZZ. No cesan de achacarle errores en la alineación y en los cambios que hizo. Cuando tales decisiones no influyeron  en la eliminación del equipo blanco. Sin embargo, pocos, por no decir ninguno de los opinantes profesionales, dijeron o escribieron en su día que el fallo del técnico francés estuvo en permanecer impasible ante el juego de pases cortos entre Courtois y sus defensas en el primer tercio del partido. 

Estilo de juego contraproducente para evitar el atosigamiento de los jugadores del Manchester City. Lo cuales sembraron el pánico en el sistema defensivo merengue. Hasta el punto de que Rafael Varane perdió el norte y no lo volvió a recuperar. Estado que propició su segundo y clamoroso error. De lo ocurrido tuvo la culpa ZZ. Sin duda. Por no haber ordenado a su debido tiempo contrarrestar los problemas que semejante acoso estaban causando a sus jugadores. Una propuesta que era tan simple como práctica. Pero el entrenador del Madrid estuvo distraído y ajeno a la realidad.

Zidane suele distraerse muchas veces. Incluso cuando su equipo va ganando es incapaz de resolver situaciones negativas con la celeridad que éstas exigen. Tal vez porque confía ciegamente en la superioridad de los suyos. Y es entonces cuando es conveniente denunciar su falta de visión futbolística. Quienes se hacen los suecos, en tales casos, amparados por la victoria del Madrid, son los que ahora, tras la derrota en la Champions League, insisten en poner al técnico francés como chupa de dómine.  




martes, 11 de agosto de 2020

Riqueza léxica de Valle-Inclán

En una España cada vez más valleinclanesca, dirijo mi mirada hacia Ramón del Valle-Inclán. Y descubro entre las páginas de sus muchos libros folios repletos de palabras que yo anotaba mientras leía al genial escritor. Quien, debido a su espléndido dominio de la lengua, supo arrancarle tonos incomparables. Su riqueza léxica vive arrinconada en el baúl de los recuerdos.  Asi que hoy he decidido airear algunos vocablos. 

El gatera, de gato: hombre sagaz y astuto.

Bernardinas: embustes o mentiras.

Dengues: melindres consistentes en afectar males o disgustos.

Trujamanes: persona experimentada que aconsejaba a otras en negocios e intervenía como mediador en tratos de compra y venta. 

Belenes: líos, barullos.

Perdulario: hombre vicioso y descuidado.

Sinecura: cargo o empleo provechoso y de poco trabajo.

Babeles: se aplica a lugares donde haya gran confusión o desorden.

Terne: obstinado, gallardo.

Pollo: hombre joven.

Ir de tapadillo: ir de escondidas.

Vino doncel: vino joven.

Tinto cubierto: el de color oscuro de dos orejas: vino fuerte y bueno.

Bigardo: vago, vicioso.

Sopista: sin más recursos que la caridad.

Tolondrón: chinchón, bulto que se hace en el cuerpo a consecuencia de un golpe.

Camastrón: se aplica a una persona astuta y con mucha experiencia.

Planto: lloro con quejidos y sollozos.

Murria: abatimiento y melancolía.

Chisgarabís: se aplica a persona informal y entremetida.

Galillo: campanilla del velo del paladar, gaznate.

Pacotilla: porción de mercancías que les es permitido cargar a los tripulantes de un barco, libre de fletes.

Pinturero: se aplica a la persona, especialmente al joven, que va bien arreglado y presume.

Ramalazo: acometida brusca y pasajera.  

Zamarro: cazurro, tosco, rústico.

 


 

 

lunes, 10 de agosto de 2020

El cuñado

JS me llama por teléfono y, tras los saludos de rigor, me pregunta con retintín. Vamos, con ese  tonillo irónico que uno capta al instante. "¿Tú sabes el significado de nepotismo?". Y tardo nada y menos en responderle: "Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes o amigos para las concesiones de empleos públicos". ¿Te parece bien o te doy otra definición del vocablo?

