Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 30 de enero de 2019

Saber de fútbol

Saber de fútbol para opinar como mandan los cánones. Es la pregunta que me hace un aficionado y lector de este espacio. Y le recito de memoria la definición de alguien que consideré en su momento tan acertada como para hacer uso de ella cada vez que la ocasión la requiera.  "El sabedor de fútbol ha de ser un dedo índice y ojo clínico que opina. Su campo es el diagnóstico no el quirófano. Reconocerá los fallos del equipo, percibirá sus carencias y las denunciará. No todos los que opinan de fútbol están capacitados para esa tarea".

No sé quién dijo que uno, desde muy pequeñito, y especialmente en la adolescencia, crea muchos mitos que poco a poco va destruyendo inconscientemente. Y hasta considera inevitable convertirse en asesino de sus ideas a medida que pasa el tiempo. Pero, curiosamente, nunca me ha pasado con Di Stéfano.  Y yo me pregunto: ¿Por qué Di Stefáno se resiste al cabo de tanto tiempo como si fuera una especie de Dios?

También Wilkes permanece en primera fila de la la alacena de mi memoria. El jugador holandés tuvo la desgracia de llegar al Valencia en la misma temporada que la 'Saeta Rubia' al Madrid. Año 1953. Y por tal motivo quedó relegado a un segundo plano por parte de los medios de comunicación. Wilkes medía uno noventa y era capaz de presentarse ante la puerta contraria tras haber dejado atrás, con sus regates diabólicos, a cinco o seis rivales. Aún me parece estar viéndole jugar frente al Sevilla en el viejo Nervión, desbordando una y otra vez a Marcelino Campanal, también conocido como Campanal II. Todo un mito de fútbol.

Metido ya en este berenjenal de mirar hacia atrás, siento la necesidad de reconocer que hubo jugadores extraordinarios, en la Baja Andalucía, que bien pudieron llegar a la cima y sin embargo se quedaron a mitad de camino. Por ejemplo: Mariano Ayán, Mariano; Manuel Solano Cañado, Solano; Manuel Bernal Gómez, Manolin; Antonio Benzo Díaz, Chicha; Luis Soriano, Mario Blanco, Suano...

De todos los jugadores reseñados, y de muchos otros, conversé yo en su momento con Fernando Barbacil, quien fue secretario técnico del C D San Fernando. Fernando era un lince para descubrir futbolistas. Y, naturalmente, era un placer hablar de fútbol con él. Nunca tuve la oportunidad de preguntarle a Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi, cuánto influyó Barbacil en sus extraordinarios conocimientos como ojeador de jugadores.


martes, 29 de enero de 2019

La diferencia entre VOX y Podemos

Hace ya mucho tiempo entrevisté a Fernando Savater. Pero antes de convertirme en lo que Cela llamaba inquisidor, conversamos de todo lo habido y por haber, y bien pronto comprendí la facilidad que tenía el filósofo y escritor guipuzcoano para ganarse el respeto y la admiración de quien tuviera la suerte de pegar la hebra con él. Recuerdo que tardamos nada y menos en reírnos intercambiando anécdotas. Y así hubiésemos continuado de no haber sido porque a él le esperaban para participar en un acto.

Ni que decir tiene que yo he leído casi toda su obra... Y, desde luego, tampoco me he privado de acceder a sus ensayos y artículos publicados en los periódicos. Hoy se ha referido a VOX en una entrevista para decirnos que la mayoría de las propuestas de este partido no le gustan, pero reconoce que no pretenden pasar por encima de la Constitución ni privar de la ciudadanía a quien la tenga.

En cambio, Fernando Savater habla así de Podemos: "Podemos pretendía saltar por encima del Estado de derecho. Y además tuvo más apoyo mediático y de votos. Cinco millones de votos. Imagínese, no creía yo que hubiera tantos tontos en España. Lo que hemos visto como cosa masiva y peligrosa, y antidemocrática ha sido Podemos. Y hay gente que está encantada".

Leyendo las declaraciones de FS, inmediatamente me acordé de lo que pensaba Unamuno de los jóvenes comunistas en los años treinta. "He tenido ocasión de hablar con pobres chicos que se dicen revolucionarios, marxistas, comunistas, lo que sea, y cuando cogidos uno a uno, fuera del rebaño, les he reprochado, han acabado por decirme: 'Tiene razón, don Miguel, pero ¿qué quiere que hagamos? Daba pena oírles en confesión".

Pero luego se tragan un papel -continúa diciendo el también filósofo y escritor vasco- antihigiénico en que sacian sus groseros apetitos ciertos pequeños burgueses que se las dan de bolcheviques (...). Tragaldabas que reservan ruedas de molino soviético para hacer comulgar con ellas a los papanatas que les leen.


lunes, 28 de enero de 2019

Benzema y la labor que desempeña


Me llama un amigo que no se cansa de decir que su madridismo no tiene parangón porque él siempre está con su equipo a las duras y a las maduras. Y me ha dado por recordarle lo que opinaba cuando Karim Benzema no daba pie con bola, tratando de hacer lo mismo que ahora le está valiendo para ser portada de todos los medios y acaparador de ditirambos a tutiplén. 

Mi amigo reconoce, como todos los que llegamos a dudar, en mayor o menor medida, del futbolista francés, que nunca antes había rayado KB a tan grande altura como ayer frente al Español. Y me inquiere acerca de por qué se ha producido esa eclosión de juego de un delantero que ha estado siempre sometido a la mirada inquisitiva del madridismo.

Y, en vez de contestarle al respecto, se me ocurre preguntarle si él vio jugar a Ramón Grosso. Mi amigo reconoce que apenas lo recuerda. Así que le digo lo siguiente: Grosso, que había jugado en el Plus Ultra como delantero centro nato, y asimismo cuando estuvo cedido unos meses en el Atlético de Madrid, hubo de asumir en el Madrid el estilo de juego de Di Stéfano. Es decir, hacer de delantero falso o flotante, pero adaptado a sus cualidades. Que en nada se parecían a las de la 'Saeta Rubia'.

Grosso comprendió muy pronto la misión concreta que se le encomendó y la llevó a cabo de manera impecable. Y de su trabajo se fueron aprovechando sus compañeros. En lo tocante a Benzema, nunca antes había necesitado el Madrid de su participación como delantero dispuesto en todo momento a dejar sin referencia de marcaje a los centrales. Porque éstos ya estaban obsesionados con el de Cristiano Ronaldo. Y a Benzema, por tanto, se le pedía que se fajara con los zagueros y sobre todo que marcara goles.

Solari, que viene dando pruebas evidentes de conocer el oficio de entrenador, en vez de ordenarle a Benzema que permanezca en los terrenos donde los defensas se hacen fuertes, ha decidido, con buen criterio, que el francés haga lo mismo que hicieron Di Stéfano y Grosso en distintas épocas y con las condiciones tan dispares que ambos atesoraban. Y además le está haciendo una alineación a su medida. 

De momento cuenta con la ayuda de dos extremos cuyas incursiones por las bandas abren las defensas y dejan brechas por las que Benzema logra entrar como Pedro por su casa. También se aprovecha, como delantero centro flotante o falso delantero, de que nadie lo sigue. Así que puede permitirse el lujo de ayudar a los encargados de organizar el juego de ataque en zonas donde deben imperar los disparos desde la media distancia. Y, por si fuera poco, hace posible con sus continuos movimientos, lejos de sus marcadores, que a los rivales les sobren jugadores en una línea y les falten en otras. Y, naturalmente, está obligado a salirle al paso al central más ofensivo.

Mi amigo, tras escucharme atentamente, me pregunta, como quien no quiere la cosa, lo siguiente: "¿Qué pasará cuando un entrenador decida que se marque a Benzema como en su día lo hizo Mangriñán con Di Stéfano, por orden de Iturraspe, a la sazón técnico del Valencia? Pues que los plumillas lo pondrán a parir. Como ya lo hicieron con Machín. Sucedió cuando éste, siendo entrenador del Girona, le encomendó a Maffeo que siguiera a Lionel Messi allá donde fuera.



Benzema tiene un juego que deleita

Se ha venido diciendo, y con razón, que al jugar Benzema como falso nueve o delantero flotante, el Madrid necesitaba los servicios de un mediapunta, o bien de otro delantero, capaz de aprovecharse de los espacios libres que genera el futbolista francés. Ha sido, sin duda alguna, una opinión casi generalizada, debido a la carencia de goles mostrada por el equipo merengue

Pues bien, Santiago Hernán Solari ha logrado paliar ese defecto en el RCDE Stadium. Y lo ha hecho invadiendo el campo contrario con todas las líneas muy juntas. Una presión asfixiante a la que el Español no supo responder hasta que fue expulsado Varane en el minuto setenta. El 4-3-3 del Madrid, con Benzema jugando a su aire, acompañado en las bandas por Lucas Vázquez y Vinicius, y teniendo a Modric por detrás de ellos, dejó sin respuestas al equipo de Rubi.

Marcó Benzema a los tres minutos. Y a partir de ahí dio todo un curso de juego brillante; deleitando a la concurrencia con regates, fintas, pases, remates... Y todo ello buscando la portería de un desconcertado Diego López. Eso sí, dado que el dominio del Madrid era tan abrumador, Vinicius carecía de espacios para explotar su velocidad. En cambio, se jugó mucho con Lucas Vázquez. Y a fe que éste respondió plenamente.

El gol de Ramos (14') premiaba el dominio insistente del Madrid y su magnífico juego. Así que Benzema obtuvo el tercero cuando la primera parte estaba dando las boqueadas. Sergio Ramos se quedó en el vestuario y salió Nacho en su lugar. El Madrid seguía abrumando al Español. Bale sutituyó a Vinicius y tardó nada y menos en batir a Diego López. El Madrid funcionaba como una máquina perfecta y Benzema seguía dando muestras evidentes de su categoría. A pesar de que Baptistao (24') había acortado distancias en el marcador.

Pero llegó la expulsión de Varane. Reguilón ocupó su sitio y Marcelo el de Reguilón. Y el Español  se fue arriba con todo. Logrando el segundo gol por medio de Rosales. A partir de ese momento, el Madrid se dedicó a mantener el resultado. Resumiendo: el equipo de Solari, además de ganar, ha mostrado un estilo de juego que nos ha permitido deleitarnos con la actuación de Benzema, sin carecer de eficacia goleadora. Estilo que ha perjudicado a Vinicius. Y ha dado alas a Lucas Vázquez.  Benzema tiene un juego que deleita.



sábado, 26 de enero de 2019

La peor versión del Comandante Morales

Confesé hace tiempo que me agrada sobremanera sentarme ante el televisor para ver jugar al Levante UD, siempre y cuando no existan circunstancias que me lo impidan. La ilusión por ver al equipo granota, también aireada en su momento, se debe a que disfruto de lo lindo con las actuaciones de José Luis Morales, El Comandante. Futbolista extraordinario y por tanto merecedor de haber formado parte de la plantilla de uno de los clubes grandes de nuestra Liga. Pero no ha sido así. Lo cual sigue evidenciando que los merecimientos, a veces, no reciben el premio adecuado.