-Vale, no sigas, Manolo... Aunque continúo sin entender cómo no le dedicaste unas palabras a Benjamín Álvarez, cuñado de Juan Vivas, el día que se hizo pública su destitución como asesor delegado de Consumo y Transportes, puesto que ocupaba desde diciembre de 2019, después de que el Tribunal Supremo decretara que su puesto como viceconsejero no se atenía a la Ley, por estar reservado para cargos públicos.

-Sencillamente, porque ese día había elegido otro tema más interesante para mí.

-¿Tratas de convencerme de que un parecer futbolístico, por ejemplo, era más atractivo para tus lectores?

 -Sin duda. Es más, sigo creyendo que a nadie le importó lo más mínimo la destitución de un señor que había tenido diez cargos nombrados a dedo por su cuñado. De la misma manera que nunca antes habían puesto los ceutíes el grito en el cielo contra decisiones que están prohibidas en países donde prima la meritocracia. Lo cual no quiere decir que esa desmedida preferencia por un pariente no haya sido censurada muchas veces entre bastidores por los más destacados aduladores de la primera autoridad de Ceuta. 

-¿De verdad, Manolo?

 -No te hagas el lipendi... Pues bien sabes tú, José, cómo han servido muchas veces de chacota las muestras de desagrado de nuestro alcalde cuando su cuñado la pifiaba en cualquier cometido. Y es que, créeme, el señor Álvarez pecaba a veces de indiscreto.  

  


domingo, 9 de agosto de 2020

Las salidas de tono de los Borbones

Cuando Franco estaba en las últimas y se temía que su inminente fallecimiento volviera a enfrentar a las dos Españas, la intranquilidad se hizo presente entre quienes pensaban que iba a ser imposible poner de acuerdo a los partidos políticos de la época. A los republicanos se les recordaba, en cuanto abrían la boca, el fracaso de la Primera y Segunda República. Y, en cuanto los monárquicos defendían su causa, el nombre de Alfonso XIII salía a relucir y no precisamente para bien. 

Alfonso XIII accedió al trono siendo un muchachito consentido, rodeado de una aduladora servidumbre palatina con aires de camarilla, y quería intervenir en la vida política algo más de lo que le permitía el marco constitucional. Estaba animado de las mejores intenciones, pero no tenía ni los poderes ni las cualidades necesarias para dominar las tendencias que corroían el edificio levantado por el canovismo y para el que no se veía ninguna alternativa. 

El Rey, además, se hizo famoso por sus salidas de tono. Boutades que llaman los franceses. Cuando  se hizo firme la declaración de guerra entre Alemania y Francia, don Alfonso dijo: "En España sólo los mangantes y yo somos francofilos". El Monarca, imitando las maneras del madrileño castizo, a veces caía en indecentes despropósitos. En el tiro de pichón del Club Puerta de Hierro, el marqués de Viana al apostar cuando el Rey disparaba le preguntó: "Señor, ¿paga diecinueve?" Y el rey le contestó: "Que te lo pague tu madre". 

El marqués tembloroso  de indignación, le dijo: "Señor, mi santa madre murió hace tiempo y no puede pagarme nada". Cosas parecidas se oían en palacio en aquellos tiempos. Unos años más tarde, y después de la catástrofe de Annual, al exigir Abd el-Krim una cantidad elevada por el rescate de los prisioneros de Alhucemas, respondió don Alfonso: "Cara se ha puesto la carne de gallina". Por si fuera poco, incidentalmente, Alfonso XIII  estaba considerado por la aristocracia internacional como un rey con getatura; es decir, que daba mala suerte por el numeral. 

Afortunadamente, la restauración de la Monarquía en España, tras la muerte de Franco, fue un éxito incuestionable. Gracias a que la operación del ya rey Juan Carlos I fue la de no contar ni con los leales del Pardo, ni con los de Estoril. Se sacó de la manga a Torcuato Fernández Miranda y a Adolfo Suárez y con ellos dio entrada a todo lo nuevo. Era moderna la derecha democrática, que irrumpía desde las conspiraciones de Madrid, y era moderna la izquierda, que estaba representada por las nuevas generaciones.  Así es que la nueva casta monárquica era la "de todos juntos, por la senda constitucional".  Por la senda de una democracia que trajo el Rey. 