Así que antes de la una de la tarde ya estaba yo sentado en el sofá de la salita de estar dispuesto a ver el Sevilla-Levante UD. Y, naturalmente, a uno de mis jugadores preferidos de La Liga Santander. Pasaban los minutos y El Comandante parecía estar en Babia. Ajeno a cuanto acontecía a su alrededor. Mientras que yo me iba quedando a la luna de Valencia. Es decir, frustrado ante el pésimo rendimiento del futbolista más importante del equipo levantino. Hasta que me percaté de que Morales ejercía de lateral zurdo, en una defensa compuesta por tres centrales.

Paco López, cuya labor como entrenador del conjunto granota viene siendo tan fructifera como reconocida, no se dio cuenta de cómo Morales estaba sufriendo lo indecible en una demarcación que le sentaba peor que un traje de luces a un tío nacido en Wisconsin. Mientras los jugadores del Sevilla no cejaban en su empeño de aprovecharse de las facilidades que le estaba concediendo su rival por el lado izquierdo. Banda por la cual fueron llegando los goles del equipo hispalense.

Tiempo de sobra había tenido el técnico levantino para haber solucionado el problema. Pero, según lo visto, a PL tampoco le funcionaba la mollera como requería la situación. Y, claro, los jugadores del Sevilla aprovecharon esa brecha para golear a un equipo que siempre vende cara su derrota. Y lo peor del asunto es que José Luis Morales, de sobrenombre El Comandante, despilfarró en el Pizjuán gran parte de la credibilidad que se ha ganado a pulso con actuaciones brillantes. Y todo porque su entrenador estaba en las musarañas.

Es verdad que -en ocasiones- los entrenadores no vemos ni lo que tenemos delante. Y, peor aún, nos cuesta rectificar nuestros propios errores. Fiándolo todo a la diosa Fortuna. Esa suerte de la cual disfrutó el conjunto granota en la primera parte. En la segunda, apareció Ben Yedder y abrió el marcador para que se produjera el derrumbe del equipo dirigido por Paco López. Quien no tuvo su tarde. Y, además de la severa derrota que recibió su equipo (5-0), nos permitió ver la peor versión de un futbolista que cuenta con muchos admiradores. No me extraña que José Luis Morales, alias El Comandante, haya largado tela marinera, después del partido.



















viernes, 25 de enero de 2019

Solari, Ramos y Marcelo


Santiago Hernán Solari se hizo cargo de un Madrid que daba muestras visibles de estar en pésimas condiciones físicas; además carecía de orden y sus jugadores se estaban acostumbrando a perder. Así que la situación era tan grave como compleja la tarea que le esperaba al técnico argentino. Afrontó el envite con sosiego externo, aunque no tengo la menor duda de que la procesión le iría por dentro. Pues, como exjugador y empleado del club, conocía perfectamente la responsabilidad que debía soportar. Las pasó canutas en Eibar y también en Villarreal. Y, por si fuera poco, las lesiones fueron un azote que no ayudaba a la recuperación ansiada. Aun así, Solari no dudó en tomar decisiones impopulares pero necesarias. Cuando el técnico era el epicentro de todas las críticas, Betis y Sevilla esperaban con euforia hurgar en la herida del equipo merengue. Era, sin duda, una especie de ordalía la que le esperaba al entrenador. Y a fe que pasó la prueba de fuego con dos victorias. Practicando su equipo el estilo de juego conveniente en cada caso. No entiendo, de ningún modo, a quienes no cesan en su empeño de buscarle sustituto por el mero hecho de que no jueguen sus futbolistas preferidos.

Sergio Ramos. Nunca me he cortado lo más mínimo en decir que nunca he entendido las razones por las que el Madrid lleva tantas temporadas sin contar en la plantilla con un central zurdo de categoría. Y podría enumerar los motivos por los cuales semejante despropósito es inadmisible. Tampoco comprendo por qué Ramos, visto su peso específico en la entidad, jamás aspiró a ocupar la demarcación de central diestro, sabiendo que en esa zona todos los defectos que expone en el lado opuesto, serían subsanados. Y, lógicamente, el equipo se beneficiaría. Sí, ya sé que Varane se maneja mejor en la derecha; pero hay ocasiones, cuando juega Nacho, que no vendría mal que el capitán fuera situado en el sitio que mejor le viene a su pierna buena y sobre todo a su cintura. Cuando un entrenador puede permitirse el lujo de distribuir racionalmente a sus jugadores, no hay la menor duda de que todas sus líneas mejoran. Ayer, en el primer gol del Girona, achacable a descolocación de Marcelo, cabe decir que tampoco Ramos anduvo muy diligente. Lo cual no es óbice para reconocer la importancia de sus goles.

A propósito de Marcelo, tras ser culpable del gol marcado por el Choco Lozano, dejó entrever que nunca antes le había afectado tanto cometer un  desliz defensivo. Hasta el punto de que decidió no participar casi nada en las acciones ofensivas. Quizá preocupado en extremo por reincidir en fallos que lo han puesto en la picota. Lo cual demuestra la necesidad que tiene todo entrenador de tomar cartas en un asunto que conviene corregir cuanto antes. Creo que Solari, relegando a Marcelo al banquillo, hizo lo que debía. Y si a eso le añadimos el buen trabajo desempeñado por Reguilón, miel sobre hojuelas. Ahora bien, tampoco se trata de que Marcelo pase del todo al nada; es decir, que a partir de ahora, cuando juegue, sea un lateral estático. Ni mucho menos. Se trata de que no se sume al ataque por sistema. Y mucho menos cuando compruebe que ningún compañero está dispuesto a convertirse en un sempiterno vasallo de sus correrías. Su centro, en el gol de cabeza de Ramos, fue perfecto. Resultó ser el quite del perdón por haber cometido un grave error. Aunque hay partidos, como el que se jugará en Montilivi el jueves próximo, en que los servicios de Marcelo son prescindibles.


Merecido triunfo del Madrid

El Girona es un equipo capaz de complicarle la existencia al conjunto más encopetado. Defienden en bloque y en cuanto sus jugadores se hacen con el balón tardan nada y menos en llegar a la portería contraria. Y lo hacen remitiendo el balón a los espacios libres para que dos delanteros veloces pongan en aprieto a cualquier defensa. 

Así sorprendió al Madrid cuando apenas se llevaban jugado seis minutos. Cierto es que Marcelo volvió a evidenciar su flaqueza defensiva ante el remate del Choco Lozano. Tras el error, el jugador brasileño dio ya pocas señales de vida en ataque. En su haber cabe apuntar un centro certero que Ramos lo convirtió en gol con la testa.

El equipo blanco jugó una primera parte magnífica. Basó su juego en las entradas por las bandas, gracias al buen trabajo realizado por Odriozola y Lucas Vázquez (a propósito, a ver cuándo es reconocida la extraordinaria labor que viene realizando el extremo). También Vinicius con su velocidad y desbordes en carrera desarticulaba el orden defensivo de los gerundenses. Los goles de Vázquez y Ramos fueron el premio a la superioridad mostrada por el conjunto entrenado por Solari.

En la segunda parte, mientras Benzema seguía haciendo, y francamente bien, de falso delantero, los goles del Madrid no llegaban por la ausencia de un delantero capaz de aprovechar los balones que circulaban por área de Gorka Irazoiz. Llegaron los cambios: Marcos Llorente sustituyó a Casemiro y Kroos a Modric. Y el Girona aprovechó ese momento para sacudirse el dominio del conjunto local. Fue entonces cuando Nacho molestó a Marcos Llorente en un salto, con tan mala fortuna que éste le dio al balón con la mano. Penalti con el que Granell batió a Courtois

El empate no amilanó al Madrid. Más bien le hizo reaccionar, volviendo a mostrarse como un equipo convencido de sus posibilidades. Y así, dominando la situación, Ramos y Benzema marcaron sus goles. Victoria, pues, merecida de los de Solari. Lograda, claro que sí, con momentos de buen juego y sobre todo actuando con orden. Salvo algunos minutos posteriores a los cambios.

Del Girona cabe resaltar que es un equipo correoso y disciplinado, que sabe a lo que juega y sobre todo que lo hace buscando con velocidad la portería contraria. Bien haría el Madrid, pues, en no llegar a Montilivi confiado. Ah, Isco sustituyó a Ceballos en el minuto 69.

miércoles, 23 de enero de 2019

Desde mi atalaya


El Parador Nacional de Bailén, ahora hotel, fue durante años el establecimiento elegido por los equipos entrenados por mí, cada vez que nos tocaba jugar en tierras jiennienses. En tales ocasiones, nunca dejó de visitarme un periodista, entrado en años, perteneciente al Diario Jaén. Era un señor amable, culto y amante del fútbol. Pasábamos un buen rato conversando plácidamente y, cuando él lo creía conveniente, me avisaba de que iba a poner en marcha la grabadora. Así que principiaba la entrevista.

Una vez me preguntó a qué dedicaba yo mi tiempo libre. Y le dije que mis ratos de ocio estaban destinados a leer Maestros Rusos. Cuyos once tomos formaban ya parte de mi entonces modesta biblioteca. Aquel periodista, tras mirarme fijamente, me dijo: "Permítame decirle que usted no entrenará nunca en la máxima categoría del fútbol español, pues los técnicos cultivados están muy mal vistos por el gremio al cual yo pertenezco". No cabe la menor duda de que semejante contradicción imperaba entonces. 

Suele ser habitual que los entrenadores, el primer día de trabajo, se dirijan a sus jugadores para darles la bienvenida y sobre todo para decirles que la puerta de su vestuario estará siempre abierta para quienes necesiten consultarle algo. Así que en cuanto se juegan los primeros partidos de la pretemporada, nunca falta el futbolista que se presenta ante el técnico para inquirirle si cuenta con él. Por haber jugado pocos minutos en esos encuentros. El entrenador no tiene por qué darle explicaciones al respecto. Pues quien las pide, además de no aceptarlas, volverá a ser reincidente. 