Ahora bien, hubiera sido imposible, con el paso del tiempo, no enterarnos de los borboneos de nuestro Monarca. Y que han contribuido a que lo hayan puesto en la picota. Hasta el punto de que en un futuro no muy lejano sea más conocido por sus debilidades que por su protagonismo en la historia contemporánea española; especialmente en ese suceso que nos hizo pasar de una "Dictadura constituyente" a una Monarquía parlamentaria, o una democracia.

 

 

 

sábado, 8 de agosto de 2020

La evolución de Guardiola

Pep Guardiola, continuador del juego de toque impuesto por Johan Cruyff en el Barcelona, fue el abanderado de ese estilo conocido como el tiquitaca. En el cual priman los pases cortos desde atrás hasta la llegada al área contraria. La posesión del balón causó furor entre los aficionados y muchos entrenadores optaron por implantarla en sus equipos. Por más que sus jugadores carecieran de las cualidades necesarias para practicarla. Hubo algunos técnicos que llegaron a declarar que preferían perder por seis goles antes que renunciar a esa manera de entender el fútbol. Incluso no dudaban en decirnos a voz en cuello: "Ese estilo de juego es inegociable".

Quienes más sufrieron con el tiquitaca fueron los porteros. Obligados a jugar en corto con sus defensas, sin tener gran manejo de balón con los pies. Los hubo que salían ya coartados al césped. Y no pocos perdieron la confianza en sus posibilidades por mor de tener que someterse a una práctica para la cual no estaban capacitados. Como asimismo les ocurrió a muchos defensas. Guardiola condenaba con la mirada a cualquier guardameta de su equipo que se atreviera a sacar el balón en largo. Para evitar problemas en la misma medida que se los causaba al rival que presionaba insistentemente

Con el paso de los años, Guardiola, depositario de las esencias futbolísticas del Cruyff entrenador, se dio cuenta de que ese gilifútbol, en que el portero es parte principalísima con los pies, le estaba costando muchos disgustos cuando se enfrentaba a equipos con gran capacidad de presión y jugadores capaces de aprovechar cualquier desliz para enviar el balón a la red. Y optó por algo tan necesario como sencillo: que el cancerbero, en ocasiones, evitara el agobio de los rivales con pases largos que, además, propiciaban segundas jugadas de gran eficacia.

Con esos saques directos por elevación, tan vituperados por el técnico catalán hasta no hace mucho, el Manchester City ha logrado eliminar al Madrid en la Champions League. Y no por ello el juego de su equipo ha dejado de brillar en muchos momentos de ambos encuentros. Zinedine Zidane, en cambio, cayó en el error de permitir que sus jugadores quisieran salir del atosigamiento impuesto por los futbolistas ingleses con pasecitos cortos en terrenos marcados en rojo por su peligrosidad. Cuando lo que exigía la situación era que Courtois sacara el balón en largo para evitar problemas y ocasionárselos a los rivales. 

El primer tercio del partido Manchester City-Madrid será recordado, sobre todo por quienes saben de este deporte, por cómo el entrenador del Madrid no supo ayudar a su equipo a salir del atolladero en el cual le había metido Guardiola. Pues tiempo tuvo Zidane de cortar de raíz el estilo de juego inapropiado que estaba practicando su equipo. El fallo de Varane en el primer gol se veía venir. Error que le produjo un ataque de nervios al que no se sobrepuso. De ahí que volviera a meter la pata en el segundo tanto logrado por Gabriel Jesús. 

 

 

 

 

 

 

 

 


Lamentable actuación de Varane

El primer error de Varane lo pudo haber evitado el entrenador del Madrid. Y me explico: la presión agobiante del Manchester City en los primeros minutos debió combatirse con saques largos de Courtois y no saliendo con la pelota jugada desde atrás. La cual siempre terminaba en los pies de los ingleses. Pero ZZ no se dio cuenta del peligro que estaba corriendo su equipo y llegó el primer fallo del central diestro. El gol de Sterling (7') lo dejó tocado de un ala. Hasta el punto de que a partir de ahí Varane estuvo como un flan.