A mí no se me ocurrió nunca abordar a ningún entrenador para que me dijera los motivos que tenía para no concederme la titularidad. Entre otras cuestiones, porque mi orgullo primaba por encima de todo. De ahí que no entienda lo que se cuenta en relación con Isco y Solari. Según lo publicado hace unos días por un periódico deportivo de tirada nacional, el primero llamó a la puerta del despacho de Solari para saber por qué jugaba tan poco... Y el segundo, afirma el periodista, que le dio la callada por respuesta. Si ocurrió así, aunque yo no creo que Solari fuera tan sumamente lacónico, el entrenador no hizo más que ejercer su derecho a no decir ni pío.


martes, 22 de enero de 2019

Hortensia Romero destacaba por su cruz

Ayer por la noche, cuando buscaba entre los anaqueles del mueble donde reposan mis libros el escrito por Paul Jhonson, bajo el título de Intelectuales, a fin de empezar a releerlo, se me puso a la vista otro bien distinto: Las mil noches de Hortensia Romero, mal llamada 'Legionaria' de sobrenombre, escrito por Fernando Quiñones. Y, como hacía muchos años que lo había leído, decidí hojearlo.

Hortensia Romero había asumido lo que era y además procuraba disfrutar de su oficio. Y sobre todo pisaba la calle con la seguridad que le proporcionaba saber que hombres y mujeres ponían los ojos en ella. No en vano destacaba por su cruz. Esa cruz de la mujer que Hortensia describía así: "Una cinturita chica y larga, y luego ancha de arriba y de abajo, una pechera que era un alboroto y... para qué seguir".

La cuestión es que cuando menos lo esperaba un hombre le tendió la mano y se fue a vivir con él a una pequeña parcela de labranza. Y vivió entre dos amores. Entre el propietario y el encargado de las tareas de siembra y cuidado del ganado. De cuyo comportamiento en el tálamo habla y no acaba una mujer cuyas experiencias amatorias habían sido muchísimas y variadas.

De tal guisa describe Hortensia a ese hombre: "Su trabajo por abajo, en el talle, y en la pechera, yo no sé que arte se daba que era como si el desahogo no fuera un momento sino un cuarto de hora o media hora, con un sufrimiento entreverado, pero del bonito. Es de los que gusta alargar, de los que te ponen que, al final, si se le ocurre a alguien encender un fósforo por allí cerca, sale volando hasta la mesilla de noche".

Las declaraciones de Hortensia Romero Vallejo, en su día, cabrearon a muchos maridos. Sobre todo a los que, cuando requerían a sus mujeres, recibían la siguiente contestación "No, esta noche no, cariño, me duele la cabeza". En la cama, ahora, es el mundo al revés: las mujeres proponen y los hombres no disponen de recursos inagotables. Cierto es que los habrá con fuerza y habilidades suficientes como ese gañán que tantó festejó en su día la Hortensia de la novela escrita por Fernando Quiñones.









lunes, 21 de enero de 2019

El cuento del monaguillo

Alguien debería decirle a nuestro alcalde que lleva ya mucho tiempo remedando al monaguillo protagonista del cuento que recuerda don José Ortega y Gasset en uno de sus ensayos, titulado Democracia morbosa. Aquel monaguillo no sabía su papel, y a cuanto decía el oficiante, según la liturgia, respondía: "¡Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento!". Hasta que, harto de la insistencia, el sacerdote se volvió y le dijo: ¡Hijo mío, eso es muy bueno; pero no viene al caso!

Eso no viene al caso dicen entre bastidores cada vez que Juan Vivas destaca en Madrid la especialidad de Ceuta: "El orgullo de ser unos buenos españoles". Y se queda tan pancho. En esta ocasión, es decir en la Convención del Partido Popular, recientemente celebrada, ha ido más lejos nuestro insigne monaguillo: "No podemos presumir de quesos, ni podemos presumir de vinos, pero podemos presumir de buenos españoles". 

Ser buenos españoles es la marca que vende nuestro alcalde en la capital del reino. Parece mentira que, tras 18 años en el cargo, su imaginación no haya dado nada más que para alardear de algo que ha de mostrarse en situaciones donde haya que dar la talla. Con tales expresiones, gastadas, vulgares, triviales, o sea, tópicos, no conseguirá el señor Vivas que los problemas de la frontera sean subsanados. A propósito, tanta españolidad preconizada, no le valió para que su partido hiciera más de lo que hizo en algo de enorme interés para los ceutíes.

Nuestro alcalde sigue sin percatarse de que cuanto más se vaya jactando, poco más o menos, de que el centro de la españolidad radica en Ceuta, mayores serán las inquinas que susciten sus palabras en otros lugares donde ser español -y buen español- está tan bien asumido como para no tener que andar propalándolo como una cualidad especial. En Andalucía, verbigracia, al señor Vivas, debido a ese discurso permanente, ya le habrían motejado de 'jartible'.

Tampoco conviene echar en saco roto la manía que ha cogido nuestro alcalde en hablar en jerga deportiva. En su caso, fútbolística. Si se le pregunta por algo que se habla en la calle, responde que ello queda en la intimidad del vestuario. Si se trata de las elecciones, por ejemplo, no duda en decir que ese partido lo va a ganar. De Madrid ha venido, según él, con las pilas cargadas. Y, cuando se le ha preguntado por su forma de ser en la vida, nunca ha negado que el actúa como Iniesta; eludiendo el cuerpo a cuerpo, porque sus condiciones no son para fajarse...

En fin, que lleva razón quien bien lo conoce, por llevar muchos años a su vera, cuando dice que Vivas no cambiará nunca su forma de proceder. Por estar convencido de que es la ideal para engatusar a la gente. El problema, sin embargo, es que la gente va aprendiendo y, aunque tarda mucho en reaccionar, acaba por aborrecer a lo que antes estimaba. Aunque seguirán siendo fieles a tanta mediocridad, sin duda alguna, cuantos estén chupando del bote de la 'Casa Grande'.














domingo, 20 de enero de 2019

Solari tiene bragueta

Hoy me ha llamado un amigo, nacido en un pueblo manchego, y residente en la capital del reino, a quien tuve la suerte de conocer cuando principiaba la década de los sesenta. Aquellos años que fueron considerados como 'felices'. Y a fe que nosotros, cuando todavía nos faltaban meses para cumplir los veinte, vivíamos muy bien. A mi amigo le gustaban más los toros que el fútbol. A mí me chiflaban ambos espectáculos. Y además me ganaba la vida con el deporte rey.

Pedro Cerquera -mi amigo- y yo compartíamos habitación en una pensión del Paseo de las Delicias. Así que frecuentábamos los mismos lugares de diversión y también una cafetería llamada Laika: establecimiento moderno en aquella época. Asimismo solíamos pasar ratos de ocio en la sala de juego de Manuel Fernández Valderrama. Quien había sido un destacado futbolista, internacional en 1927, y también entrenador exitoso. El señor Valderrama me tenía a mí en consideración. No en vano fui muy amigo de un hijo suyo, extraordinario futbolista, que falleció a edad temprana.

Habida cuenta que tanto Pedro como yo nos llamamos de higos a brevas, cuando ello sucede, hablamos por los codos. No me extraña que mi amigo sea un abogado muy solicitado. Un día decidí llevarlo a la Cafetería Bar Recoletos. Para que conociera a Luis Elices Cuevas, su propietario: extraordinaria persona y entrenador cuyas ideas avanzadas le impidieron entrenar a un equipo grande.

En la Cafetería Bar Recoletos solían darse cita futbolistas jóvenes, jugadores profesionales de renombre y entrenadores que gozaban ya de un historial digno de encomio -allí conocí yo a Mariano Moreno-. A mí amigo Pedro se le ocurrió, en cierta ocasión, preguntarle a Luis Elices cuándo lo pasaba peor  como técnico. Y éste tardó nada y menos en responderle: "Cada vez que tengo que hacer la lista de jugadores convocados para el partido".

Siendo yo profesional de los banquillos, me comunicaba a cada paso con Pedro, y le transmitía casi siempre lo mal que me sentía cuando debía elegir a los jugadores citados. Aunque las plantillas no fueran tan amplias como suelen ser actualmente. Porque conocía, por haber sido futbolista, cómo afectaba mi decisión a los no convocados. También a su familia, amigos, y dueños de la pensión o residencia en la cual estuvieran alojados.

Hoy hemos hablado de muchas cosas, y algo sobre la actualidad futbolística... Y mi amigo, que sigue siendo taurino hasta la médula y que goza de grandes conocimientos acerca del arte de Cúchares, me dice, como quien no quiere la cosa: "De haber sido torero, Santiago Hernán Solari habría ganado fama de tener bragueta". Y le doy la razón.  Pero me veo obligado a resaltar que el valor de Solari es natural, sin aspavientos. Es decir, ese valor seco que no necesita de adornos innecesarios














sábado, 19 de enero de 2019

El valor de Solari obtiene premio

En la víspera del partido, opiné así: Ante el Sevilla, Santiago Hernán Solari sabe perfectamente que ha de acertar en la alineación y en cómo jugarle a un equipo rocoso (repleto de buenos jugadores y capaz de ganar en cualquier Estadio) para lograr la victoria. Aunque el juego no sea el más apropiado. Puesto que al Madrid actual, con la enfermería a tente bonete, sólo cabe exigirle que obtenga los puntos. De lo contrario, al entrenador argentino le lloverán las críticas acerbas. 

Pues bien, Solari acertó plenamente tanto en la alineación como en el estilo de juego. Y su equipo no sólo obtuvo la victoria sino que, además, su juego fue brillante. El mejor que le hemos visto hasta ahora. Y conviene decir cuanto antes que ha sido gracias al valor demostrado por el técnico argentino. Puesto que no es fácil, entre otras cosas, relegar a Marcelo al banquillo y colocar en su sitio a Reguilón: jugador del Madrid-Castilla hasta hace nada y menos.

Con Reguilón actuando con la sobriedad que le caracteriza y su disciplina espartana como marcador, la mejora de Ramos se vio a la legua. De ahí que Ben Yedder y André Silva, dos delanteros de fuste, fueran anulados por la defensa merengue. Tampoco Navas, a veces preocupado por la velocidad de Vinicius y otras porque el reseñado Reguilón no dejaba el menor hueco para las correrías del futbolista nacido en Los Palacios, lograba conectar con Sarabia. Si a ello le únimos el excelente partido de Modric, dentro de un destacado comportamiento generalizado de sus compañeros, es comprensible que el equipo hispalense saliera derrotado del Bernabéu.

En la primera parte, el Madrid dominó durante veinte minutos. Pero careció de remate y pecó también de descuidar el marcaje de Banegas. Quien trataba por todos los medios de auxiliar a sus tres centrales en la salida del balón. Por cierto, tres defensas que jugaron todo el encuentro sin nadie a quien marcar. Lo cual invita a pensar que Machín estaba en las musarañas. Algún ayudante debió decirle que el cerrojo estático está pasado de moda. Menos mal que el partido se igualó y Escudero tuvo el gol en sus botas como antes lo había tenido Vinicius.

La segunta parte fue de dominio intenso del Madrid. Con dominio del balón y moviéndolo con celeridad. Con Modric agigantado... En torno al croata el equipo no desmayó nunca y fueron llegando las ocasiones de gol. Ceballos estrelló un balón en la madera. Y Machín prescindió de Ben Yedder y André Silva. Pero ni Promes ni Munir proporcionaron ninguna mejora. El premio al dominio del Madrid lo obtuvo Casemiro. Tras un disparo impresionante. Corría el minto 77 y el Sevilla, tras forzar dos saques de esquina seguidos, no dio señales de vida.

La guinda al magnífico partido del equipo merengue la puso Modric. Robando un balón en campo contrario y marcando un gol de fábula. Premio, sin duda alguna, a una actuación espléndida. El resurgir del croata ha llegado cuando más lo necesitaba su equipo. Y sobre todo Solari. Merecedor, sin duda alguna, de lo acontecido hoy. Por haber tomado decisiones arriesgadas..., con valor sereno y sin perder la compostura en ningún momento. Comportamiento nada fácil cuando se le está sometiendo a una persecución sañuda. Como es su caso.

viernes, 18 de enero de 2019

Santiago Solari y el nudo gordiano

Zinedine Zidane decidió desertar del Madrid porque conocía los problemas que iba a generar la marcha de Cristiano Ronaldo. Y por estar convencido de que la temporada sería construida sobre arenas movedizas. Y, tras los éxitos logrados, pensó que a él no le convenía renovar la plantilla. Pues afrontar ese reto le parecía someterse a un desgaste innecesario y contraproducente para su futuro como entrenador. Y los hechos le están dando la razón.

Tampoco hace falta ser adivino para asegurar la alegría con la que Santiago Hernán Solari recibió la llamada del club para sustituir a Julen Lopetegui. Porque ser entrenador del Madrid no está al alcance de cualquiera. Y hasta tengo la certeza de que Solari, en ese momento, ni siquiera pensó lo que se le venía encima. Puesto que todos sus pensamientos estarían ya centrados en cómo imponer un estilo de juego acorde con las cualidades de sus jugadores. Tarea compleja.

A partir de ahí sería absurdo desechar que al entrenador del Madrid los problemas no comenzaron a hacerle mella. Nada parecido, claro que no, a ese miedo que los toreros sienten la víspera de la corrida. Miedo capaz de hacerles crecer la barba e incluso producirles cambios en el organismo. Porque los toros hieren y hasta matan. Pero la responsabilidad en los entrenadores conduce, en bastantes ocasiones, a padecer de lo que los médicos diagnostican como distonía neurovegetativa. Como mal menor.

El entrenador del Madrid es persona leída, y, como argentino que es, en los anaqueles de su biblioteca estará Martín Fierro. Libro, cuyo autor, José Hernández, traza la semblanza del gaucho campero: modelo de arrojo, de audacia en el peligro, de senequismo en la adversidad, de dominio y entereza en el sufrimiento. Solari, a quien critiqué por no tomar las decisiones oportunas en el partido frente al Villarreal, se ha venido comportando, desde entonces, con temple y arrojo.

El temple es la calma... Ser fuerte, sereno, educado y capaz de tomar decisiones aunque sepa que las críticas serán duras como el pedernal. Mañana, frente al Sevilla, Solari sabe perfectamente que ha de acertar en la alineación y en cómo jugarle bien a un equipo rocoso, repleto de buenos jugadores y capaz de ganar en cualquier Estadio, para lograr la victoria. Por más que al Madrid actual, con la enfermería a tente bonete, sólo cabe exigirle la obtención de los puntos.

De no ser así, Solari será criticado acerbamente. Con saña insistente. Por mor de lo que han dado en llamar el 'caso Isco'. Por cierto, suceda lo que suceda mañana en el Bernabéu, juegue o no juegue el muchacho nacido en Arroyo de la Miel, alguien en el Madrid debería aplicar la terapia conocida como el nudo gordiano. O sea, solventar por medios expeditivos un problema de cuya difícil resolución depende un gran bien para el equipo.













jueves, 17 de enero de 2019

Desde mi atalaya


Siempre he dicho que ver dos partidos de fútbol seguidos me cansa. Así ha sido incluso cuando me ganaba los gabrieles en la profesión. De ahí que no entienda cómo es posible que Juan Maldonado Maldini, periodista, montara en su casa un sistema de parabólicas para ver y grabar multitud de encuentros. Con el fin de llegar a ser el mejor documentalista del fútbol mundial. A Maldini hay que reconocerle su voluntad inquebrantable como aficionado. La que le ha permitido describirnos las cualidades de cualquier futbolista nacido en los chirlos mirlos... Allá donde el viento da la vuelta. Lo cual, sin embargo, no es sinónimo de conocer los entresijos de un deporte que ha de mamarse desde pequeño y sobre todo ha de pasarse por los banquillos para saber las dificultades que entraña sentarse en ese potro de tortura. Es la respuesta que le doy a un aficionado que deseaba conocer mi parecer al respecto.

Atlético de Madrid-Gerona. Decidí ver este partido, a pesar de que a continuación se jugaba el Leganés-Madrid. Encuentro que no podía perderme por ser madridista fetén. Y saqué las mismas conclusiones de siempre: el Atlético de Madrid no hace sino jugar a lo que quiere su entrenador. Y se emplea con armas de equipo pequeño pero con jugadores aguerridos e incapaces de salirse del guión establecido por el jefe: Simeone. Los jugadores reciben misiones concretas. Así que cada cual sabe a qué atenerse... En los momentos críticos y decisivos, cuando el equipo rojiblanco pasa por ratos de mal juego y resultado, surgen los aficionados con sus clásicos cánticos... Orfeón que dirige El Cholo Simeone. Pero de nada les valdría esas muestras de ánimo a los futbolistas colchoneros sin el concurso de Griezmann. Extraordinario jugador. Aunque ayer su presencia en un momento determinado, exitosa por cierto, no le bastó a su equipo para ganar la eliminatoria.

Leganés-Madrid. Debo decirles que llegué a este partido saturado de fútbol. Aunque esperanzado con que el Madrid fuera capaz de alegrarme las pajarillas con su juego, y así darle un regate al cansancio que me ha producido siempre ser espectador, y perdonen que redoble el tambor, de dos encuentros seguidos. Que si quiere arroz, Catalina. Pues pronto me fue embargando una serena irritación por ver cómo transcurrían los minutos sin que Vinicius, el jugador más adelantado de su equipo, fuera asistido por Isco; quien estaba situado, cual segundo delantero, por detrás del brasileño. El primer balón que tocó Vinicius fue en el minuto 29. Cuando es ya archiconocido que, gracias a su velocidad, remitirle la pelota a los espacios vacíos es sinónimo de peligro inminente para sus rivales. Sobre todo contra una defensa de cinco a la que hay que desbordar en carrera y a ser posible por esos huecos que se producen entre laterales y centrales. Arma decisiva que deberá primar en el partido frente al Sevilla. Encuentro de suma importancia -verdad de Perogrullo- y donde ganar está por encima de pamplinas de la calle Mina.











Isco y Marcelo no están en condiciones de jugar

Yo no he visto a ningún entrenador que tire piedras a su propio tejado. Se pueden equivocar, claro que sí; pero nunca incurrir en negligencia por tozudez o porque le haya cogido aversión a cualquier futbolista. Santiago Hernán Solari, amén de soportar la enorme presión que lleva consigo entrenar al Madrid, está siendo asaetado a preguntas por el ya conocido como 'caso Isco'. Todas ellas tratando de sacarle de sus casillas. Pero el entrenador argentino no pierde la paciencia... Sino que se muerde la lengua para no perder los estribos.

En el Estadio de Butarque se han visto las razones por las que su entrenador apenas cuenta con él. Frente al Leganés, Isco disfrutó de todas las ventajas para haber salido airoso de la prueba. Y, si embargo, no supo aprovecharlas. No hizo nada de mediapunta ni tampoco como falso delantero centro. Falló un gol cantado y dio muestras evidentes de estar en pésimas condiciones físicas. Se ganó a pulso ser sustituido por Cristo. Eso sí, mañana Solari volverá a ser acusado de tenerla tomada con el jugador nacido en Arroyo de la Miel.

Solari decidió colocar a Reguilón como lateral y a Marcelo por delante para ver si el brasileño era capaz de subir y bajar por ese costado. Una prueba que, de haber cumplido el brasileño como mandan los cánones, le habría servido al entrenador para repetirla el domingo ante el Sevilla. No olvidemos que el equipo hispalense ataca casi continuamente por ese costado, con enlaces permanente entre Navas y Sarabia. Pero Marcelo volvió a las andadas. En esta ocasión, además, ni defendió ni atacó. El sacrificado fue Reguilón. Lo que desconozco es si fue por lesión.

Vinicius fue situado como único delantero contra tres centrales. Y tuvo que esperar hasta el minuto 28 para que le pasaran un balón. En el 29' llegó la ocasión más clara de gol para el Madrid: pero Isco la desperdició. El Leganés obtuvo su gol por medio de Braithwaite cuando se había jugado media hora de partido. Y a partir de ahí buscó con ahínco el segundo tanto. Y lo hizo sin buen juego pero con mucho entusiasmo.

La segunda parte fue anodina. Animada solamente por algunas jugadas de Vinicius por la banda. Tampoco la salida de Cristo por Isco aportó mucho al juego del Madrid. Ceballos pasó inadvertido e Ibrahim estuvo a punto de batir a Cuéllar en los pocos minutos que jugó. Aunque bien es cierto que el Leganés pudo marcar cuando el partido estaba dando las boqueadas. Dispuso de tres ocasiones. Las cuales desbarató Keylor Navas. En suma, el Madrid sigue adelante en la Copa. En un partido en que Isco y Marcelo volvieron a dar muestras de no estar en condiciones.

martes, 15 de enero de 2019

Alcalde: deje de contarnos penas

Nuestro alcalde fue entrevistado hace ya varios días. Entrevista leída por mí en su momento. Y de la que saqué mis conclusiones. Las cuales me indujeron a pensar que no merecía la pena sacarle punta a casi nada de lo que dijo. Pero hete aquí que, tras releerla hoy, he decidido dedicarle este espacio sin ánimo de censura pero sí de recordarle que los ciudadanos no desean votar a quien, recién cumplidos 66 años, dice ser persona mayor, que ha perdido condiciones físicas, que se le notan los años, y que está en edad de alto riesgo. 