ZZ tampoco supo solucionar los problemas que Phil Foden les causaba a sus centrales jugando como delantero centro falso. Lo que permitía ataques por el centro de Gabriel Jesús y de Sterling. Todo ello transcurría sin que Casemiro, sin ninguna referencia de marcaje, fuera capaz de ayudar a sus compañeros. El mediocentro brasileño viene jugando desde hace tiempo a su aire. El Madrid capeaba el temporal como buenamente podía. Y Courtois respondía en ocasiones con paradas de mérito. 

El Madrid tuvo la suerte de que Benzema obtuviera el empate en un centro de Rodrygo. Que fue lo único que hizo el joven brasileño. Sucedió en el minto 27 y hasta entonces ni siquiera Hazard había dado señales de estar en el terreno de juego. Es decir, que el resultado era engañoso. Puesto que  el juego de los ingleses merecía más goles.   

La segunda parte fue un calco de la primera. Varane era un manojo de nervios, sin saber lo que hacer; el medio campo no funcionaba; Rodrygo no participaba; Hazard tampoco y Benzema no tenía quien le ayudara. Aun así el Manchester empezó a sentirse incómodo debido a que el resultado era corto y en cualquier momento el Madrid le podía empatar la eliminatoria. 

Fue entonces, en esos minutos en que las dudas empezaron a cundir en el equipo dirigido por Guardiola, cuando Varane cometió el segundo error. Aprovechado por Gabriel Jesús para batir a Courtois y eliminar al Madrid. Los cambios hechos por Zidane no dieron resultado. Y, desde luego, conviene resaltar que el entrenador del Madrid anduvo torpe en la dirección de un partido que llevó a cabo Sergio Ramos desde la grada del Estadio Ciudad de Mánchester.

 

 

 

 

 


jueves, 6 de agosto de 2020

Porteros

Hubo un tiempo en el que los córners en el fúltbol eran celebrados como medio gol por los aficionados. Sabedores de que en esa acción los rematadores llevan ventaja sobre los defensores. Dado que pueden cabecear en carrera. Los sacadores de esquina se convirtieron en auténticos especialistas de una jugada a balón parado donde toda la confianza se deposita en los porteros.

Si el guardameta era alto había que evitar que el esférico rondara el área chica. Si era bajo, y no dominaba el juego por elevación, había que meter la pelota en esa zona. También se le buscaban las vueltas a los cancerberos que no dudaban en salir de su marco gritando ¡mía! y arrollando a todo lo que se interponía en su camino. Aunque imponían un razonable respeto.

Durante décadas primaron en España los porteros bajitos. Eran ágiles, diligentes, activos... Pero solían cantar mejor que Luciano Pavarotti en el juego aéreo. Y, salvos raras excepciones, no manejaban bien el balón con los pies. Contar con un portero de muchos centímetros era el deseo de todos los entrenadores de cuando entonces. Pero había muy pocos. Y además estaban muy solicitados.

Los guardametas de poca estatura destacaban más por su espectacularidad que por la sobriedad de quienes reducían con sus intervenciones por arriba los despejes que ocasionaban segundas jugadas.  Buyo, por ejemplo, desde que era juvenil, destacaba por su facilidad de movimiento, por sus reflejos y sobre todo porque sus saques orientados con los pies eran extraordinarios. En cambio, yo me echaba a temblar cuando le tocaba disputar balones elevados. 

Muy parecido a Paco Buyo ha sido Iker Casillas. Aunque éste ha sido muy inferior en el juego con los pies.  Y, desde luego, la importancia del segundo es superior por haber estado en el sitio justo para ganar más títulos.  Ahora bien, quede claro que en la actualidad ni Buyo ni Casillas podrían competir con los Oblak, Courtois, Ter Stegen...