Yo no sé quién será el asesor político de Juan Vivas, ni me interesa; mas bien haría nuestro alcalde en darle la boleta por aconsejarlo erróneamente. Un candidato a unas elecciones, aunque lo sea de una ciudad pequeña y lleve la friolera de 18 años subido en la cresta de la ola del ordeno y mando, con todo su clientelismo funcionando por medio de agasajos diversos y colocaciones a dedo, debe mostrarse radiante y hasta jugando, a veces, un partido de fútbol entre solteros y casados en las instalaciones deportivas de la Federación de Fútbol de Ceuta.

Tampoco estaría mal que el candidato se montara, con matrimonios amigos, una fiestecita donde sonara a todo trapo el Hey Macarena. Con el fin de darle movimiento al esqueleto. Que tampoco creo yo que corra peligro de quebrarse. Los votantes, como la gente en general, no desea que su candidato preferido les cuente que se siente achacoso, débil, enfermizo... Y, seguidamente, remate la lúgubre revolera con un me gusta lo que hago, tengo experiencia, y quiero continuar... Contradicción innecesaria, claro que sí; pues lleva implícita una dosis de soberbia: soy el político más necesario para dirigir los destinos de mi tierra.

También me deja petrificado nuestro alcalde cuando declara lo  mucho que le gusta que las personas le digan lo que sienten... Sin reprimirse por estar ante él. Así que en cuanto salgo de mi asombro, los recuerdos almacenados en la alacena de mi memoria, relacionados con problemas vividos a su vera, pugnan por salir a escena todos en tropel. El primero de ellos data de cuando yo fui director de la Escuela de Fútbol, siendo empleado del entonces llamado Instituto Municipal de Deportes

Ocurrió que un día le dije una verdad más grande que la Catedral de Burgos y tuve que abandonar mi empleo con celeridad. Aunque debo decir que Vivas, entonces, no era alcalde. Pero mandaba tela marinera al frente de PROCESA. Y era mi jefe más directo. Luego, siendo el directivo más importante de la Agrupación Deportiva Ceuta, tampoco dudé en contarle verdades... Y salí trasquilado. Aquellas verdades acabaron, desgraciadamente, convertidas en desgracias que bien pudieron evitarse. O al menos paliarse. 

En lo tocante a lo que se escribe en los medios, nuestro alcalde se declara firme defensor del editorial, de la columna y de los análisis políticos. Y no de las cosas que le dicen que se dicen de él. Me imagino que será en los foros. Y me viene a la sesera, en un amén, lo bien que a mí me habría ido si nuestro alcalde hubiera pensado lo mismo cuando yo escribía en la contraportada de un periódico local. 

En fin, señor Vivas, en vista de que carezco de pelos para cumplir con ese trámite de echar pelillos a la mar, me alegro de que haya cambiado tanto con el paso de los años. Y en vista de que usted agradece que se le diga lo que los ciudadanos sentimos, y además nos aconseja que lo hagamos sin cortapisas, le diré que no queremos que nos cuente usted penas. Necesitamos alegrías. La mejor terapia para que se pueda votar a su partido.



lunes, 14 de enero de 2019

Desde mi atalaya


La velocidad debe ser el arma principal del Madrid era el título de lo escrito por mí el jueves pasado. En el cual reconocía que Santiago Hernán Solari tenía por delante una tarea ardua, espinosa, complicada. Por mor de las lesiones de muchos jugadores. Cuyos nombres fui enumerando. Y no tuve el menor inconveniente en recordarle la necesidad que tenía de ganarle al Betis y luego al Sevilla en el Bernabéu. Por causas obvias y que fui especificando. Aunque tuviera que imponer un rigor defensivo de equipo menor, amparado en la velocidad del contragolpe. En lo tocante al aspecto defensivo, el Madrid cumplió perfectamente su cometido en la primera parte. Cierto es que le vino como anillo al dedo el gilifútbol exhibido por el equipo verdiblanco. En lo concerniente a buscar con celeridad el marco defendido por Pau López, Solari acertó plenamente al situar a Vinicius como media punta. Liberándole del encorsetamiento que suele causar actuar orillado a una banda. Y el brasileño respondió magníficamente, mientras estuvo jugando Benzema. Cuando dejó de hacerlo el Madrid pasó por momentos muy difíciles.

Reguilón. Debutó en el primer equipo con éxito. Mostrando cualidades necesarias para hacerle ver a Marcelo que su titularidad estaba en peligro. Pronto descubrimos su gran oficio, basado en la sobriedad. La cual le impide, entre otras cosas, atacar por sistema, dejando brechas por su banda y poniendo en apuros a compañeros que han de multiplicarse para corregir semejante anarquía. Tuvo la desgracia de lesionarse. Ayer, en el Villamarín, lo vimos jugando bajo el sistema de tres centrales. Y no estuvo tan acertado como el día que debutó. La explicación es bien sencilla: Reguilón se encuentra más a gusto integrado en una defensa de cuatro y viendo el fútbol desde más atrás. Aun así, en vista de que no cometió desatinos impropios de un lateral, ayudó a que Sergio Ramos mejorara actuaciones pasadas. Con Reguilón tiene el Madrid un lateral solvente. Y además zurdo. Lo cual no es moco de pavo. Puesto que escasean en el mercado futbolístico. Lo que no debe ser es que se fijen nada más que en sus carencias para empequeñecerlo ante Marcelo. Quien, por supuesto, habrá tomado nota de la advertencia de Solari.

Marco Asensio. Año 2017. Mes de mayo. El futbolista balear estaba jugando de manera tan brillante como para ser uno de los más admirados por parte de los aficionados madridistas. Daba gusto verle actuar en cualquier demarcación y sobre todo culminar las jugadas. Era, sin duda alguna, un peligro constante para sus rivales. Y a mí, que no soy muy dado a elogiar porque sí, se me ocurrió decir de él que era un clásico. Y lo expliqué de tal guisa: el adjetivo se lo ha ganado a pulso el jugador nacido en Mallorca. Y lo llamo clásico porque  no creo que su labor de hoy pueda ser mejorada. Por estar convencido de que no se puede jugar mejor ni con más eficiencia. Anduvo Marco Asensio por el césped con esa sencillez de quienes aunan el sosiego con el conocimiento del juego y la suficiente condición física para mostrar unas cualidades con la claridad de los elegidos. Es decir, que actúa con una naturalidad pasmosa. Y asombra, claro que sí; puesto que se hace tirabuzones con las dificultades. Pues bien, Marco Asensio, hace ya la tira de tiempo, principió a dar muestras de una abulia incomprensible. Y si no enmienda yerros, cuando se recupere de la lesión que padece, nos habrá defraudado a cuantos creemos en él. La recuperación del jugador mallorquín es un reto que debe afrontar Solari.








Victoria de mucho valor del Madrid

Apostó Solari por jugar con el sistema de tres centrales, dos laterales de largo recorrido, dos mediocentros, dos delanteros escalonados y Modric por detrás de ellos y vigilando a Carvalho. El Madrid trató de combatir los ataques del Betis mediante defensa adelantada y practicando el fuera de juego. Lo cual suponía un riesgo enorme, debido a que no es equipo ducho en tales menesteres. Y, por si fuera poco, Benzema y Vinicius, como adalides de la presión, fueron un incordio continuo para el conjunto verdiblanco.

Daba gusto ver a Benzema buscando los espacios libres y a Vinicius haciendo  de asistente del francés. Faceta del brasileño que desconocíamos. Así que también se ha revelado como un extraordinario segundo delantero. El Betis, mientras tanto, rizaba el rizo con su estilo de juego. Y, claro, no daba pie con bola. Así que llegó el golazo de  Modric en el minuto12. Y hasta pudo el conjunto dirigido por Solari obtener el segundo tanto. Pero Valverde falló lamentablemente cuando estaba en las mejores condiciones para batir a Pau López.

Cuando la primera parte estaba dando las boqueadas se lesionó Benzema. Y su baja, en vista del gran momento de forma que atraviesa el delantero, le sentó al Madrid como un tiro. Pues a Cristo, jugador del Madrid Castilla, con un gran futuro, le pudo el escenario. Así que Vinicius se quedó más solo que la una como atacante. El Betis, por supuesto, se aprovechó de la situación. Y dominó el partido durante treinta y tantos minutos. Dirigido por Canales. Quien obtuvo el premio del gol (73'). 

Solari no dudó en cambiar el sistema de juego. Del 3-5-1-1 pasó al 4-4-2. Ceballos sustituyó a Reguilón e Ibrahim a Valverde. Se produjo una reacción y se obró el milagro: falta a pocos metros del área grande contra el Betis. Y Ceballos le pidió a Ramos que le otorgase la oportunidad de probar fortuna. Ramos (por cierto, buen partido el suyo) le dio la venia y el exbético marcó un gol que vale su peso en oro. Por muchos motivos. 

El Madrid estaba obligado a ganar en el Villamarín. Y lo ha hecho con un equipo parcheado en todas sus líneas, motivado por el número de lesionados que tiene. Como también necesita ganarle al Sevilla en el Bernabéu. Frente al Betis, por tanto, no cabía exigirle al equipo merengue un juego exquisito, acorde con su categoría, sino la consecución de los puntos. Y los ha logrado luchando como pocas veces lo había hecho esta temporada.  

El partido del Madrid frente al Betis ha dejado, además, la sensación de que Solari podra formar un gran equipo cuando se recuperen los lesionados. Eso sí, basando su juego en la velocidad. Pues jugadores tiene para apostar por ese cometido. Ya que Vinicius ha dado muestras evidentes de que como mediapunta es mejor incluso que actuando orillado a una banda. En suma, que el Madrid ha ganado tres puntos de mucho valor. Aunque haya tenido que defenderse, en la segunda parte, como un equipo menor. Como mandan los cánones cuando la ocasión lo requiere.











sábado, 12 de enero de 2019

Mi paso por el Racing Club Portuense

El equipo de mi pueblo -El Puerto de Santa María- cumplió 90 años de historia en febrero de 2018. Según viene en la nota que me ha enviado un amigo portuense. Y para conmemorar tan dilatada trayectoria deportiva quedo enterado de que un periodista, tenido por 'racinguista', ofreció a los asistentes al acto celebrado en el incomparable marco de las Bodegas de Mora de Osborne, una conferencia al respecto. 

Conferencia tan incompleta como para considerarla rácana. Por más que el señor Morales se escudara en lo joven que es. Lo cual no debió ser obstáculo para contar lo que sucedió -en la temporada 70-71- en el Campo de Eduarto Dato. Pues tiempo tuvo de informarse de los últimos hechos que se produjeron en ese escenario al cual yo iba ya con siete años, lloviera o venteara. De ahí que mi ser del Racing Club Portuense ha perdurado en el tiempo.  

Le cuento, señor Morales: en la temporada 70-71 el Portuense estaba a punto de perder la categoría cuando fui llamado para sustituir a Ventura Martínez: magnífica persona y gran entrenador. Aquel grupo de Tercera División estaba compuesto por equipos de mucha categoría. Verbigracia: Murcia, Cartagena, Jaén, Melilla, Linares, Ceuta. Badajoz, Eldense, Triana Balompié, Ilicitano... Pero gracias a jugadores como García, Arenillas, Matas, Santi, Salmerón, Pérez-Ferez, Obregón y, sobre todo, Manolín, se logró la permanencia. Con holgura, además.

Pero hay más, señor Morales, en el 'viejo Dato', campo al que yo iba cogido de la mano de mi padre, contra viento y marea, se jugó el último partido frente al Cádiz entrenado por José Antonio Naya.  Partido amistoso. Y tuve la enorme satisfacción de ser paseado a hombros por mis jugadores. Como premio, según ellos, a la labor realizada en apenas tres meses.

Aquella tarde inolvidable, Antonio Torres Santiago, siempre recordado, no dudó en decirme que estaba deseando verme dirigir al equipo en el Estadio José del Cuvillo. Que se inauguraba en agosto de ese año. Pues bien, ni él pudo asistir a esa ceremonia, desgraciadamente, ni yo sentarme en el banquillo de ese estupendo escenario. Porque Bernardo Sancho -presidente- se opuso a mi continuidad.

Tampoco me resisto a comunicarle, señor Morales, que regresé como entrenador al equipo de mi pueblo, transcurridos siete años. Sí, señor conferenciante. Y lo hice para enderezar el rumbo de un Portuense que había esta dando tumbos todo ese tiempo. Es decir, salvándose del descenso por los pelos. Y sabiendo de antemano que el presupuesto para fichar jugadores era de una modestia que asustaba. Aun así, acepté la oferta que me hizo Antonio Miranda (q.e.p.d.) Desechando ofrecimientos mejores. Pues ya me había ganado sobradamente un sitio destacado en el escalafón de entrenadores.

Debo decirle, además, que durante tres temporadas mantuve al equipo entre los mejores de su grupo. En la primera, cuando sólo ascendían a Segunda División A los dos primeros clasificados, nos quedamos a un punto del ascenso. Ascenso que no logramos por causas inconfesables. También fuimos capaces de enfrentarnos en la Copa del Rey al Atlético de Madrid. Le recordaré las temporadas para que las pueda mantener alojadas en la alacena de su memoria: 79-80-80-81-81-82. Y, por si acaso, le diré que fui yo quien decidió marcharse.








En El Puerto de Santa María, mi pueblo, ser del Racing era -no sé si lo seguirá siendo- la mejor credencial para darse pote de ser porteño o portuense. Pues valen ambos gentilicios. El Racing Club Portuense cumplió 90 años de historia en febrero de 2018. Según viene en la nota que me ha enviado 



viernes, 11 de enero de 2019

Mujeres

Escribir sobre las mujeres en los momentos actuales es, sin duda, exponerse a que alguien se sienta ofendido u ofendida. Máxime cuando hay hombres que matan. Una minoría capaz de hacernos olvidar que la mayoría está de acuerdo en pensar que, sin las mujeres, el mundo no sería más que desorden y confusión; es decir, un caos.

Yo he vivido rodeado de mujeres en mi niñez y las he visto luchar denodadamente por la cohesión del grupo familiar. Y sobre todo haciendo milagros con las cuatro perras que ganaba el hombre en aquel tiempo, repleto de penuria. Años de posguerra en los cuales había tipos que cometían actos violentos contra las mujeres, además de gastarse gran parte de la soldada recibida en borracheras denigrantes. Maltratadores, conviene decirlo cuanto antes, que estaban en minoría ante los hombres cabales. 

Eso sí, frente a las situaciones penosas, a los conflictos afectivos, a las rivalidades personales, las mujeres zanjaban, reaccionaban, actuaban... Acorde a las circunstancias de unos tiempos que ojalá nunca más vuelvan a repetirse. Mostraban su olfato, sutileza, sexto sentido. Brujeaban... No les quedaba más remedio que adelantarse a los acontecimientos. 

No cabe la menor duda de que fueron ellas, las mujeres, las que sacaron adelante los hogares donde reinaba una escasez convertida en hambre canina. No hay cosa más trágica que oír el llanto de un niño pidiendo comida. Las mujeres demostraron una resistencia física que acabó con el viejo mito de la Dama de las Camelias. Dieron pruebas evidentes de ser duras ante el dolor. Mostrándose vigorosas. 

Yo las recuerdo trabajando de pie cuando esperaban un hijo. Y, siendo ya adolescente, me preguntaba: ¿cómo pueden las mujeres trabajar así? Hasta que llegué a la conclusión de que fisícamente son más fuertes que nosotros; si no, la naturaleza no les habría reservado el principal papel de la supervivencia: traer los hijos al mundo.

Un amigo mío, de cuando íbamos juntos al Colegio de la 'Pescadería', solía decirme que si los hombres se quedasen embarazados, la especie humana habría desaparecido hace mucho tiempo. Pues cada generación habría sido dos veces menos numerosa que la precedente. Verdad incuestionable. Los hombres que matan -o maltratan a las mujeres- han logrado que no sea fácil ser hombre en los tiempos que corren.




jueves, 10 de enero de 2019

La velocidad debe ser el arma principal del Madrid


Tras el partido del Madrid en Villarreal dije que Santiago Hernán Solari no había tomado las decisiones necesarias para haber evitado el empate del equipo castellonense. Las más importantes fueron no impedir la anarquía de Marcelo, en todo momento desbordado por Samu, y también dejar que Isco, durante el tiempo que jugó, recorriera el campo a su libre albedrío. No dudé en proclamar que el técnico argentino había tenido una actuación repleta de desaciertos; máxime cuando tampoco evitó, entre otras cosas, el pésimo rendimiento de Casemiro y las facilidades otorgadas a Cazorla por parte de Carvajal.

Creo que Solari, a quien considero un tipo inteligente, nunca olvidará que en el Estadio de la Cerámica sufrió obnubilación. Esa incapacidad de pensar con claridad que suele apoderarse de los entrenadores en cualquier momento. Todos los que nos hemos dedicados a este oficio sabemos que hubo partidos en los que bien se nos pudo decir que habíamos quedado peor que la Chata de Cái. O que Cagancho en Almagro. Y lo mejor del asunto es reconocerlo a tiempo. Para no cometer los mismos errores. Y mucho menos en el Madrid... Por cuestiones obvias.

Solari tiene por delante una tarea ardua y compleja... Pero bendita tarea. En estos momentos, en los que las lesiones han dejado fuera de concurso a Marcos Llorente y Bale, Marco Asensio, Mariano, Kroos, Courtois, y Lucas Vázquez, por sanción, las dificultades aumentan para él. Pues está obligado a formar un equipo capaz de medirse con autoridad frente al Betis y Sevilla. Dos conjuntos formidables, sin duda alguna; pues vienen dando pruebas evidentes de serlo con la regularidad exigible a sus magníficas plantillas. Dos equipos con estilos futbolísticos diferentes y a los que el entrenador madridista está obligado a minimizarlos.

Son partidos que, en caso de ganarlos, servirán de estímulo a los jugadores del Madrid para afrontar otras competiciones con el convencimiento de que pueden salir victoriosos. Son ellas la Copa del Rey y la Champions League. Sin olvidar que el equipo merengue debe quedar clasificado entre los cuatro primeros de La Liga Santander. Y a partir de ahí, es decir, si Solari consigue superar semejantes escollos, tendrá tiempo suficiente para caer en la cuenta de que puede acabar la temporada dirigiendo a un conjunto en el cual prime la velocidad.

La velocidad en todos sus aspectos. Por ser valencia física primordial en el fútbol. Y, basándose en ella, podrá Solari confeccionar un equipo sensacional. Un conjunto capacitado para que con los pases precisos, ni uno más pero ni uno menos, gane los partidos y encandile a los aficionados con un estilo de juego vertiginoso. Aunque para tal menester habrá de convencer a Bale de que actúe en el sitio preciso. A fin de que sus cualidades se vean desde los chirlos mirlos. Más o menos donde el viento da la vuelta.

Que Vinicius siga entusiasmado y convencido de que ha de continuar siendo un bólido. Y, naturalmente, si Brahim Díaz es tan rápido y tan hábil como nos han dicho, otorgarle una demarcación desde la cual pueda aprovecharse de los espacios libres que deja a cada paso la labor de Benzema.  Siempre y cuando no haya un delantero que sea un incordio y marque goles.

Ahora bien, esa posibilidad de basar el estilo del juego del Madrid en la velocidad -ora en contragolpes, ora en presiones altas, ya en repliegues intensivos para recuperar el segundo aliento- debe estar respaldada por una firmeza defensiva donde los ataques por sistema de los laterales no perjudiquen el orden del equipo. Y, naturalmente, que el escudo de la defensa, el mediocentro defensivo, acuda presto allá donde se necesite de su manguera para cortar el fuego enemigo. Algo que ha olvidado Casemiro. Y donde Marcos Llorente brilló con luz propia.

Frase

Dadme un equipo compuesto por jugadores veloces y lo ganaré todo.   










Vinicius tiene duende

Me quedo con la acepción del diccionario en la que se nos dice que duende es ese ser fantástico de los cuentos al que se atribuye unas veces forma  de un hombrecillo viejo y otras de un niño, el cual, con sus travesuras, unas veces ayuda a los hombres y otras les hace jugarretas. El Vinicius niño terminó briboneando a los defensas del equipo pepinero, en la segunda parte.

Más conviene decir que no era precisamente el Leganés el equipo ideal para que el brasileño impusiera su estilo de juego, basado en correr a los espacios libres como una exhalación en pos del balón para desequilibrar a sus rivales. No en vano el 'Lega' es un conjunto que se defiende en bloque y que trata por todos los medios de que Cuéllar tenga poco trabajo. 

En la primera parte, debido a la sobriedad defensiva del equipo dirigido por Mauricio Pellegrini, sólo vimos de Vinicius su entusiasmo. Y también pudimos comprobar, una vez más, que el Madrid necesita, cuanto antes, contar con un jugador que sea capaz de aprovecharse de los espacios libres creados por Benzema. Puesto que ni Ceballos ni Valverde, jugando como interiores, tampoco fueron capaces de aprovecharse de la labor que viene realizando el jugador francés como delantero falso.