Decir lo contrario es obviar la realidad. La cual consiste en reconocer que todo portero ha de ser alto. Y si a su estatura va unida la agilidad y los reflejos y la intuición y además juega aseadamente con los pies, miel sobre hojuelas. Y por consiguiente infundirá confianza y tranquilidad entre sus compañeros.


miércoles, 5 de agosto de 2020

Historia de un viaje

Cumplía yo el servicio militar en el cuartel de Infantería de Marina, situado en la calle de Arturo Soria (Madrid), convencido de que sería destinado a El Ferrol -porque Galarraga, entrenador del equipo de fútbol ferrolano, me había dicho que los directivos estaban dando los pasos precisos para que se produjera ese hecho-, cuando se me ordenó que preparase el petate porque mi destino iba a ser el Ministerio de Marina. La noticia me causó desazón. Puesto que una vez allí todo me hacía pensar que me sería imposible jugar al fútbol durante los dos años de milicia.

Dos horas más tarde, ya estaba yo ante el brigada Allegue pasando revista y dispuesto para ser presentado a los jefes de la planta ministerial: Federico Galvache (capitán de navío), Ollero (teniente coronel), Carlos Alvear (teniente de navío) y Conejero (teniente de navío y experto en meteorología). Cumplido el trámite entró en acción un ujier, a quien todos llamaban por el sobrenombre de El Pipo y del cual se decía que era capaz de trasegar una botella de vino manchego que vendían en una taberna cercana al frontón de Vista Alegre.

Tres días tardó Allegue en comunicarme que me tocaba mi primera guardia en la puerta de la residencia del ministro y, posteriormente, ante la entrada de su despacho. El Pipo me puso al tanto de las horas de trabajo que tenía el almirante y me hizo saber que la puerta de sus habitaciones distaban veinte pasos mal contados de su despacho. Por lo que el infante de su escolta, que estuviera de guardia, tenia que permanecer atento a fin de saludarlo y cumplir con el resto de la ceremonia.

Lejos estaba yo de sospechar que iba a comenzar mi cometido no solo con los nervios típicos del debutante sino con un descuido que pudo costarme caro. Ocurrió que yo era un desaliñado vistiendo el uniforme y no me percaté de que la chaqueta estaba descosida por la axila derecha. Así, cuando apareció el ministro en escena, nueve de la mañana, de un día lluvioso de otoño, elevé el brazo derecho a la gorra de plato a la par que daba un sonoro taconazo y exclamaba: "¡ A la orden de vuecencia mi almirante, sin novedad!".

Y el almirante, don Felipe Abarzuza y Oliva -alto, fornido y con cara de haber pasado una noche toledana-, me miró fijamente y se dirigió a mí con voz de mando: "A ver si otro día no te presentas con la sobaquera rota...".  Y siguió andando mientras yo lo adelantaba para abrirle la puerta de su despacho. El brigada Allegue se quedó petrificado. Puesto que a él le correspondía pasar revista al personal. Cuando yo me esperaba lo peor, se acercó a mí Federico Galvache, cuya fama de ogro era harta conocida en el ministerio, para tranquilizarme.

A partir de ese momento, mi vida en el ministerio, dentro de lo que ello significaba, fue de menos a más y terminé haciéndome con las riendas de un servicio que me permitía incluso jugar al fútbol como profesional. Actividad prohibida. Y, mucho menos, estando a las órdenes del ministro en la planta noble del edificio. En abril de 1962, ya había acompañado yo varias veces a don Felipe y a la mujer, una señora inglesa, de trato exquisito y educación inmejorable, al parque de El Retiro. Salíamos por la puerta del ministerio que daba al Paseo del Prado, yo iba equipado con una pistola cargada con balas de fogueo y los tres nos poníamos a echarles altramuces a los patos del estanque.

En abril de ese año, el teniente coronel Ollero me llamó a su despacho para notificarme algo que él pensaba iba a colmarme de alegría: "Manolo, el almirante ha decidido premiarte con el viaje a Grecia que ha de hacer como ministro de Marina representante del Estado español en la boda de Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia, que se celebrará en Atenas el 14 de mayo próximo. La travesía se hará en El Canarias".

-Mi teniente coronel, si yo embarco en El Canarias, entre la ida y la vuelta se habrá terminado la Liga en la que juego, y el Carabanchel no me pagará los sueldos correspondientes a tales fechas.

Desde que Ollero me puso al tanto del viaje a Grecia, yo apenas pegaba ojo por las noches, pensando en cómo solucionar el problema. Una tarde, que me tocaba guardia, salió el ministro de su casa hacia el despacho, y mientras lo acompañaba, me ordenó que entrara con él. y Tardo nada y menos en dirigirse a mí: "Me han contado que no quieres ir a Grecia. ¿Sabes tú la de infantes que darían lo que no tienen por hacer esa travesía?".

-Sí, mi almirante. Pero es que yo necesito los dineros que me paga el Carabanchel y, por tanto, debo seguir jugando para que se me contrate la próxima temporada.

El almirante me miró con aquella mirada de hielo que era capaz de descomponer a sus ayudantes y, tras una pausa calculada, que a mí me pareció eterna, volvió a la carga.

-¿Quién te ha dado a ti permiso para jugar al fútbol? ¿Quién ha sido la persona que se ha atrevido?...

Respiré hondamente. Pero el corazón andaba tan desbocado que me impedía tener el sosiego justo para responder. Al fin, logré sobreponerme.

-Nadie, mi almirante. Si estoy jugando es porque cumplo con mis obligaciones y además porque sé cómo funcionan las cosas en este ministerio.

El ministro me ordenó que volviera a ponerme en condición de firme. Dio un respingo en su asiento y hasta me pareció que estuvo tentado de levantarse y sacarme del despacho en volandas. Pero se limitó a clavar sus ojos velados en mí y a carraspear, insistentemente, antes de volver a dirigirme la palabra.

-¿Sabes que hoy se cumplen cinco meses de la muerte de mi hermano Fernando?

Claro que sí, mi almirante. Faltaría más.

-¿De qué hablabais cuando tú ibas a visitarlo al hospital de Los Molinos?

-De fútbol, mi almirante, de las monjas y de usted.

-¿De mí...?

-Sí, mi almirante.

Al ministro de Marina se le humedecieron los ojos y, tras contener la cara en un puchero, sacó un pañuelo y compuso su figura. A continuación se expresó así: "Vuelve a tus obligaciones  como escolta y procura no lesionarte jugando al fútbol; porque si ello sucede, a ver cómo  te las arreglarías para cumplir con tu cometido en el ministerio".

Don Felipe Abarzuza viajo a Grecia y regresó convencido de que tras ser el representante del Estado español en la boda de Juan Carlos de Borbón y la princesa Sofía, sus días como ministro estaban contados. A partir de entonces, solo le cupo esperar la llegada del motorista de El Pardo con la destitución. Aunque ya se sabía que el sustituto sería Nieto Antúnez.




 

martes, 4 de agosto de 2020

Central zurdo

El 16 de julio se proclamó el Madrid campeón de la Liga Santander. Tras ganar los diez encuentros disputados desde que se reanudó una competición suspendida por el coronavirus. Logro importante y sobre todo generador de ese extraordinario estado anímico que necesitan sus jugadores para eliminar al Manchester City el próximo viernes. Aunque desde entonces se ha venido lamentando que Sergio Ramos -sancionado- no pueda jugar en el Etihad. Y llevan razón quienes dudan de que la defensa merengue pueda afrontar con garantías un partido tan complicado con la baja del camero.

De Sergio Ramos he dicho hasta la saciedad que jugar como central por la izquierda le ha perjudicado muchísimo. Dado que en bastantes ocasiones le ha sido imposible encubrir sus defectos como defensa que juega a pierna cambiada. Sobre todo cuando se ha visto precisado a enmendar descuidos de un Marcelo que ataca por sistema y regresa andando al sitio de partida. Los fallos del 'Gran Capitán del Madrid' fueron tan clamorosos como bien contrarrestados por sus goles en momentos decisivos y que le sirvieron para que los aficionados le perdonaran sus meteduras de pata como zaguero siniestro. 