Comenzó dominando el equipo merengue gracias a lo activo que estuvieron Odriozola y Lucas Vázquez. Ambos fueron oradando la muralla defensiva del CD Leganés. Pero los centros de ambos nunca encontraban rematadores. Ya que Benzema no podía estar en misa y repicando. Sin embargo, el Leganés, que se distingue por sacarle buena renta a las jugadas a balón parado y a los contragolpes, pudo batir a Keylor en varias ocasiones. Pero ni Braithwaite ni El Zhar acertaron  en sus remates.

El gol de Ramos, de penalti, en el minuto 43, dio alas al Madrid para comenzar la segunda parte con nuevos bríos y mejor fútbol. Aunque seguía careciendo de remate. Por más que por la banda derecha seguían trabajando a destajo los ya citados Odriozola y Vázquez. También Vinicius fue a más. Puesto que el trabajo sobrio y esforzado de Reguilón le permitía correr más hacia adelante que hacía atrás. Lo cual no sucede con Marcelo.

Lucas Vázquez marcó el segundo gol y Vinicius el tercero. Y como había intervenido en la jugada del segundo, el público despidió al brasileño, cuando fue sustituido, con una clamorosa ovación. El duende de Vinicius consiste en ser inquieto, bullicioso, juguetón... Pero siempre apoyado en su descomunal velocidad para desbordar a sus marcadores y buscar el gol con prontitud.

En fin, que el Madrid ha dejado encarrilada la eliminatoria. Aunque insisto: necesita un segundo delantero capaz de aprovecharse del estilo de juego que viene mostrando Benzema. Y, naturalmente, es necesario que Casemiro supere la lentitud con que se viene empleando. Valverde promete. Isco, Cristo y Brahim jugaron los últimos minutos.   















 

martes, 8 de enero de 2019

Lo que me molesta es la insistencia

Durante las fiestas pasadas, dediqué parte de mi tiempo a leer, una vez más, El dardo en la palabra de Fernando Lázaro Carreter. Y lo hice con la misma ilusión e interés que el primer día. Del cual hace ya muchos años. Y en el dardo, titulado Santuario, volví a encontrarme con la siguiente anécdota.

Se cuenta que el último rey de Portugal, don Manuel II, habiendo preguntado a su ayuda de cámara el nombre de un embajador hispanoamericano cuyas cartas credenciales debía recibir aquel día, se encontró con la resistencia del palaciego a decírselo: "Majestad, no sé si debo...". Pero la orden del monarca venció el púdico temor, y con un desmayo de voz, le dio el nombre: "Se llama Raúl Porras y Porras". Y ya sabemos que Porras significa el miembro viril en portugués.

No es difícil imaginar  -sigue contando don Fernando- el porqué de aquel melindre. Y se cuenta que el desdichado rey, a quien la dignidad de la corona obligaba a permanecer impasible en los trances graves, se limitó a comentar: "Lo que me molesta es la insistencia". Esto es lo que me sucede a mí en relación con Isco Alarcón y la prensa. 

Por cierto, como soy madridista desde que vestía pantalones cortos, me agradaría sobremanera que Isco fuera tan grande jugador como nos dicen, con tenacidad y frecuencia, para que mi equipo volviera a la senda de los triunfos cuanto antes. Pero ¡que si quieres arroz, Catalina! Y no creo que Solari esté prescindiendo de él porque le tenga ojeriza. Y mucho menos cuando las lesiones han mermado la plantilla. 

De momento, Vinicius dio un paso al frente ante la Real Sociedad. Y lo hizo mostrando sus cualidades: velocidad, desparpajo, entusiasmo y deseos evidentes de llegar al marco contrario sin demora alguna. Y, por si fuera poco, aparece en escena Brahim Díaz: un joven malagueño, procedente del Manchester City. A quien nunca he visto jugar. Aunque dicen de él que podría ser el mediapunta del cual tan necesitado está el Madrid. Dos jugadores con la edad en la boca y con los que habrá que ser pacientes en ocasiones.

Dos futbolistas, repletos de ilusiones, que a buen seguro le van a disputar el puesto de mediapunta a Isco. Y será así, si nada lo impide, porque el jugador nacido en Arroyo de la Miel no ha sido capaz de hacerse en propiedad con esa demarcación de segundo delantero, cuando los entrenadores confiaban ciegamente en él. Mientras él se dedicaba a ir de un lado para otro sin ton ni son.

Frase

Muchos jugadores estupendos se estropearon porque se dedicaron al arte. 

lunes, 7 de enero de 2019

La sonrisa de Solari se ha convertido en una mueca de sufrimiento

Ser entrenador del Madrid es la máxima aspiración de cualquier técnico. Por mucha fama que éste haya adquirido por sus éxitos en otros clubes prestigiosos. ¡Ahí es nada adornar el historial con semejante vitola! Aunque en su fuero interno esté convencido de que el cargo lleva consigo un potro de tormento.

En ocasiones, por cuestiones imprevistas, quienes fueron contratados para dirigir al considerado mejor equipo del mundo, por ser el más laureado, carecían de historial notable como futbolistas y también como técnicos. Algunos nombres almaceno en la alacena de la memoria. Pero me resisto a mencionarlos por considerar que no hacen al caso.  

Quienes, aun careciendo de esa fama a la que he aludido, tuvieron la enorme suerte de estar en el sitio y momento justo para que les ofrecieran ocupar tan principalísimo puesto, hubieron de apechugar con esa absurda idea relacionada con que no serían respetados por sus jugadores, debido a su corto o nulo bagaje como profesionales del deporte rey.

Recuerdo que de Zidane (poco valorado como técnico que no había deslumbrado en el Real Madrid Castilla) se dijo que los jugadores aceptaban sus órdenes por haber sido una figura indiscutible del fútbol mundial. Y, bajo esa cantinela, el Madrid fue ganando títulos. Tantos como para sorprender a ZZ. Puesto que él sabía perfectamente que algunos jugadores estaban deslizándose ya por la ladera de la decadencia más absoluta. Así que no dudó en tomar las de Villadiego. Sabia decisión...

Santiago Hernán Solari fue el elegido para suplir al destituido Julen Lopetegui. El argentino fue jugador notable en el Madrid y también estaba ejerciendo como técnico en el Real Madrid Castilla. Sin resultados rimbombantes. Imagino que el día que se lo comunicaron debió pensar que ya estaba tocando el cielo con las manos. Primer paso para poder convertirse en una estrella permanente de los banquillos.  

El lenguaje corporal de Solari en los primeros días, dirigiendo a su equipo, delataba la felicidad que lo embargaba. Y hasta fue tomando decisiones que parecían necesarias. Reguilón y Marcos Llorente fueron saliendo a escena para demostrar que están capacitados para ser titulares. Ambos se lesionaron cuando más los necesitaba su equipo. Prescindió de Keylor Navas. Prueba de fuego para el entrenador. Como también lo viene siendo la suplencia de Isco Alarcón.

Ahora bien, no ha sido capaz hasta ahora de cantarle las cuarenta a Marcelo. Y a partir de ahí exigirle que deje de jugar a su aire. Tampoco ha dado todavía con la tecla para acabar con la sequía goleadora de su equipo. Quizá porque aún no se ha percatado de que si se juega con un delantero falso, caso de Benzema, no tiene más remedio que contar con los servicios de otro delantero situado en condiciones de aprovecharse de los espacios libres que deja el futbolista francés.

Al parecer, y ya era hora de que sus compañeros se dieran cuenta de ello, si a Vinicius se le juega a los espacios libres, puede ser ese arma desequilibrante que el Madrid viene necesitando. Lo digo con la cautela obligada cuando se opina sobre un jugador tan joven como es el brasileño. Debido a las irregularidades que se puedan ir produciendo por su edad.

Lo que sí es cierto que la sonrisa de Solari se ha convertido ya en una mueca de sufrimiento por la responsabilidad adquirida. Es el precio que el argentino está pagando por haber tocado el cielo como entrenador. Un gran logro... Aunque esa situación, carente de éxitos, será una tacha en su historial como técnico. Así que habrá de imponer sus ideas y sobre todo prescindir de quienes se nieguen a cumplirlas.

Nota: A buenas horas mangas verdes los periodistas se enteran de que todos los equipos que se enfrentan al Madrid deciden atacar por la banda de Marcelo y Ramos.






domingo, 6 de enero de 2019

Al Madrid le han perdido el respeto árbitros y rivales

La Real Sociedad comenzó el partido atacando por el lado izquierdo del Madrid. Pues es harto conocido que Marcelo y Ramos tardan un mundo en enterarse de que la pelota ha empezado a rodar. Semejante desatención la aprovechó Merino para internarse en el área. Y allí lo derribó Casemiro: cuya condición física es pésima. Montero Munuera indicó penalti. Y Willian José batió a Courtois

A partir de ahí el árbitro andaluz  perjudicó al Madrid en dos ocasiones: no quiso ver el derribo de Rulli a Vinicius en el área, y la mano intencionada de un jugador donostiarra que debió ser sancionada con tarjeta amarilla. La cual, por ser la segunda, exigía su expulsión. Eso sí, acertó plenamente enviando a Lucas Vázquez a los vestuarios. Por dos tarjetas amarillas. Corría el minuto 60 y el Madrid se quedaba en inferioridad manifiesta.

No cabe la menor duda de que el árbitro jiennense, Montero Munuera, podrá presumir entre sus amigos de que él arbitra en el Santiago Bernabeú como si lo hiciera en el patio de su casa. En fin, que al perro flaco... ya saben ustedes lo que le sucede. Flaco servicio le está haciendo a su equipo Marcelo. Por más que Valdano dijera del brasileño: "Marcelo no negocia su estilo aunque le den palos". Y acabó diciendo que el lateral había estado impecable. Seguro que habrá alguién que ya le haya regalado las gafas correspondientes.

A pesar de ser un equipo descompuesto en todos los sentidos y carente de gol, el Madrid tuvo muchas ocasiones para batir a Rulli. Gracias a Vinicius. Cuya actuación ha llenado de esperanza a los aficionados madridistas. Su velocidad endiablada y su deseo de llegar al marco contrario, cuanto antes, han calado hondamente en el Bernabéu. Ojalá que los técnicos sean capaces de conducirlo por la senda adecuada para recoger los éxitos. Ha sido, sin duda alguna, lo único destacable del equipo merengue. 

Vinicius, que había venido generando mucha expectación, nunca antes había logrado convencernos de que puede ser un futbolista excepcional. Y ha sido gracias a que su entrenador, incapaz de meter en vereda a Marcelo, por ejemplo, no ha dudado en darle la oportunidad en un partido en el que toda la prensa reclamaba la presencia de Isco Alarcón. Por cierto, me ha producido grima ver a Isco corriendo a la par de Oyarzabal. Cuando el partido estaba dando las boqueadas. Demostración palpable de que no puede ni con las botas.

En fin, que el Madrid es un equipo sin luces en estos momentos. Un conjunto desnortado. Repleto de vicios crónicos. Y por más que hoy haya tratado de poner toda la voluntad habida y por haber, amén de carecer de gol, se ha encontrado con un rival que le ha perdido el respeto y con un árbitro que llegó al Bernabéu dispuesto a demostrar que el arbitra en ese escenario como en el patio de su casa. Del partido nos queda, claro que sí, la esperanza de que Vinicius se haga grande.














sábado, 5 de enero de 2019

Desde mi atalaya

Levante-Gerona. Minuto 58. José Luis Morales Nogales, conocido por el sobrenombre de El Comandante, hace una jugada extraordinaria, culminada con un gran gol. Suena mi teléfono cuando aún están celebrando los jugadores del Atlético Levante Unión Deportiva el tanto del empate. La llamada es de mi amigo Manolo Muñoz. Quien, sin preámbulo, me pregunta: "¿Cómo es posible que Morales tenga menos valedores que Isco Alarcón?". A mí me suena bien lo que dice y le dejo que siga largando acerca de algo que no deja de ser una injusticia. Puesto que El Comandante Morales hace de todo en un equipo modesto. Y además muy bien: ataca, defiende, marca goles, tiene regate en carrera y conduce el balón, desbordando líneas, como si fuera un galgo. 

Español-Leganés. Partido que despierta mi interés por dos razones: la primera, porque estaba deseando ver jugar, una vez más, a Mario Hermoso. Central zurdo. Pues no en vano los grandes equipos no cesan de buscar en el mercado jugadores que manejen la pierna izquierda y que además no tengan alergia a desenvolverse como laterales. Pero mi gozo en un pozo. Ya que el jugador formado en Valdebebas sigue recuperándose de una lesión. La segunda, por comprobar en qué estado de forma se encontraba el equipo madrileño. Por ser el próximo rival del Madrid en la Copa del Rey. Lo que no esperaba es ver a Leo Baptistao deshacerse en lágrimas, por recibir música de viento por parte de los espectadores, tras ser cambiado, por haber fallado dos ocasiones claras de gol. A eso se le llama tener vergüenza torera.

Santiago Hernán Solari ha hecho una defensa a ultranza de sus jugadores y sobre todo de Marcelo, después de lo ocurrido en el Estadio de la Cerámica. Declaraciones diplomáticas y necesarias en un entrenador del Madrid si quiere seguir la línea de la 'Casa Blanca', tan bien representada por Emilio Butragueño. Pero defender la anarquía de Marcelo, poniendo excusas de todo tipo, me parece una tomadura de pelo. Marcelo lleva mucho tiempo jugando a su libre albedrío. A su capricho, vamos. Esto es, atacando por sistema y olvidándose de que es defensa antes que delantero. De hecho, todos los entrenadores ordenan a sus jugadores penetrar por ese costado que ocupa el brasileño. De tal modo que no pocos extremos han logrado hacerse famosos hurgando en ese improcedente proceder del lateral, aunque luego no confirmaran ese éxito frente a defensas cumplidores de su misión.

Isco Alarcón. A Solari le preguntan por qué situó a Isco en la banda izquierda por delante de Marcelo. Cuando lo ideal hubiera sido que jugara de mediapunta. El técnico responde que "Isco es un jugador con tanta calidad que puede jugar en cualquier zona. No tiene por qué ser determinante con la velocidad, puede serlo con la imaginación, con el último pase". Isco, por si lo han olvidado ya, ha jugado en la izquierda con otros entrenadores. Y también de mediapunta. Partiendo desde la banda, siempre ha tardado nada y menos en recorrerse todas las zonas del campo sin el rendimiento apetecido para el conjunto. Cuando lo ha hecho de segundo delantero, no ha dudado  en colocarse por detrás de Kroos, Casemiro y Modric para tratar de dirigir el espectáculo. Conclusión: fiasco total. Puesto que su imaginación no compensa, en la medida necesaria, su carencia de velocidad. Valencia imprescindible en el fútbol. Y sobre todo en la máxima competición. Nadie puede ni debe jugar en el Madrid a base de pinceladas de imaginación. Lo cual no deja de ser una locura que tanto gusta a los exquisitos...

Nota: El presentador de deportes de un telediario nos informa de la lesión que padece Gareth Bale... Y termina su cometido deseando que la baja del galés le sirva a Isco para ser titular. El chauvinismo de los franceses se queda en paños menores si lo comparamos con el de nuestros profesionales de la cosa. 

viernes, 4 de enero de 2019

Mandar es muy difícil

Saber mandar lo es aún más. Verdad incuestionable. Los entrenadores de fútbol, por ejemplo, han de lograr que su voz tenga autoridad dentro de la plantilla. Tarea compleja y que sólo comprenden quienes hayan desempeñado ese cargo durante muchas temporadas. No en vano el fútbol es un deporte de conjunto donde quienes no juegan, o juegan poco, aparecen casi todos los días con el ceño fruncido y el malestar calcado en su rostro. Pero a los que el técnico no está obligado a dar explicaciones diarias. 

La tarea del entrenador es distribuir a sus jugadores en el terreno de juego en la demarcación adecuada a sus cualidades para que cumplan perfectamente con la misión concreta que se les adjudica en beneficio del equipo. A partir de ahí las relaciones con los futbolistas serán siempre las lógicas entre personas que han de compartir muchas horas de entrega, sacrificio, éxitos y derrotas.

La bondad del entrenador consiste en ayudar en la medida de sus posibilidades a cualquier miembro de su plantilla que la requiera. Con el mismo interés con que reclama rendimiento, disciplina y cumplimiento de sus deseos a todos los jugadores que están bajo su dirección. La obediencia a las normas establecidas han de respetarse por encima de todo. Por lo que es preferible que el entrenador gane fama de ser un sargento de hierro antes de ser tenido por un señor demasiado bueno. Lo cual se dice de él cuando los resultados negativos han propiciado que sea destituido de su cargo. 

A los jefes, en este caso estamos hablando de entrenadores, se les exige que logren sacarle el máximo rendimiento a la plantilla que han puesto en sus manos. No que sea un señor con un carácter muy jovial que trate de deleitar a todos los jugadores. Tampoco conviene olvidar lo siguiente: un entrenador ha de explicar teórica y prácticamente la misión que desea de todos sus entrenados cuando salgan al terreno de juego. Y, naturalmente, jamás deberá eludir la responsabilidad que le atañe: corregir acciones innecesarias que dañen la labor del conjunto.

El jugador que se salte a la torera la misión encomendada, causando desequilibrio entre líneas, deberá ser reconvenido por el entrenador. Sin necesidad de alzar la voz. La reprimenda se lleva a cabo sin la presencia de nadie. Aunque si el jugador insiste en hacer lo que a él le dé la real gana, no cabe otra situación que leerle la cartilla delante de los compañeros. Y el siguiente paso sería darle descanso. Sí, ya sé que habrá quienes digan que esa manera de proceder no se estila en los equipos grandes. Donde los jugadores imponen sus criterios.

Pues bien, si Solari continúa permitiendo que Marcelo ataque por sistema (dejando por su costado una brecha más grande que la Catedral de Burgos, por la cual se consagran jugadores como Samu), y si además le permite a Isco que abandone su posición inicial por delante del susodicho Marcelo, para deambular por donde a él le dé la real gana, poco a poco los demás futbolistas irán apuntándose a la indisciplina táctica. Y de él dirán, o sea del técnico argentino, que era un buenazo dominado por las ´vacas sagradas' del vestuario.

El crédito de Solari se ha esfumado

Hay partidos que descubren a los entrenadores. Que nos permiten ver que no son capaces de tomar las decisiones oportunas en los momentos necesarios y sin embargo en menos que canta un gallo empiezan a cometer errores de bulto que les cuestan a su equipo la pérdida de dos puntos sumamente necesarios. Es el caso de Solari.

Las primeras decisiones que el entrenador del Madrid debió tomar en la primera parte son las siguientes: decirle a Marcelo cuatro cosas. Hacerle objeto de reconvenciones merecidas. Cantarle las verdades. Ordenarle que dejara de jugar a lo loco para evitar que Samu no fuera un peligro constante por su banda. Impedir que Cazorla jugando de falso extremo fuera un peligro constante para Courtois. Y, naturalmente, decirle a Casemiro que su labor como escudo de la defensa era nula. Puesto que jamás fue capaz de ayudar por los costados. Tal vez porque está carente de movilidad.

Marcó muy pronto Cazorla. Gracias a una jugada de Samu, aprovechando que Marcelo estaba en Babia. Respondió inmediatamente Benzema. Gracias a un buen servicio de Lucas Vázquez. Pero los castellonenses siguieron atacando por las bandas. Dos auténticos coladeros. Pero fue Varane quien logró el segundo tanto de su equipo. Desgraciadamente se lesionó Bale y se quedó en los vestuarios al terminar la primera parte. 

Los desaciertos de Solari principiaron en la segunda parte. Isco sustituyó al jugador galés. Tal vez convencido el técnico argentino de que el partido reunía todas las condiciones para ganarse las simpatías de quienes piden sin cesar la titularidad del malagueño. Nada que alegar. Pero cometió el error de situarlo por delante de Marcelo. Y, ante la ausencia de Bale, el agujero por esa banda se hizo aún mayor.

Luego llegaron los desacertados cambios: Modric y Kroos fueron relevados. Y el Madrid perdió el norte mientras el Villarreal recobraba la confianza necesaria para darle la vuelta al marcador. Y a punto estuvo de lograrlo. Pues hizo los méritos suficientes para ello. En cambio, el Madrid fue de mal en peor. Hasta llegar a mostrarse como un conjunto sin orden ni concierto. 

El empate con ser malo para el Madrid no es lo peor... Lo peor radica en el desorden que ha exhibido. Un caos representado principalmente por Marcelo. De cuya anarquía hemos escrito muchísimas veces. Algo que ningún entrenador ha sido capaz de corregir hasta ahora. Santiago Hernán Solari tampoco se ha atrevido a ejercer su autoridad. Y, por si fuera poco, hoy ha cometido tantos errores que su crédito se ha esfumado.