El Real Madrid lleva ya mucho tiempo necesitado de contar con los servicios de un central zurdo. Un futbolista capacitado para sustituir a Ramos cuando éste no pueda actuar o bien cuando falte Varane y SR ocupe el lado diestro. Pero los técnicos de la 'Casa Blanca' siguen empecinados en fichar a centrales diestros. El último ha sido Milîtao. El cual ha costado, según dicen, la friolera de cincuenta millones de euros.

Milîtao será posiblemente quien juegue como central zurdo, siendo derecho, frente al Manchester City. Y a mí, la verdad sea dicha, me ofrece pocas garantías en esa demarcación. Tampoco cabría el recurso de colocarlo en su sitio natural, con Varane a su izquierda. Porque sería peor el remedio que la enfermedad. De ahí que Guardiola debe estar frotándose las manos. Si acaso el entrenador catalán no supiera aprovecharse de esa debilidad defensiva del rival, podría decirse a boca llena que su fama como técnico es una filfa.



 

lunes, 3 de agosto de 2020

El torero

Hubo una época en la cual yo me relacionaba con toreros y apreciaba la singularidad que les proporcionaba el jugarse la vida en cada actuación. Antonio Gala acierta cuando opina que el torero no puede ser igual que un sastre, que un zapatero, que un oficinista, a horas fijas delante de su banco o de su mesa. El torero tiene que estar entusiasmado para entusiasmar. No puede permitirse el lujo de desfallecer ni siquiera cuando pasa por momentos delicados.

Se torea para conquistar al público, me decía cada dos por tres Dámaso Gómez mientras hacíamos carrera continua en el campo de fútbol del Moscardó, en la barriada de Usera -años sesenta-, cuando los empresarios apenas contaban con el diestro madrileño. El cual nunca perdía ni la calma ni la sonrisa y deleitaba cuando abría la boca para contar vivencias y modos de afrontar la vida.

También tuve como vecino a Luis Segura. Pues ambos vivíamos en el número 94 del Paseo de las Delicias. El maestro Se lamentaba, en ocasiones, de lo mal que lo trataba Livinio Stuick: Gerente de la Plaza de Toros de Las Ventas. Fuera del ruedo era un conquistador nato. Un tipo que despertaba un interés inusitado entre las mujeres. Andaba mejor que Robert Michum.

José María Manzanares -padre- (con quien compartí varias noches de farra y risa, gracias a la amistad que le unía con mi siempre recordado José Cañas "Cañitas", torero que no fue ni bien llevado ni aconsejado) disfrutaba de lo lindo cuando se hacía de noche. Era un consumado noctívago. A quien le gustaba el cachondeo y sobre todo el sentirse taladrado por ojos de hembras que le aguantaban la mirada. Convencido de que en cualquier momento podría salir triunfante del envite.

El entusiasmo de los toreros ha de prevalecer siempre para desengañar al toro y llevarlo toreado. Es una conquista en la que, sin duda, se juegan la vida. Los toreros asumen el riesgo. Cuando un torero pierde la pasión por el toro, por una actividad, o por una mujer, echa de menos ese chute de adrenalina al que está habituado. Y toma la decisión que tomó don Quijote en su momento: vivir otra vida. Es lo que ha hecho, creo yo, el maestro Enrique Ponce.

domingo, 2 de agosto de 2020

Mal olor


Cuando yo estudiaba bachillerato en colegio de pago y había que asistir a las clases tan escamondado como presentable, recuerdo que un día de una primavera calurosa, el profesor de matemáticas le dijo a un estudiante de sexto que se daba un aire a Luis XIV de Francia. Y nadie comprendió que lo estaba acusando de oler mal. Muy mal. Hasta que supimos que el citado Rey sólo se cambió de camiseta dos veces en toda su vida, amén de llevar un martillito para matar los piojos y mantener a los cortesanos a distancia para que no fueran ellos quienes irrepestuosamente se alejaran a causa del mal olor que despedía.

Mantener la higiene durante la posguerra era una tarea tan necesaria como difícil. Pero es bien cierto que había gente espesa porque le daba pereza lavarse y no por falta de medios. Ganar fama de ser limpio o limpia como los chorros del oro era como estar en posesión de un certificado de buena conducta. Los españoles fuimos poco a poco mejorando. Pero no fue hasta los años ochenta cuando la imagen llegó a formar parte del tinglado general y desvirtuarla equivalía a la ruina.

Aun así, mentiría si no dijera que en España ver en el Congreso de los Diputados a sus señorías meterse el dedo en la nariz, chuparse el dedo o rascarse donde les picara, resultaba gracioso para una gran mayoría. Ser adultero o malversador de fondos despertaba la envidia de algunos; la tradición picaresca recomendaba más aprovecharse y ser un vivo; lo contrario era no ser honrado, sino tonto, a juicio de muchos. Tanto tienes, tanto vales... Lema que se puso de moda.

Comenzó a reinar un pragmatismo a la americana. De modo que quien carecía de vil metal no era más que un triste soñador de utopías irrealizables. Los había que trataban de combatir ese modo de vida alegando que los ricos también lloraban, pero la respuesta les llegaba con celeridad: "Se llora mejor siendo Mario Conde o Silvio Berlusconi, que siendo un idealista, es decir, ser un muerto de hambre.  

A remolque de estos mitos nació una capa social de profesionales y técnicos del mundo empresarial y financiero, además de funcionarios bien situados en sus respectivas administraciones, que hicieron su agosto en esa época. La honradez, que sigue siendo para mí algo que anida de cintura para arriba, se vulneraba a cada paso. Y, claro, los corruptos comenzaron a proclamarse honestos. Que tiene su morada de cintura para abajo. Muchos de ellos no fueron nunca ni honrados ni honestos. Incluso los hay que siguen activos.  

sábado, 1 de agosto de 2020

Informaciones depresivas


Cada día me levanto pensando en que todo lo malo que viene sucediendo desde hace meses habrá ido a menos. Y lo primero que hago es prestar oído a la radio, leer los periódicos digitales y ver la televisión. Y acabo convencido de que el número de personas depresivas irá aumentando sin solución de continuidad. Puesto que las informaciones siguen siendo siniestras. Es como si fueran el resultado de una propaganda orquestada.

Es imposible no perder el sosiego cuando uno escucha atentamente que España es el país europeo con mayor exceso de mortalidad por la pandemia. Y el ejemplo es aterrador: ni Reino Unido ni Bélgica ni EE UU, que ahora está sufriendo el peor azote de la pandemia, tienen un exceso de fallecidos similar a España. Así que belgas, holandeses, británicos y franceses desaconsejan viajar a nuestro país. Nos tratan como apestados.

El siguiente paso será acusarnos de extender el virus. Como ya lo hicieron con la Gripe Española. A pesar de no ser el epicentro de aquella pandemia (1918-1920) que mató a más de 40 millones de personas en todo el mundo. Aprovechando que nuestros políticos de cuando entonces decidieron dar la callada por respuesta. De modo que nos comimos un marrón que bien pudo proceder de Estados Unidos por su intervención en la Primera Guerra Mundial. Y en la que nosotros no participamos. 

Cierto es que tampoco ayuda a que los contagios se hayan multiplicado por ocho durante el mes de julio. Por lo que hemos pasado de 388 a más de 30.000. Noticia desalentadora por no decir aterradora. La pandemia es un asunto complicado y es difícil acertar. Verdad de Perogrullo.  Pero tampoco es fácil equivocarse tanto combatiéndola. Y, por si fuera poco, se nos comunica que nuestra economía es ya una birria; vamos, que está más famélica que la habida después de nuestra Guerra Civil.

Así que al miedo que hemos pasado y que seguimos pasando por saber que todos estamos bajo la observancia permanente de un virus que mata,  hay que sumarle ya el pánico de los parados que se irán acumulando. El cual hace que un varón sin trabajo se sienta como si estuviera emasculado. Y el hambre en muchos hogares se hará presente. Más bien acrecentará su presencia. Lo milagroso es que, en medio de tan grande crisis, conservemos todavía la moral para informarnos y contar cosas.